viernes, 21 de octubre de 2011

RÉQUIEM POR JORGE MARIANO CÁTULO CÁCERES-OLAZO

Escribe: Feliciano Padilla
El investigador social Jorge Mariano Cáceres-Olazo Monroy acaba de fallecer en la ciudad de Lima – que se sepa-, sin que haya mediado alguna enfermedad de grave riesgo. Las honras fúnebres se realizaron el 04 de octubre en medio del dolor de sus familiares y amigos. Por tal razón, sus restos descansan en aquella ciudad donde está su familia más inmediata.
Puno pierde, por este hecho, a uno de sus intelectuales más representativos y a uno de los mejores investigadores de su promoción. Nació en la ciudad de Puno en 1943, en el hogar formado por el Dr. Adrián Cáceres-Olazo y la señora Julia Monroy. Fue antropólogo de profesión y doctor en Letras y Ciencias Humanas. Laboró como profesor principal e investigador en la Universidad Nacional Federico Villarreal. Fue, igualmente, docente de otras universidades del país y el extranjero. Escribió y publicó muchos libros y artículos científicos sobre las rebeliones campesinas y la cultura qollavina, en general. La realidad social del Qollao fue el centro de sus preocupaciones, sobre la que puso todas sus energías y talento.
Como profesor de la Universidad Federico Villarreal asumió el liderazgo de un grupo de investigadores que ha dado mucho que hablar en la comunidad académica. Para desarrollar un trabajo brillante y consecuente con sus principios se asimiló a organizaciones científico-sociales de la capital y el exterior. Al conjuro de este espíritu crítico y creador formó generaciones de antropólogos que siguen sus huellas en otras universidades y centros de investigación de reconocido prestigio
Jorge Mariano, como pocos puneños, dedicó toda su vida al estudio de Puno y, como tal, también se incorporó a la Sociedad de Americanistas, cuyos Congresos Internacionales llevados a cabo en México, España, Italia, Francia, etcétera, fueron el espacio exacto donde la comunidad científica testificó su proficua labor sobre la “situación qollavina”, como producto de sus estudios rigurosos en el Archivo General de la Nación, Archivo Regional de Puno, Archivo Arzobispal de Lima, Archivo Nacional de La Paz, Archivo Nacional de España y otras fuentes bibliográficas de gran prestigio y credibilidad.
Nuestro hermano Jorge Mariano es uno de los fundadores de la puneñidad, cuya fuerza interior nos nutre y nos señala el camino para seguir luchando por el desarrollo de Puno. Por eso, no me cabe duda de que se trata del más grande investigador puneño de su generación. Las poblaciones quechuas y aymaras están, también, en deuda con él, porque Jorge Mariano ha sido quien ha abordado el tema de las rebeliones campesinas, casi obsesivamente, haciendo uso de una serie de estrategias de investigación relacionadas con las ciencias sociales, que van desde el método histórico- lógico hasta la teoría de clases sociales.
Puede decirse que, el antropólogo Jorge Mariano Cáceres-Olazo Monroy; el arqueólogo Hernán Amat Olazábal y Augusto Ramos Zambrano, constituyen tres de los intelectuales que han dedicado los mayores esfuerzos para que los puneños nos reconozcamos como sociedad andina y, seamos, reconocidos como tales por el “otro”. Estos estudios, así como los que hicieron y siguen realizando diferentes investigadores peruanos y extranjeros son la base sobre la cual debe levantarse cualquier proyecto de desarrollo. Esa es la función de las ciencias sociales. Quizá el fracaso de muchos de estos proyectos sea porque no se trabaja sobre presupuestos serios y sustentables. Prisioneros mentales de la globalización y sus teorías sociales, en cuyo centro se encuentra el pragmatismo neoliberal, nos hemos acostumbrado a prescindir del conocimiento de nuestro pasado. Hace poco, un sociólogo cometió la torpeza de sostener que el pasado era un estorbo para el desarrollo. ¡Basta de historias!, se desgañitaba citando a un autor neoliberal que había leído durante su maestría y, coincidiendo, de este modo, con Alan García que, refiriéndose a la última huelga de los aymaras, se burlaba: “los puneños creen todavía que los cerros tienen alma”.
A Jorge Mariano, se le puede encontrar, también, en el libro “Mata a esa chola de la waraqa” de José Luis Ayala que se publicó para abordar desde distintas ópticas “la huelga antiminera de los aymaras”. En este libro (entrevista que le hace el autor) caracteriza el movimiento como: “La lucha contra los elementos económicos de la dominación que explotan los minerales, son elementos representativos del imperialismo, término que ahora no se quiere utilizar, pero que existe y se lucha contra su dominio colonial o neocolonial…”. Algo más, agrega en otra pregunta: “La defensa de los recursos hídricos significa defender la vida en la Meseta del Lago Titicaca; motiva a los campesinos a asumir actitudes de lucha para lograr que los entes encargados de tomar decisiones en el gobierno, los tomen en cuenta” (p. 156-157).
Nuestro investigador era un defensor del lago Titikaka porque decía: “era la paqarina” de donde surgía la vida y donde fermentaba la esencia de la historia puneña y peruana. Leyendo sus trabajos no solo conoceremos nuestro pasado, sino beberemos de ellos la esencialidad de lo puneño que muchos intelectuales conocen como “puneñidad”. Jorge Mariano ha partido en la madurez de su vida, cuando todos esperábamos aún más de su inteligencia. Venía dando muestras de que su trabajo iría a culminar en una obra gigantesca. La comunidad científica a la que él pertenecía, también, aguardaba que fuera así. Lamentablemente, partió al más allá, con seguridad, para seguir investigando en aquellas otras dimensiones, tan inexorables, tan inquietantes.
A Jorge Mariano lo conocí hace solo unas dos décadas, gracias a su hermano, el Dr. Juan Luis Cáceres Monroy. Desde entonces, conversábamos de la tierra cuando llegaba a la bahía de Puno o, por la red cuando estaba en Lima o en otra ciudad del mundo. Hace cuatro años comenté en “Los Andes” un libro suyo. Últimamente estuvo para la fiesta del 15 de agosto. Juan Luis me habló para comentar su último libro en Cosmos Televisión; pero esa misma noche yo presentaba otro libro en la Casa de la Cultura del Municipio o el Auditorio de la Facultad de Derecho de la UNA, no recuerdo bien. Ello impidió que conociera y comentara dicha obra en la que Jorge Mariano presentaba otro estudio más sobre Puno. Me arrepiento de no haber concurrido aquella noche, de haber perdido la ocasión de extenderle un abrazo personalmente.
Se ha ido un puneño, se ha marchado un hermano nuestro. Que doblen las campanas de la catedral honrando su memoria. Que se junten las estrellas para musitar su nombre. Que se abran nuestros corazones para guardar su recuerdo por toda la eternidad. Sí, Mariano vivirá por siempre en nuestro corazón.
Descansa en paz, amigo mío, y hasta pronto.
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lunes, 17 de octubre de 2011

LOGROS DE LA CENTRAL DE COOPERATIVAS AGRARIAS CAFETALERAS DE LOS VALLES DE SANDIA- CECOVASA


El café de las cooperativas de la ceja de selva y selva del departamento de Puno se produce en Sudamérica en la parte Sur del Perú, en una zona próxima a Bolivia. Para ser exportado a otros países, el café que cultivan los productores de la Central de Cooperativas Agrarias Cafetaleras de los valles del Sandia (CECOVASA) recorre 1.800 kilómetros hacia la costa. Si el viaje se hiciera de forma ininterrumpida, duraría 50 horas en camión. En esas circunstancias, CECOVASA hace patria: cultivan el mejor café del Perú.
La central está formada por productores quechuas y aymaras de la provincia de Sandia, Puno, ubicados en cuatro distritos. San Pedro de Putina Punco, San Juan del Oro, Yanahuaña y alto Inanbari. En esta región, que se produce apenas el 2% del volumen nacional, se ubica la segunda cafetalera más importante del país.
En el plano mundial nuestro país produce algo menos del 4% del total de café. Y por mucho tiempo el trabajo de las cooperativas fue contraproducente, se desarrolló de manera no planificada. El Perú es hoy el primer país productor de café orgánico a nivel mundial. Se estima que el 30% de café orgánico del mercado se produce en nuestro territorio. Pero por varios años ocurrió un exceso de producción. Según los reportes oficiales, en el 2009 unos 250.000 quintales de café peruano tuvieron que venderse sin certificación, como café convencional. Esto hace que los productores peruanos tengan una tuvieron que venderse sin certificación, como café convencional. Esto hace que los productores peruanos tengan una mala imagen en el contexto internacional, por estropear el precio del producto orgánico. Más allá de lo anterior, estrategia de CECOVASA por el comercio justo empezó en la campaña 2002-2003. En la temporada 2009/2010, con el 88% de las ventas de comercio justo el precio promedio de las toneladas subió sobre los US$156 por quintal. En los últimos ocho años hubo periodos muy buenos, en los que la central llegó a exportar 231 contenedores en un año, los que significaron ingresos por cerca de US$ 15 millones.
Hoy, la nueva apuesta de CECOVASA está puesta en el café gourmet.
Haciendo un poco de historia, CECOVASA se constituyo el 1 de mayo de 1970, con el apoyo de la cooperación internacional y fue reconocida legalmente el 24 de julio del mismo año. Las bases de la central están conformadas por ocho cooperativas, algunas de las cuales pasan de 1.000 socios. La mayoría de cooperativas fue fundada entre las décadas del ’60 y del 70’. Hoy agrupa a 4,864 productores que cultivan 7,570 hectáreas. En promedio cada productor posee dos hectáreas.
Hace muy poco, CECOVASA construyó una planta en juliaca con una inversión de S/ 3,5 millones sin deberle un sol a nadie. Ha sido una inversión hecha con aportes de los productores y con recuperación de impuestos. Por ejemplo en el 2004 se recupero s/400.000 y ese dinero fue integro para invertir. Hay que buscar mejores estrategias para relacionarse con la SUNAT. Antes no se recuperaban impuestos, pues había temor al Gobierno.
Durante la inauguración de la planta de café de Juliaca, el presidente de CECOVASA dijo algo interesante: cuando un productor de café siembra la planta piensa en el mediano plazo. Sin embargo, cuando se forma una cooperativa se piensa en un trabajo para siempre.
Al igual que otras cooperativas, CECOVASA se enfocó en el tema de las certificaciones de calidad. El trabajo se alternan entre las certificaciones Imo Control y Bio Latina, viendo cuál brinda el mejor servicio.
La propuesta de la central es vender marcas propias, no los sellos de las certificadores. En los últimos años se crearon las marcas Tunki. A Bahuaja, Sillpa, Aymara, Inambari y Quechua, entre otras. Los que han ganado un concurso interno reciben un mejor precio. De esta manera, se paga más dinero por mayor calidad.
También se ha generado una relación directa con los clientes externos. CECOVASA. Presentó el café Aymara, a través de colocaciones que hace Oxfam de Bélgica, que tiene en el mundo unas 220 tiendas en las que vende 24 productos diferentes. En lo que respecta al café, Oxfam ha desarrollado dos marcas: una producida en Etiopia y el café Aymara de nuestra Central.
Localmente los productores de la Central son tricampeones nacional en calidad de café. Pero hace algunos años nos preguntamos por que el Perù no ganaba en los concursos internacionales. La repuesta fue: porque no participaba. Es asi que los productores de CECOVASA decidieron dar la cara por el Peru y presentarse en un concurso internacional donde se escogieron los mejores nueve cafes del año en el mundo. Luego, vino la elección del público interesado de los compradores y de los catadores y entre todos escogieron al café Tunki de CECOVASA el mejor del año 2010. El Perù se convirtió en campeón mundial en calidad de café, pero pudo haberlo sido desde mucho antes si hubiera participado.
En la línea de los gourmet, la central ha puesto en el mercado del café Uchuñari, una variedad generada a partir de un pequeño animal que vive entre las plantaciones cafeteras. Luego de que este animal come y digiere el grano, el resultado se lava y se seca y luego este nuevo producto se vende a US$1.380 el quintal, es decir diez veces màs que el precio normal. Es un producto exclusivo, la versión peruana de café civeta, de Indonesia. Otros productos que van a lanzarse son las variedades Atipiri, para los campeones de los concursos internos y Ururi, para los cafés que se producen entre 1.700 msnm y 2.059 msnm.
En conclusión, cada grano de café que produce CECOVASA es la expresión del lugar que le da origen, de la región donde maduró, de la cooperativa y de las personas que intervinieron en su elaboración. De cada grano de café es cultura, vida y trabajo.