¿Y AHORA, QUÉ HACEMOS?
Carlos Bernales
“¿Nuevas
elecciones? ¿Asamblea Constituyente? ¿Regreso a la Constitución del 79?
¿Vacancia de Dina asesina y cierre del Congreso? ¿Gobierno provisional? Ala…
¿qué?
Hay
que festejar la imaginación de algunos peruanos que se manifiesta en los
pequeños grupos de la “izquierda realmente existente” que, cada día inventan
nuevas fórmulas para el devenir del gobierno de Dina asesina que, ya se sabe
tiene sus días contados. Es que la angurria electoral se ha apoderado de todos
estos grupos que sueñan con ganar las próximas elecciones, “más que sea” sacar
una buena cuota de poder como congresistas y senadores que también sería, para
los susodichos, como ganarse la tinka.
—
¿Y las reivindicaciones sociales?
—
Hmmm primero ganar el poder, o mejor dicho, el gobierno, o una mayoría
parlamentaria, o al menos una buena cantidad de congresistas, y luego…
Esa
canción ya es un disco rayado, una canción que nunca deslumbró en el “hit
parade” de la música de moda. Solo ilusiona a todos aquellos que buscan su
curul y asumir como aquel zamarro toledista que juramentó “por dios y por la
plata”.
Pese
a debatirse en diversos espacios, incluyendo los foros en las plazas públicas
como la San Martín, nadie tiene una respuesta al respecto. Esas consignas caen
por su propio peso pues no encajan con la realidad: NO existe, NI existirá un
organismo oficial, mucho menos impoluto, (es decir honesto y sin manchas) que
se lance a convocar y organizar elecciones ya sea para un nuevo gobierno y
Congreso o para elegir una Asamblea Constituyente. No hay, punto. Y que sueñen
quienes supongan que Dina y el Congreso tendrían la decencia de renunciar.
Aunque
¿Sería posible? ¿Por qué no? De producirse una movilización a nivel nacional,
como un Paro Nacional indefinido, con millones de peruanos tomando las calles y
plazas por todo el país al punto de inmovilizar la represión, eso sería posible
pero si llegara a darse ese caso, ¿Para qué llamar a elecciones cuando se
podría imponer un gobierno de una Asamblea Nacional Popular?, sólo que eso no
está en el cálculo ni en la imaginación de esos izquierdistas que, cuando
pudieron hacerlo, como en el caso del Paro Nacional del 19 de Julio de 1979, se
adelantaron a poner fin a la movilización que, asustados por una insurrección,
no permitieron que se prolongara más de un día.
Por
otra parte, en la suposición que tanto el gobierno como el corrupto Congreso
fuesen despedidos, ya hay quienes suponen que la salida sería un Gobierno
Provisional, ¡Ay! ¡Qué poco saben de historia quienes hacen esta propuesta como
un invento sin calco ni copia!
Gobierno
Provisional
Perú
ya tiene la experiencia de varios gobiernos provisionales, sea de civiles o
militares. En el año 1930, un levantamiento militar dirigido por el comandante Luis M. Sánchez Cerro, depone al
presidente Augusto B. Leguía, quien
muere prisionero, dos años más tarde, en el Panóptico o penitenciaría central
de Lima.
Sánchez
Cerro asume el poder, pero sus acciones dictatoriales lo llevan a vacar el
cargo y asume, como gobierno provisional, una junta de “notables” presidida por
David Samanez Ocampo, encargado de
convocar a elecciones y traspasar el poder al mismo Sánchez Cerro, luego de un
gran fraude electoral que arrebatara el triunfo al Apra, entonces liderada por Haya de la Torre.
Tras
el asesinato de Sánchez Cerro, asume el poder el general Óscar R. Benavides, supuestamente como provisional, pero se queda
en el gobierno, por seis años consecutivos.
Luego
del Paro Nacional del 19 de julio de 1977, la dictadura de Morales Bermúdez se convierte en gobierno transicional, al llamar a
una Asamblea Constituyente a la que sigue una convocatoria a elecciones.
En
el presente siglo XXI, tenemos la experiencia del gobierno provisional de Valentín Paniagua, en el año 2000, que
sucedió, a la caída de la dictadura de Fujimori, y que mantuvo vigente la
estructura de poder del fujimontesinismo, posibilitando la continuidad de éste
a través de la victoria electoral de Alejandro
Toledo que se ha perpetuado la neoliberal constitución fujimontesinista,
hasta el presente con la dictadura de Dina asesina.
¿Quién
o cómo se lograría un Gobierno Provisional en estos tiempos? Solo es un sueño
de opio como el que cantaba nuestro vate Felipe Pinglo Alva.
Alanoca
Nuevo
Perú, la agrupación política que, en las elecciones del 2021, no llegó al 8% de
votos, anunció, por medio de Verónika Mendoza, la candidatura del antropólogo Vicente Alanoca quien apenas tiene dos
años como militante de ese conglomerado político.
Alanoca
no es conocido por ser un permanente activista social, pero es sin duda alguna,
un producto del oportuno marketing de una izquierda que, tras la muerte de
Mariátegui, hace 95 años, bajo la dirección de Eudocio Ravines, siguiendo las consignas de la Komintern
estalinista, renunció a conducir al proletariado peruano a la lucha por el
poder, tal como era el legado del Amauta. Esta izquierda ha devenido en la
política del “malmenorismo”, enfatizado desde los años 90 en que este sector
político votó a favor de Fujimori y así sucesivamente por Toledo, Humala, PPK
(¡!).
Seamos
claros, la única lección que ha aprendido esa izquierda tras la victoria
electoral de Castillo en el 2021 es que
el pueblo ahora vota por alguien de rostro indígena. Ese es Alanoca que,
además, tiene el “plus” de ser académico, profesor universitario, puneño,
hablar en el idioma aimara, y no ser un “alborotador” de plazuela, como se
acusa a quienes prefieren las movilizaciones. Todo perfecto, Alanoca
presidente. ¿Será posible? Por lo pronto, este señor no tiene suficiente
aceptación en Puno que, en gran mayoría ya no cree en las elecciones toda vez
que aún se siente el robo descarado que se hizo contra su voto por el
presidente Castillo.
Alanoca,
ahora presume de abanderado de la unidad de la izquierda, pero simplemente está
trepado al carro de la unidad puesto en marcha por el propio Castillo a quien
esa izquierda aun no le concede un mínimo de valor, excepto para tratar de
ganar los votos de quienes aún se movilizan de manera consecuente y
persistentemente masiva por el sueño de la liberación de Castillo y su
reposición en el gobierno.
¿Somos
un país que sueña realistamente organizando Asambleas Popular para sustituir al
corrupto y narcoestado burgués, o que aún no deja atrás sus pesadillas
“malmenoristas”? <:>