LOS ESTUDIANTES PASAN
Sucedió antes de 1940. El
director, un hombre gordezuelo, no muy alto y vestido con traje y corbata, tañía
su violín en el centro del patio con los chicos a su alrededor formados por
clases, una hora antes de salir por las tardes.
Recordé que, luego, había
cantado esa canción algunas veces cuando de improviso me venía a la mente. Y,
súbitamente, entendí que, sin darme yo cuenta, estaba en el tropel de
motivaciones subconscientes de los fines que me he propuesto en la vida.
Aquel director, al que por
alguna innoble razón cambiaron por otro, soso e indiferente, se llamaba Nicanor
Rivera Cáceres. Nunca volví a verlo, pero las canciones que nos enseñaba y nos
hacía cantar en el patio de la escuela me acompañaron siempre. Eran, además de
lindas, sencillas lecciones de moral. Ese hombre fue, tal vez, una
reencarnación de Esopo.
Muchos años después me enteré
que la canción Los estudiantes pasan era un himno de los estudiantes
chilenos escrita alrededor de 1930. Fue una inspiración inmortal que, además de
su mensaje, creo, ha sembrado gratitud en quienes la han comprendido.
(Comentos, 24/12/2022)
Los estudiantes pasan
Letra: Gustavo Campaña; Música:
Javier Rengifo.
Con las alas abiertas que arrancan
de los labios la viva canción.
es el
alma luminosa, es el bravo corazón
que se
vuela locamente tras el sol.
En el
cielo clavados los ojos
por la
ruta de dulce ilusión
vamos
todos invitando
hacia el
reino de la luz
en las
alas de la juventud.
Cascabel, de dulce y claro tintinear,
el corazón nos va diciendo
que hay en toda promesa
un azul y luminosa realidad
que allá en el fondo del camino
esperándonos está.
Que se vuelvan las almas joviales
y que surja en las sombras la luz
y que al ritmo de este canto
bajo el cielo claro, azul,
triunfe el sueño de la juventud.
Adelante
confiados y alegres
sirva el
alma de escudo y pendón
la
sonrisa entre los labios
sea el
gesto vencedor
expresión
de indomable valor.
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