viernes, 7 de junio de 2019

LA CALIENTE COYUNTURA POLÍTICA PERUANA


LECTURAS INTERESANTES Nº 897
LIMA PERU            7 JUNIO 2019
LA SEGUNDA BATALLA
César Hildebrandt
Tomado de “HILDEBRANDT EN SUS TRECE” N°448, 7JUN19
P
erdieron a su manera, dando trazos equívocos a la hora de votar. Aga­charon la cabeza simu­lando que buscaban algo en el piso del hemiciclo. Tuvieron que ceder, aunque ahora no lo admitan. Se tragaron un sapo del tamaño de un dragón. Se trata de una pesada digestión.
Pero, claro, tienen un as en la man­ga. Lo lleva Rosita Bartra, la hechiza­da. Y esa carta consiste en burlarse de Vizcarra, zurrarse en las reformas, ca­par al gato y lograr que nada cambie y que el próximo Congreso esté, otra vez, poblado por gentuza que dé dinero y esconda prontuarios.

Porque -ya lo dijo Rosita- lo de la inmunidad no está en negociación y seguirán siendo los homólogos de Mamani los que decidirán a qué de­lincuente se la levantan la inmunidad) y a qué otro se la mantienen (por razo­nes de aritmética a la hora del voto).
Me muero de la risa cuando escucho a tanto navegante con vela de cojudo hablar del Congreso y de sus fueros. Hombre, por supuesto que el Congre­so es una institución respetable y que merece delicadezas especiales.
Lo que pasa es que la Constitución no ha previsto qué pasa cuando el Con­greso -el depositario de la soberanía popular- es tomado por una organiza­ción criminal que reclama ser gobierno efectivo acusando de fraudulentas las elecciones que perdió.
Ese es exactamente el caso del que hablamos. ¿O ya no recordamos a madame K anunciando que cumplirían con su «plan de gobierno» desde el Congreso? Fue el fujimorismo, here­dero del golpismo putrefacto del pa­triarca, el que dio un golpe de estado en junio del 2016. Y fue la
Carlin en LA REPUBLICA 6JUN19
trémula torpeza de Kuczynski la que permitió esa insolencia. Esta batalla inconclu­sa no ha consistido, como nos hemos cansado de repetir, en un desencuen­tro jurisdiccional entre un Ejecutivo susceptible y un Congreso celoso de sus prerrogativas. De 
ninguna mane­ra.
EL HEMICIRCO
Esta batalla tiene un solo objetivo: que la viciosa organización criminal que domina el Congreso, en alianza con lo que queda del Apra después de su implosión, deje de asumirse como un gobierno sustituto.
Una meta de esa índole, como se entenderá, sólo puede ser lograda cabalmente con la disolución del Congreso y su renovación a través de elecciones. Lo que se ha obtenido esta semana es un armisticio que hace recordar a aquel de enero de 1881, el momento en que Piérola supuso que las tropas del general Baquedano cumplirían el alto al fuego cuando lo que hacían realmente era mejorar sus posiciones de artillería y aproximarse a las primeras líneas de defensa peruanas ins­taladas en los reductos de Miradores. Ya sa­bemos en qué terminó todo eso. De Vizcarra depende no rendirle un nuevo homenaje a la suicida ingenuidad.
El fujimorismo pre­para su celada. La se­ñora Bartra es la ple­nipotenciaria actual de esa conspiración. Ella está convencida, como la mayor parte de su partido, que el gobierno de Vizcarra es ilegítimo en tanto que es sucesor de una usurpa­ción surgida del fraude electoral. Y como es ilegítimo, entonces no hay que hacerle caso, hay que fingirle cier­tas anuencias protocolarias y hay que socavarlo desde los cimientos.
Y eso es lo que hará el fujimorismo una vez obtenida esta tregua que les permite seguir cobrando los sueldos que apenas merecen. ¿Quedará algo de las iniciativas del Ejecutivo a la hora en que la Comisión de Rosita Bartra las tamice? La misma Bartra ha dicho en su diario favorito que «las pala­bras “esencia” y “desnaturalización” no existen en la Constitución», con lo que ha anunciado de qué tamaño puede ser el timo que se está preparan­do. También ha dicho que nos olvidemos de plazos impuestos y ha vuelto a calificar de mentiroso a Martín Vizcarra.
¿Qué hará ahora el gobierno? ¿Acep­tará la payasada de unas reformas chocolateadas por la misma gente que no halló responsabili­dad política de nin­gún líder en el caso Lava Jato y que hasta hoy protege al 


delincuente que fue Fiscal de la Na­ción? ¿O irá hasta el fondo del asunto y hará uso del derecho constitucional de considerar que la burla es un re­chazo a la cuestión de confianza? Es un asunto crucial. Lo que muchos no quieren entender es que esta crisis la tramó el fujimorismo derrotado en el 2016. Su sueño de convertir al Ejecutivo en una monarquía orna­mental estuvo a punto de cumplirse con Kuczynski. Su voracidad caníbal lo llevó, felizmente, a destituir a Kuc­zynski como gesto de soberbia y pre­potencia. A Vizcarra lo miraron como el bobo de Bruce dice que lo miraron desde la mancha blanca: un mestizo provinciano que debía ponerle algo de beige al paisaje.


Resultó que al final, después de to­lerar todos los desaires y ensayar todos los acercamientos, el moqueguano «socialmente despreciable» hizo una jugada de estadista y los puso contra la pared.
Como decíamos la semana pasada, la batalla recién empieza. De Vizcarra depende ganarla. No es un asunto de vanidad. Es un requisito de la higiene pública.
El jaque mate sigue vigente. Si el fu­jimorismo retuerce las reformas has­ta hacerlas irreconocibles, el gobierno podrá disolver el Congreso, más allá de lo que digan los «constitucionalistas» a destajo que, como el señor Blume Fortini, fueron abogados y mentores de Félix Moreno. Si, por presión de los moderados, la bancada de madame K decide respetar el núcleo duro de las propuestas gubernamentales, la derro­ta de los herederos del golpismo sór­dido será plena. Esta segunda opción, de darse, significará en la práctica la renovación del Congreso sin necesidad de decretar su disolución.

miércoles, 5 de junio de 2019

INSTITUCIÓN PUNEÑA AL TOPE


FOTO PREMIADA. AGUA


COYUNTURA LATINOAMERICANA


LECTURAS INTERESANTES Nº 896
LIMA PERU            5 JUNIO 2019
CARTA PÚBLICA
A MARIO VARGAS LLOSA
Por: Mempo Giardinelli
Cubarte 1 marzo 2017 
Admirado Maestro, dondequiera se encuentre:
No he tenido la fortuna de ser su amigo cercano, aunque como usted bien sabe me considero su devoto discípulo. Las dos veces que nos vimos, una en Buenos Aires, otra en Lima, nos saludamos con afecto y además he recibido otro par de veces sus saludos. Pero lo para mí más importante es haber leído casi toda su obra con deleite y pasión. Todavía enseño en mis clases de grado y posgrado sus novelas, por lo menos una por año –en 2016 retomé “Los cachorros”– y siempre sus lecciones sobre Flaubert y Arguedas.
Desde luego que no comparto ninguna de sus ideas políticas, pero hasta ahora opté por no contradecirlo y lamenté en silencio diversas declaraciones suyas. Cada vez que lo vi en la tele cambié de canal en homenaje a la calidad de su prosa, su poética y la carnadura de sus personajes. Incluso cuando en 2012 se armó un jaleo en Buenos Aires porque usted iba a inaugurar la Feria del Libro, yo escribí en este mismo diario que su Premio Nobel era “irreprochable porque en él se premió una estética literaria moderna, innovadora, original y escrita en los márgenes de la civilización imperial”. Y también escribí que “más allá del enorme narrador que es, también es un cruzado neoliberal, de esos que se espantan ante cualquier gesto o corruptela kirchnerista pero a Menem le toleraron sin chistar que nos rifara el país, el petróleo, los ferrocarriles, los puertos y la mar en coche”. Y hasta ahí llegué, y después, cuando en 2015 usted hizo campaña electoral diciendo que “si fuera argentino, votaría por Macri”, también me impuse silencio a pesar de lo que me dolía mi país.
Pero aunque jamás retruqué sus opiniones ni mucho menos lo ataqué a usted –y tampoco lo haré ahora– sí quiero precisarle algunas cosas porque he visto con estupor la entrevista –es un modo de decir– que usted enhebró en Madrid esta semana con el presidente de mi país. Al verlo a usted aceptar y celebrar tanta mentira no literaria, supe que otro silencio ya era demasiado.
Y es que el gobierno que encabeza el Sr. Macri es un gobierno de estafadores, en primer lugar, porque llegaron al poder prometiendo lo que el pueblo argentino quería y necesitaba escuchar, pero decididos –ya entonces– a traicionar todas y cada una de aquellas promesas.
En segundo lugar es un gobierno de facinerosos y malvados insensibles que a lo largo de cuatro décadas, y bajo todos los gobiernos, han venido fugando del país alrededor de 350 mil millones de dólares que tienen escondidos en cuevas fiscales que llaman paraísos. Por eso entre lo primero que dispuso el Sr. Macri figura un “blanqueo” fiscal para dizque legalizar esas fortunas, las cuales ni siquiera retornan al país.
El Sr. Macri es hoy considerado por diversos medios del mundo (no los españoles, claro está) entre los cinco gobernantes más corruptos del planeta. Y el repertorio de sus escándalos –que ocultan los grandes diarios y sistemas televisivos argentinos– es impactante. Se sabe que hay más de 40 sociedades secretas vinculadas al Grupo Socma, propiedad de la “Famiglia” Macri. Y son públicas sus condonaciones de deuda y favoritismos, como en los casos del Correo Argentino (a su papá) y del Ferrocarril Sarmiento (a su cuñado).

Claro que a mí también me impacta ahora que usted haga como que ignora todo esto.
El gabinete argentino se parece al del Dr.Caligari, con más de 50 funcionarios procesados (entre ellos el mismo presidente y la vicepresidenta), perversos vínculos con el brasileño affaire Odebrecht, uno de cuyos coludidos es un íntimo amigo y socio de Macri, que lo puso al frente de nada menos que una especie de FBI argentino (por decirlo con alguna gracia).
Usted debe saber, seguro, que reformaron por decreto la Corte Suprema de Justicia, y que ahora gobiernan a decretazos como hicieron por décadas los dictadores militares, aquí y en el Perú. Y seguro está al tanto de los favores obscenos a grandes latifundios y a empresarios avorazados que siguen acumulando millones mientras destruyen trabajo, educación, familias e ilusiones. En poco más de un año cerraron 7 mil fábricas y emprendimientos productivos, dejaron en la calle a más de un millón de trabajadores, tienen a la educación pública en proceso terminal y para colmo en sólo 14 meses han multiplicado nuestra deuda externa casi ad infinitum, lo que nos obligará a un nuevo repudio que por ahora sólo unos pocos estamos denunciando que nunca se va a pagar porque no la vamos a reconocer.
Me cuesta creer que usted, Maestro, con su agudeza proverbial, se preste a esta farsa. Le pregunto, entonces: ¿Tan grandes son los negocios que preparan en España para recolonizarnos como hace cinco siglos, y como hace veinte años con Menem? ¿Tan enormes son esos intereses que usted echa por la borda una excelsa trayectoria literaria complaciendo a un patán que tanto se parece a su paisano Fujimori aunque éste tiene ojos azules y no rasgados?
Mi lealtad de discípulo y mi conciencia de pequeñez literaria no me impiden ver, con dolor, el triste papel televisivo de usted coreando lugares comunes para criticar al presidente venezolano, y encima todo cargado de tintes racistas y clasistas.
Me dio mucha pena su papel, Don Mario. Al verlo tan generoso y dócil frente al impresentable gobernante de esta tierra que a usted lo quiere y lee, yo sentí dolor pero también una cierta vergüenza. No hacía falta tanto.
Sin dudas, seguiré admirando su obra literaria, pero qué pena tan grande sentí al verlo, ahora, en edad provecta, haciendo un papel como el de Zavalita preguntando: “¿En qué momento se jodió la Argentina?”. Usted eludió en la tele una respuesta digna.
Seguiré devoto de su grandeza literaria. Pero sólo de ésa.