viernes, 4 de enero de 2013

EL ORO DE SILLUSTANI ¿DÓNDE ESTÁ?



Sillustani. Dibujo de Antonio Raymondi
En la década del 70 al 80 se hicieron excavaciones en el área arqueológica de Sillustani, de donde se extrajo buena cantidad de antiguos artefactos de metales preciosos. Hasta donde se pudo indagar, una persona hoy ya edad, cuenta que sacaron alrededor de 40 sacos de objetos metálicos. Esta persona llegó a decir: “nunca en mi vida vi tanto oro”.
Esas excavaciones no se hicieron por ningún ente vinculado al patrimonio cultural de la nación, como el INC hoy Ministerio de Cultura, o el plan COPESCO, que en esos tiempos hacía también prospección arqueológica. Todas esas excavaciones fueron hechas por el Ejército Peruano y la participación marginal de uno que otro ente de la sociedad civil como es el caso de la Iglesia Católica. Se nombra al Ejército porque esta institución proporcionó en gran parte la mano de obra para los trabajos.
El  oficial del Ejército a cargo de dichas excavaciones apellidaba Valcárcel. Después  fue cambiado a Cusco donde estuvo a cargo del organismo regional cusqueño, porque en ese entonces el Ejército administraba el poder del Estado. Él tendría que decir mucho sobre este nebuloso pasaje de nuestra historia política y cultural reciente.

Hasta donde se ha podido averiguar, todo el conjunto de valiosos objetos que pertenecen al patrimonio cultural de Puno y del Perú, se encontraría depositado en el Banco Central de Reserva, oficina de Puno. No es posible saber a ciencia cierta si sigue ahí.
De ser cierto, tampoco sabemos si un Banco, así sea estatal, está facultado para ser depositario de esta clase de bienes, cuando existen instituciones competentes para su custodia y conservación, tales como el mismo Ministerio de Cultura, o la Universidad Nacional del Altiplano, que pueden acondicionar locales para museos  a fin de mostrar esa riqueza al público y a los estudiosos. A la mano se tiene al Museo Dreyer a cargo de la Municipalidad Provincial de Puno, el mismo que estuvo en ese tiempo y ahora está expedito para albergar la obra artística de nuestros antepasados.
Se sabe que hubo graves desavenencias entre los dirigentes ejecutores de las excavaciones, ignorándose las razones. Se especula sobre aprovechamientos ilícitos. A guisa de ejemplo, hubo un obispo en la prelatura de PUNO que no estuvo de acuerdo con la forma cómo se hacía el manejo y el destino de los restos arqueológicos, por lo que fue tildado de loco y luego hasta enviado al Vaticano.
También hubo otro personaje, un señor Ruiz que fue enviado hasta Chachapoyas, después de haber participado discrepantemente en los trabajos, junto a un hijo arqueólogo.  
Es necesario que las autoridades competentes tomen cartas en el asunto. El pueblo de Puno quiere saber cuáles son, detalladamente, los objetos extraídos de Sillustani, dónde están ahora y por qué no están en un museo de la región.

(Condensado de un artículo difundido por Arnaldo Vera)
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jueves, 3 de enero de 2013

Bourricaud y Puno




LECTURAS INTERESANTES Nº 544
LIMA                           31 DICIEMBRE 2012
Cambios en Puno.
Notas para una relectura

Ramón Pajuelo Teves.
Investigador del Instituto de Estudios Peruanos
Enviado por SER el 02/01/2013

La reciente publicación de la edición peruana del libro Cambios en Puno, del eminente sociólogo francés Francois Bourricaud (1), constituye una buena ocasión para reflexionar acerca de algunas transformaciones que en las últimas décadas han redefinido el rostro de dicha región del país.
Bourricaud culmina su libro haciendo explícita su preocupación por el impacto del proceso de “cholificación” en la sociedad peruana. Específicamente, el autor se preguntaba si el Perú podía ofrecer un lugar adecuado a este nuevo sector social en ascenso. Medio siglo después, creo que dicha pregunta continúa vigente.
El fenómeno de la cholificación se amplió y profundizó enormemente en las décadas posteriores a la primera edición del libro realizada a inicios de la década de 1960. De hecho, lo ocurrido en la región puneña muestra la magnitud de los cambios sociales y culturales asociados al surgimiento del denominado “grupo cholo”, que según la conocida elaboración de Aníbal Quijano significaba una promesa de nacionalización y democratización “desde abajo” en la formación social peruana.
En Puno los “cholos” se convirtieron de hecho en el sector social dominante. Casi meteóricamente, al mismo tiempo que la capa tradicional de notables fue perdiendo ascendencia, los denominados “cholos” emergieron cambiando para siempre la faz de la sociedad puneña. Rompieron los marcos establecidos de ascenso social, y al hacerlo le otorgaron a la región las características que hoy exhibe: un territorio en acelerado e irreversible proceso de urbanización, con un dinamismo espectacular que en lo económico se vincula fuertemente al despegue de actividades comerciales legales e ilegales, y que exhibe la persistencia de una fuerte disputa –planteada en términos de demanda regional ante el Estado y el resto del país– por el acceso a condiciones de ciudadanía plena.
En la actualidad, casi podría sostenerse que Puno es una región de cholos de la ciudad y del campo, que siguen disputando un lugar de igualdad entre los peruanos. Un lugar –cabe remarcarlo– en el cual la aguda modernización sociocultural que va de la mano con la cholificación, merced a procesos como el acceso a educación, la urbanización, la mayor integración territorial, el desarrollo del mercado, entre otros, no ha implicado la desaparición de las culturas indígenas.
Releyendo lo escrito por Bourricaud, podemos sostener que la formación de una amplia capa social dominante de cholos y mestizos desgajados de los mundos indígenas quechua y aymara, no ha implicado la desaparición de sus rasgos característicos. Las sociedades indígenas lograron procesar el reto de la modernización peculiar que muestra la región puneña –una modernización un tanto desbocada, en la cual puede verse la falta de equivalencia entre dinamismo económico y democratización social– pero aún tienen pendiente la cuestión del lugar que ocuparán en la sociedad peruana del futuro.
Otro aspecto que revela la drástica transformación ocurrida en el altiplano puneño, es que las páginas dedicadas por Bourricaud a describir la ciudad de Puno y la estructura agraria de la zona, si bien muestran inteligencia y resultan incitantes a ojos de cualquier lector del presente, también transmiten el ambiente de un pasado desaparecido y lejano.
Puno ya no es más una pequeña ciudad de notables que a inicios de la década de 1950 era descrita por el autor como una urbe de débil movilidad social. La estructura agraria regional, asimismo, no presenta ni huellas de lo que fueran las haciendas tradicionales. Justamente el “desborde” de movilidad social ascendente ocurrida en la región, así como el colapso del sector terrateniente hacendario, son dos factores vinculados al protagonismo actual de cholos y mestizos quechuas o aymaras, como grupos dominantes en la vida regional.
Finalmente, una sección del libro que guarda especial vigencia en el presente, es la destinada a la descripción de la dinámica cultural, en el contexto de las tendencias de movilidad y conflictividad social. Lo que Bourricaud describe es el complejo cultural profundo de la vida cotidiana indígena, a través de la descripción del funcionamiento de instituciones y creencias en pleno proceso de cambio, o  más bien de adaptación a las condiciones de acelerada modernización regional de las últimas décadas.
Lo que puede constatarse es que la aptitud para el cambio no resulta contrapuesta a la reproducción de los patrones culturales. Los rasgos esenciales de la cultura, aquellos patrones invisibles que estructuran –en gran medida al margen de la voluntad de la gente– sus conductas, sus creencias más íntimas y el ritmo particular de su vida cotidiana, permanecen vigentes justamente a través de cambios y adaptaciones constantes. Esto es algo que actualmente –tras el fracaso de las interpretaciones románticas empeñadas en conservar las culturas indígenas como piezas de museo– parece constatable en todas las regiones con una densidad histórica y culturalmente semejante a la de los Andes: la cultura permanece a través de múltiples cambios y adaptaciones a los distintos tiempos históricos ligados a distintas oleadas de “modernización” y “desarrollo”.
En tal sentido, la sociedad puneña actual muestra justamente la vigencia de las culturas indígenas y mestizas o “cholas”, en un territorio que sigue enfrentando el desafío de su plena conformación regional en un país con pleno reconocimiento a la diversidad constitutiva de sus gentes.
Nota:
1) Francois Bourricaud: CAMBIOS EN PUNO. Estudios de Sociología Andina. Lima: IEP –IFEA,  2012.
Informe publicado en la revista CABILDO ABIERTO Nro. 67-68. Diciembre 2012-Enero 2013. Puno. Asociación SER. El presente informe se realiza dentro del marco del proyecto “Construyendo Gobernanza Ambiental en seis municipalidades de Ayacucho, Cajamarca y Puno”, ejecutado por la Asociación SER con el financiamiento de Medicus Mundi Alava-Araba y el Gobierno Vasco.
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miércoles, 2 de enero de 2013

Año Nuevo en Puno



Puneños acudieron a Los Uros por año nuevo
Aprovechando el día no laborable por Año Nuevo, muchas familias se trasladaron hasta el puerto lacustre de Puno, para conocer las islas flotantes de Los Uros, para el cual se requiere de un promedio de 2 a 3 horas de tiempo.
“El pasaje es 10 nuevos soles y el ingreso a la isla 2.50 soles”, indican los socios de la Asociación de Empresas Unificadas de Transporte Turístico Acuático Lacustre (AEUTTAL), antes de enrumbar a las islas flotantes. Cada lancha soporta de 20 a 30 pasajeros y cada 10 minutos una lancha parte hacia el destino.
Transcurrido media hora, llegamos hasta la isla Río Wily. “Bienvenidos a la isla… Vivimos de la artesanía y de la pesca…”, manifiesta Danesa Mamani Suaña, natural de la isla, mientras nos relata cómo se construye una isla flotante.
“Me gustó el lago Titicaca. La comida natural; la trucha, el pejerrey… muy deliciosos”, indica Nery Luz Tito Calle, junto a su esposo Erick Cajigas Estrada, ambos de Cusco, indicando que por el trabajo de su pareja en Puno, aprovechó para conocer una de las 69 islas flotantes.
A la hora del almuerzo, el café restaurante “Pionero Uros” se muestra imponente. Platos a la carta, además de un criadero de truchas, museo, artesanías, hospedaje vivencial y lo más importante, servicios higiénicos ecológicos; caracterizan a este restaurante.
“Hace 6 años que vine a visitar la tierra de mi señora esposa y me quedé”, relata el dueño del restaurante, el apurimeño Nicanor Huamani Aybar, y cuenta que conoció a su esposa, la isleña Yolanda Lujano Pacompia, en Lima, hace 21 años. Él es chef, y desde su llegada a Puno, es un activo promotor del turismo.
De vuelta al puerto lacustre, veo que algunas familias, por motivos económicos, no pudieron visitar las turísticas islas y optaron alquilar los botes pedaleros en la bahía del lago Titicaca. Por dos nuevos soles está asegurada la diversión de 15 minutos.
(Tomado de LOS ANDES)
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Año internacional de la quinua



Empezó el año internacional de la quinua
Correo Puno web@epensa.com.pe  01 enero 2013
En los años anteriores, la quinua ha sido relegada por otros productos, recién después de su estudio se ha logrado darle el lugar que le corresponde, tanto así que este 2013 fue declarado como el "Año Internacional de la Quinua" por las Naciones Unidas.
Su mérito principal es sobre todo su valiosa propiedad nutricional, una comisión de representantes de la Mesa de Quinua de la región Puno prepara su viaje a la ciudad de Lima en febrero para solicitar al Gobierno Central la asistencia tecnológica en beneficio de los productores que cultivan el valioso grano andino en condiciones artesanales.
NUTRITIVO. El denominado grano de oro es una maravilla ante los ojos de los expertos extranjeros, porque contiene 8 aminoácidos esenciales para el ser humano, como posee tales propiedades también previene de algunas enfermedades como el cáncer, por ello este cereal andino se convierte en un alimento altamente cotizado a nivel internacional.
DESINTERÉS. Aunque el pasado 16 de noviembre la embajadora especial de la quinua, Nadine Heredia, designada así por la Organización de las Naciones Unidas, llegó a la región para hacer el lanzamiento oficial de este año representativo, para el presidente de la Mesa de Quinua de Puno, Vicente Alata Aguirre este acto aún no colmó las expectativas de los productores puneños.
La primera dama de la nación anunció en aquella ocasión que la quinua y otros productos andinos estarán presentes en los programas sociales que dirige el gobierno de turno; al finalizar el 2012 todavía no se había concretado tal acción.
"Se promociona el consumo de la quinua, mas no se preocupan en brindar las condiciones para mejorar la producción", enfatiza Alata Aguirre al referir que Puno con sus 135 asociaciones de productores de quinua es la región potencial en producción a nivel nacional, con 31 mil toneladas de siembra que generan 35 toneladas de quinua y representa el 77% de la producción nacional, seguida de Ayacucho, Cusco y Junín con mínimas cantidades.
SOLO ANUNCIOS. A través de la Ordenanza Regional 013-2012 del 18 de setiembre, la quinua fue declarada como producto ancestral, originario, ecológico y representativo de la región Puno, documento que también resalta el compromiso de formular y ejecutar proyectos orientados al desarrollo de la producción y el consumo del grano andino, planteamiento que los productores de quinua exigen al presidente regional, Mauricio Rodríguez Rodríguez dé cumplimiento, y hasta la fecha tampoco se ha hecho realidad. El año que empieza debe ser el tiempo para ello.
CONSUMO INTERNO. Otra de las preocupaciones de la Mesa de Quinua es la aplicación de una política que priorice la producción para el consumo interno, considerando que el 70% de la producción es destinada para el mercado nacional, el 30% para la exportación a países como Estados Unidos, Alemania y Japón y solo un 10% para autoconsumo de los puneños, más aún cuando se reporta índices de desnutrición infantil en diferentes provincias de la región.
A partir de este problema, AGRO RURAL, entidad de la Dirección Regional Agraria (DRA) de Puno, ha establecido crear productos a base de quinua, por ejemplo las galletas y néctar de quinua, aunque a la fecha no se ha logrado el consumo masivo, se espera mejorar las condiciones para este año.
Por esta razón se promoverá el consumo en estudiantes de zonas alejadas y en especial de población puneña.
TECNOLÓGICA. La modernización a través de maquinarias para la producción postcosecha, transformación agroindustrial y articulación al mercado es el principal requerimiento que plantearán los productores a la embajadora de la quinua, Nadine Heredia a su llegada a Lima.
Se aprovechará esa ocasión para sostener una reunión con los parlamentarios por Puno, quienes se mantienen al margen de la problemática del sector agrario.
SEMILLERISTAS. Actualmente en la región existen 24 semilleristas que orientan su trabajo a la producción de tres variedades de quinua certificada como Salcedo INIA, Cancolla y Negra Collini, pero también la incidencia del uso de la quinua perlada se hace más frecuente por la calidad que ofrece.
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