sábado, 23 de abril de 2022

PARA LA HISTORIA DE LOS AIMARAS Y EL CAFE MUNDIALMENTE PREMIADO

TAMBOPATA O

LA EPOPEYA AYMARA

Por: Ernesto More

Tomado de CULTURA Y PUEBLO Nº 7-8 JULIO-DICIEMBRE DE 1965 – LIMA

Hace 55 años Ernesto More escribió este histórico artículo en el que relata los asimismo históricos avatares iniciales del proceso de colonización del Alto Tambopata por aimaras omasuyos de Conima. En ese lugar de la ceja de selva puneña están los cultivos de café que mantienen la heredad de los descendientes de los pioneros protagonistas de lo que More llamó “la epopeya aimara”, que en recites décadas ha dado y da repetidos triunfos como el mejor café del mundo. (GVC)

E

ste artículo está dedicado, especialmente a todos aquéllos que perseveran en la creencia de que los indios peruanos, sean quechuas o aymaras, son seres inferiores que no sirven pera gran cosa. He conocido gentes que han vivido tada su vida del trabajo del indio, sin poner ellos esfuerzo alguno, y no se han cansado, sin embargo, de afirmar que el indio es flojo, ocioso, mentiroso e incapaz. En una palabra, que está muy cerca de las bestias. De esta suerte, nunca pusieron amor ni comprensión al tratarlos. De esta manera, asimismo, justificaban ante su propia conciencia el trato inhumano que acostumbraban dar a la gente india que vivía bajo su responsabilidad.

Considero que esa mentalidad, tan saturada de injusticia, 'ha sido y sigue siendo un factor sumamente negativo en el proceso evolutivo del Perú. Es una forma de inercia de la conquista. Viene a ser la recidiva de la colonia.

Vencida
Lo que se va a referir en seguida es el relato vivo, fiel, emocionado de un conocido conimeño, el maestro Augusto Calderón. Nacido en Conima, hermoso pueblo puneño situado al borde del Titicaca, ya en las proximidades de la frontera con Bolivia, Augusto Calderón tiene, por ambas ramas, profundas raíces conimeñas. Debe de tener alrededor de 55 años. Como todo ribereño, es franco y comunicativo. Cuando se impuso de que lo que queríamos de él era conocer en detalle cómo se produjo la primera tentativa de colonización de Tambopata, advertimos en su rostro una luz de satisfacción. No fue necesario estimularlo mucho con preguntas, pues parecía que todo lo tenía ya dispuesto. Había venido a la casa con el único fin de visitar a su padrino, pero descubrimos que traía todo un mensaje adentro. Sus palabras carecían de énfasis. Eran trasunto del recuerdo vivo de lo que había visto en sus años juveniles. Así las conservaremos en este relato.

Antes se llamaba Willallunga (Calderón dijo antes como si se refiriese a una edad determinada). Con ese nombre era conocido por los aymaras. El primera que se aventuró en ir a Willallunga, o sea Tambopata, fue Rafael Mamani Coronel. Eso ocurrió en 1930, antes de la guerra del Chaco.

La vida de los campesinos era muy difícil. la propiedad se había reducido a proporciones inverosímiles, en Conima más todavía que en Moho. Había familias que sólo tenían veinte metros cuadrados de tierra. Por eso, muchos campesinos emigraban a Bolivia, donde trabajaban en las Yungas, especialmente en Coroico. la represión que se produjo en Huancané, motivada por la sublevación de Huancho, y que redujo a pavesas a toda esta comunidad, penetró profundamente en el ánimo de todos los campesinos. Había poca tierra y mucho temor. El hambre se confundía con el miedo. Felizmente, los campesinos pueden caminar mucho. Saben también entretener el hambre. Rafael Mamani Coronel fue pues, el primer explorador de Tambopata. El primer explorador para los fines de sustento y de amparo que buscaban los campesinos aymaras. Pero Mamani Coronel murió en el camino. Murió en Lusini, que está más allá de Sina, cuando regresaba. Era de Conima, del ayllu Sullcata, palabra que en aymara, significa "semilla menor". Tendría en ese entonces 32 o 33 años. Había llegado de la zona de Coroico, en Bolivia, donde era cafetalero; y como tuvo ciertas dificultades con sus hermanos por cuestión de tierras, confiado seguramente en sus conocimientos, decidió aventurarse en busca de una región que estuviese en su propio país, el Perú. Es posible que hubiese encontrado algunas dificultades en Bolivia, que lo obligaron a descubrir en su patria una nueva despensa.

No sé por qué, Mamani Coronel optó por emprender solo esta aventura. los campesinos no tienen mapas ni planos, pero tienen un instinto ancestral que se van comunicando unos a otros, de generación en generación, a través de la tierra. Caminar solo en esas pampas desoladas y atravesar esa gran cordillera que ingresa por Bolivia, toda dentellada de nevados, es aventura sumamente peligrosa. Mamani Coronel confiaba en su resistencia, en sus conocimientos de montaña, en su instinto para descubrir senderos en la puna. Había hecho muchos viajes a las Yungas de Bolivia y seguramente había escuchado decir que en el Perú había también una montaña feraz y deshabitada, no muy lejos de Conima, donde sus paisanos podrían trabajar con menos esfuerzo y con más seguridad que en Bolivia, y producir alimentos para sus familias. Pero como ya he dicho, este valiente pionero murió cuando estaba ya de regreso. Allí donde cayó, Lusini, no sé sabe quién o quiénes lo cubrieron con un nicho de piedra y barro, en que pusieron esta inscripción: "Has muerto por venir solo". En esta inscripción tan sencilla, hay una gran enseñanza. No había viajado en vano Mamani Coronel y su sacrificio solitario en Lusini, estaba ya mostrando la manera de coronar la empresa.

Wilson Sucaticona, el primero
en alzarse con un 1er premio mundial

LA SEGUNDA TENTATIVA

No se desalentaron los conimeños al no tener noticias de Mamani Coronel, a quien y con razón, suponían muerto. Pasaron algunos años, y por fin, el 37, tres conimeños salieron nuevamente a la conquista. También fueron a pie. Se llamaban León Vilca, Juan Cayo y Raymundo Hancco. Eran del ayllu de Huatasani. La empresa no era fácil, pues murieron dos. Sólo Raymundo Hancco regresó a Conima. Llegó, en realidad, para morir. Había adquirido la terciana. Sin embargo, el retorno de Raymundo y lo que dijo de sus experiencias, fueron sumamente útiles para la conquista de la montaña peruana por indios aymaras.

Muerto Raymundo, surgieron sus hermanos, los Hancco, en torno de los cuales se formó un grupo de 50 personas. Eran todos del ayllu de Cupisaya, de la estancia Mililaya. Vale la pena remarcar que los tres ayllus mencionados están a la orilla del Lago. Este grupo hizo mejores preparativos. Tomaron nota de la experiencia que les comunicó el agonizante Raymundo, en lo relativo al camino, al clima, a los alimentos y a los peligros que aparecían por todas partes, pues además del cansancio y de la falta de alimentos, estaba el frío en el paso de la cordillera, y los animales salvajes en la cabecera de montaña.

El grupo fue dirigido por los hermanos Hancco, vengadores de Raymundo. Se llamaban Cipriano, Paulina y Genaro. También fue con ellos Miguel Ccahuapasa Romero, del ayllu Checcasaya. Casi todos ellos viven. Hay que decir que los hermanos Hancco y los demás eran baquianos en asuntos de montaña, pues habían estado varias veces en las Yungas. Sabían inclusive, el manejo de las armas, y tenían algunas. los expedicionarios aymaras, todos jóvenes, llevaron para la empresa machetes y hachas; y como alimento, un pedazo de charqui, sal, cebada molida y quinua también molida. No podían olvidar la coca y teñían un poco de cigarrillos. La carga que cada uno llevaba a las espaldas, pesaba más o menos tres arrobas, lo que obligaba a estos expedicionarios, que iban a pie, a hacer un esfuerzo considerable, ya que tenían que subir desde las orillas del Titicaca a 3,800 metros, hasta el paso del cuello de Sina, que debe tener 4,800 metros, y quizá hasta un poco más, pues se pasa junto a la nieve perpetua.

JORNADA


Puestos en marcha, se iban ayudando unos a otros. Hasta en el camino trabajaban y se comportaban en ayni, o sea cooperativamente. La jornada duró ocho días. No me acuerdo la fecha en que partieron, pero eso debió haber sido entre mayo y octubre, o sea en los meses en que cesa la lluvia y en que el paso por la cordillera es más fácil. En la montaña llueve, es cierto, casi todo el año, pero ellos iban ya preparados para eso. Lo más grave es el paso por la cordillera, donde las nevadas con viento producen el "pucu", que, cierra en un momento los horizontes, cubre los caminos y el caminante no puede ver ni a tres metros de distancia. Si a un caminante lo agarra el "pucu" en la cordillera, lejos de algún refugio, ya está perdido. A veces nieva durante dos o tres días seguidos, haciendo imposible caminar a los mismos animales, pues la nieve se aglutina en los cascos de las mulas o caballos, formándose pelotas que les impide seguir adelante.

MUSICA

Olvidaba decir que ninguno de los conimeños expedicionarios olvidaron de poner en su impedimenta su zampoña, su quena o su pinquillo. Al hacer sus pascanas, luego de satisfacer siquiera en parte el apetito, soplaban en sus cañas. Esa música suave, que tiene mucho del viento, les trae siempre el recuerdo de su casa y de su pueblo, y por eso les inspira fuerza. Hay que imaginarse cómo soplarían gustosos sus zampoñas cuando descansaban bajo alguna peña, en la impresionante soledad de la puna.

Una vez tramontado el cuello de Sina, el camino, aunque áspero siempre, se hace más fácil, porque es de bajada. En pocas horas de marcha se nota el cambio de temperatura. A poco comienza a percibirse la presencia de una vegetación poderosa. De repente aparecen los primeros helechos, que a medida que se baja, son más grandes, hasta llegar a entrelazarse unos con otros formando túneles arbóreos.

Pero entonces, cuando ya no existe el peligro del frío, sobreviene el peligro de las fieras. Tigrillos y jaguares solían rondar por esa naturaleza que todavía no había sido hollada por el hombre. Desde que fueron abandonados los gomales, ya nadie había ido por allí. Todo había remontado. Todo era nuevamente virgen. Como todo les era hostil, los expedicionarios se veían obligados a dormir trepados en los árboles, a fin de protegerse de un ataque sorpresivo de esos animales vivaces y de gran agilidad.

COLONIZACION

A los ocho días de marcha, mermadas considerablemente las vituallas, los cincuenta expedicionarios aymaras llegaron a la quebrada que se llama hoy Tambopata, propicia para establecer allí una colonización. Y decidieron acampar allì para iniciar sus primeros trabajos. La primera sorpresa que tuvieron los pioneros fue el encuentro de una familia aymara establecida allí. Era la familia Noa. El hombre era seguramente boliviano. La mujer era de Huata (Conima) ... Era una pareja que vivía enteramente sola. Es seguro que luego de haber sido abandonada la explotación de la goma, esa pareja decidió permanecer en la zona. Es justo decir que la mayor parte de los que explotaban la goma eran bolivianos.

La primera labor que hubo que hacer, fue, como es comprensible, la de rozar o desmontar. Todos los conimeños trabajan igual, siempre atenidos al aymi, o sea con espíritu cooperativo. Dos dìas de trabajo dedicaban todos a cada uno. Después de haber hecho el roce, salieron, pero habìan dejado expedito el terreno para la agricultura. Al regreso, a comienzos de septiembre, quemaron el desmonte y abonaron con esas cenizas el campo, de por si feraz. Cultivaron lo que había de darles alimentos inmediatos, o sea el maíz y la yuca, que rinden a los tres meses. Sembraron luego zapallos, plátanos y café. Este último tarda tres años para fructificar, pero constituye la base misma del negocio. Lo otro es la despensa para ellos mismos y para sus familias de Conima. Poco a poco se fue estableciendo entre Conima y Tambopata un va y viene vivo, una lanzadera de trabajo. Todo se hacía silenciosamente. Era un pueblo que se movía como la arena en el viento. Nada sabían de ello las autoridades. Nada decían tampoco los periòdicos. Pero ya en Tambopata creció luego la papa japonesa, tan útil para alimentar prestamente a los que no tienen despensa. Luego, los expedicionarios y otros conimeños trajeron de las Yungas de Bolivia la hualusa, una especie de papa japonesa muy sabrosa, alimenticia y de cultivo pronto. En esta forma, la salvaje quebrada de antaño se convirtió poco a poco en un tablero de chacras. Se fueron construyendo casas, primeramente muy rústicas, hasta llegar a la ciudad que hoy es Tambopata, donde hay como 15 campesinos que poseen su camión propio y tienen casa con calamina. Se ha organizado un Frente Cívico, cuyo presidente es Waldo Calderón Pacoricona. Fungió de alcaide mucho tiempo, e hizo construir locales para el Concejo, el Colegio y el Núcleo Escolar. Hoy, casi todos los conimeños tienen su cafetal.

LA MUJER

Las mujeres de Conima comenzaron a viajar a Tambopata a partir del año 42 o 43. Ellas tejen, cocinan y ayudan también en las tareas del campo. El tránsito por Sina ha debido ser sumamente penoso para las mujeres, por mucho que la aymara es extraordinariamente resistente y sufrida. Hoy en día, casi ya nadie va por Sina, ese camino histórico de los pioneros. Se entra en camión por la carretera de Sandia, que prácticamente ha llegado ya a San Juan del Oro, esa Tierra Prometida que produce 100 mil quintales de café al año.

Vicentina Phocco Palero y familia. Premios recibidos por mejor café a nivel mundial

REFLEXIONES

Según expresi6n del ingeniero centro americano, señor Quesada, que trabajó en el Perú años atrás en un organismo de las Naciones Unidas, no conocía en nuestro país ningún esfuerzo de colonización de la ceja de montaña, que pudiera compararse al desplegado por los aymaras en Tambopata, pese a que hicieron esta obra admirable, sin ayuda del Estado, en condiciones espantosas, aguijoneados por el hambre y conducidos por esa brújula que les concedió la naturaleza y_la tradición ancestral.

Ahora bien, lejos de haberse construido la carretera por Sina, como lo deseaban los pioneros que cumplieron la obra, ella ha sido construida por el lado de Sandia, teniéndose más en cuenta los intereses creados en este. último lugar que el esfuerzo realizado por los colonizadores y las necesidades mismas de Huancané. En fin, el camino está construido, y se acabó, pero conviene recalcar la poca estimación que se tiene por la obra indlgena; el campesino trabaja y realiza, pero su voz no es escuchada.

Y, finalmente, refiriéndonos a la cita que encabeza este artículo, a manera de epígrafe, vemos que las condiciones de los campesinos puneños en la actualidad, no han variado gran cosa desde hace cerca de cuatro siglos. Y si se ha modificado en algo positivamente, ello se debe a ese esfuerzo que tiene caracteres de epopeya, mediante el cual se ha conquistado para el Departamento de Puno y para el Perú, una extensión apreciable de tierra feraz, en la que viven y trabajan más de veinte mil personas, en forma permanente. <>

martes, 19 de abril de 2022

PARA EL ANALISIS DE LA ESTRUCTURA EDUCATIVA EN EL PERU

 EL SUBDESARROLLO DEL PERÚ

Y LA UNIVERSIDAD

Por Jorge Rendón Vásquez

N

o hay en el Perú suficientes candidatos con las calidades intelectuales, formación superior, independencia de criterio y sindéresis para cubrir los cargos con poder de decisión en los aparatos de producción y estatal y las cátedras universitarias.

¿Por qué?

Muy simple. Porque las universidades peruanas los han formado así y porque, después, en la práctica profesional, han perfeccionado sus deformaciones de origen, con algunas excepciones laudables debidas a la perspicacia y entereza de quienes comprenden que deben formarse o reformarse por sí mismos o irse a alguna universidad extranjera de prestigio. Esto quiere decir que hay, en nuestro país, una compatibilidad perfecta entre nuestro subdesarrollo económico, social e intelectual y la universidad.

Nunca, la universidad peruana estuvo al nivel de las universidades europeas o norteamericanas con menor puntaje en el ranking o con sus homólogas de Argentina, Brasil y México; y sus leyes orgánicas legalizaron este pasar, con excepción de la última de 2014 que instituyó, por lo menos, una entidad de control de su calidad.

Dentro de su inferioridad, la universidad peruana ha experimentado una crisis de crecimiento deformado, caracterizado por la confluencia de tres factores: la llegada a sus aulas de oleadas de jóvenes de las clases sociales postergadas; la inexistencia de un nivel de formación profesional intermedio; y el bajo nivel general de sus docentes.

1) Los descendientes de las castas raciales subyugadas durante el Virreynato y la República, convertidos en sujetos de las clases obrera, campesina y pequeño burguesa provinciana comenzaron, con derecho, a acceder en masa a la universidad a partir de la mitad del siglo pasado, tras haber pasado el ciclo de la educación secundaria que el Estado extendió por la necesidad de la oligarquía y el capitalismo emergente de contar con un mayor número de obreros y empleados con los conocimientos de base indispensables para el manejo de los instrumentos de producción y la documentación en las oficinas. Las universidades, casi todas públicas, se sobrecargaron año a año y, muy lentamente después, aumentaron su infraestructura y el número de sus docentes para recibirlos, aunque apelando más a la cantidad que a la calidad. Las oleadas anuales de nuevos postulantes a las univesidades se incrementaron por el crecimiento de la población.

2) Para los dirigentes del Estado, siempre fue desconocida la necesidad de contar con un nivel intermedio de formación profesional de técnicos y personal de encuadramiento. Las únicas realizaciones en este campo se debieron: 1) a la Sociedad Nacional de Industrias que promovió y financió en 1961 la creación del Servicio Nacional de Aprendizaje y Trabajo Industrial (SENATI) para la formación de obreros calificados en diversas especialidades y al que se le dio como marco legal la Ley 13771: y 2) a la Embajada Francesa que, con la ayuda de las asociaciones industriales de Francia, creó un centro de formación de técnicos que funcionó hasta comienzos de la década del 80. Mucho después fueron creados otros centros similares por iniciativa privada. Las carencias en este nivel determinan que la mayor parte de jóvenes que concluyen la educación secundaria y pueden seguir estudios superiores se dirijan, como por un canal directo, a la universidad, más para promoverse socialmente con una profesión universitaria, por lo general con estudios librescos y ajena a la producción de bienes y servicios materiales, que para insertarse útilmente en el mercado de personal técnico.

3) En las universidades europeas, norteamericanas y las más importantes de América Latina para ser docente universitario es imprescindible el grado de doctor. Más aún, en esas univesidades, la vocación de los estudios y las tesis doctorales es formar sus docentes. Las leyes universitarias peruanas ignoraron esta exigencia fundamental y permitieron el ejercicio de la docencia universitaria con simples licenciaturas o títulos profesionales. Y, de entrada, así, la universidad peruana fue condenada irremisiblemente a mantenerse en el subdesarrollo. Recién, la ley universitaria de 2014 ha comenzado a exigir, por lo menos, el grado de magister para los niveles de profesores auxiliar y asociado y el grado de doctor sólo para el nivel de profesor principal. Sin embargo, por una disposición transitoria, esta ley les dio a los docentes sin el grado de magister el plazo de cinco años para obtenerlo, ante la perspectiva inmediata de dejar sin profesores a las universidades. Vencido este plazo sólo una parte de ellos pudo llegar a ese grado en programas de maestría pagantes, improvisados en parte  y truqueando sobre el conocimiento de otra lengua extranjera y con tesis discutibles por su baja calidad. A los demás, ese grado les es inalcanzable porque, por su formación anterior y la edad, su mente rechaza el estudio concentrado, el planteamiento de las hipótesis a desarrollar, el fichaje y la propuesta de consecuencias y conclusiones. A ello se ha añadido el sobredimensionamiento de la autonomía universitaria que, en la práctica cotidiana, se ha convertido en la autonomía personal de cada docente universitario para enseñar lo que quiera, sin relación con la función principal de la universidad, consistente en suministrar los cuadros que requieren los aparatos productivo y estatal y el desarrollo económico, social y cultural del país. Esta noción tiene como remoto antecedente la libertad de cátedra, reconocida por la Constitución de 1933, pero que fue entendida como la libertad de enseñar lo que el docente quería. La introdujo en la Constitución de 1979, como autonomía universitaria, un representante transfuga de varios partidos y alcohólico irredento, en ese momento aprista, como autonomía a secas, a la que otro representante le añadió, por fortuna, la condición de sujetarse a la ley, y así pasó a la vigente Constitución de 1993, que no se refiere para nada a la necesidad de hacer de la universidad un sistema cuya razón de ser sea el servicio a la sociedad y a su progreso en todos los campos del conocimiento.

En la década del noventa, el gobierno de Fujimori decidió incrementar la oferta del servicio universitario recurriendo a la creación de universidades privadas para acoger, sobre todo, a una creciente masa de postulantes salidos de la pequeña burguesía y de las clases trabajadoras que podían pagar las pensiones fijadas con criterio comercial. La autorización de funcionamiento de estas nuevas universidades fue encomendada a una comisión de cinco exrectores nombrados por la Asamblea Universitaria. Se crearon así, sin ton ni son, innumerables universidades con capitales privados de reducido monto. Se prescindió absolutamente de la calidad de los docentes. Como para serlo bastaba poseer un título universitario se improvisó docentes por doquier. Alguien dijo que los rectores de algunas de estas universidades se colocaban en la puerta de sus locales ofreciendo las plazas de docentes a cuanta persona  pasaba por allí. En algunas, privadas, los rectores llegaron a fijarse sueldos exhorbitantes. Y, por supuesto, la fortuna de los inversores aumentó de mes en mes por una demanda en aumento, estimulada por complacientes exámenes de ingreso y de las asignaturas, pensiones que debían pagarse sí o sí, sueldos de los “catedráticos”, no muy encima de la remuneración mínima, y por la colaboración del Estado que, por la Constitución (que para eso ha sido hecha así), exonera del pago de todo impuesto directo e indirecto a estas universidades. Firmes en su poder económico, algunos de estos propietarios tentaron suerte en la política y se convirtieron en jefes de partidos y representantes al Congreso.

¿Cómo sacar del subdesarrollo a la universidad peruana? ¿Cómo redirigirla a enseñar e investigar lo que nuestro país necesita? ¿Cómo hacerla que forme a los profesionales en la cantidad y calidad que requieren sus aparatos productivo y estatal, y no profesionales en exceso en ciertas ocupaciones, que devienen parasitarios, distrayendo una fuerza de trabajo necesaria en las actividades de producción? ¿Cómo arrancarla del interés, el autoritatismo y la comodidad de las camarillas de docentes parapetados en sus nichos autónomos?

La respuesta a estas preguntas conduce a fijarse en la normativa que legaliza tan absurda y lamentable situación. Es preciso reformar los artículos de la Constitución relativos a la educación y a la formación universitaria. Pero eso solo no bastaría.

Por una parte, es preciso crear en las capitales de departamento centros estatales de formación profesional intermedia con las especialidades apropiadas a las actividades productivas de cada región.

Por otra, se debe formar masivamente a los docentes que la universidad reformada requiere y, para ello, el Estado peruano debería financiar algunos centenares de becas anuales para hacer los doctorados en universidades europeas, norteamericanas, asiáticas y de ciertos países latinoamericanos, como Argentina, Brasil y México. La determinación de las universidades y especialidades de formación en esos países, los acuerdos con esas universidades y la organización de los concursos para seleccionar a los postulantes a las becas, de no más de 35 años, deberían estar a cargo de una entidad central, como el SUNEDU. Diez años después del comienzo de este proyecto, si se llevara a cabo, los nuevos docentes comenzarían a sacar a nuestro país del subdesarrollo.

San Marcos

(Comentos, 18/4/2022)

DANZA QANCHIS DE AYAVIRI

 PATRIMONIO CULTURAL DE LA NACIÓN

 


San Borja, 07 de abril del 2022

 RESOLUCION VICEMINISTERIAL 

Nº 000093-2022-VMPCIC/MC

VISTOS; el Informe N° 000204-2022-DGPC/MC de la Dirección General de Patrimonio Cultural; el Informe N° 000251-2022-DPI/MC de la Dirección de Patrimonio Inmaterial; la Hoja de Elevación N° 000196-2022-OGAJ/MC de la Oficina General de Asesoría Jurídica; y,

CONSIDERANDO:

Que, el artículo 21 de la Constitución Política del Perú señala que los yacimientos y restos arqueológicos, construcciones, monumentos, lugares, documentos bibliográficos y de archivo, objetos artísticos y testimonios de valor histórico, expresamente declarados bienes culturales, y provisionalmente los que se presumen como tales, son Patrimonio Cultural de la Nación, independientemente de su condición de propiedad privada o pública; los mismos que se encuentran protegidos por el Estado;

Que, el inciso 1 del artículo 2 de la Convención para la Salvaguardia del Patrimonio Cultural Inmaterial de la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura – UNESCO, establece que “se entiende por Patrimonio Cultural Inmaterial los usos, representaciones, expresiones, conocimientos y técnicas –junto con los instrumentos, objetos, artefactos y espacios culturales que les son inherentes– que las comunidades, los grupos y en algunos casos los individuos reconozcan como parte integrante de su patrimonio cultural. Este patrimonio cultural inmaterial que se trasmite de generación en generación es recreado constantemente por las comunidades y grupos en función de su entorno, su interacción con la naturaleza y su historia, infundiéndoles un sentimiento de identidad y continuidad, y contribuyendo así a promover el respeto de la diversidad cultural y la creatividad humana”;

Que, el numeral 2 del artículo 1 de la Ley N° 28296, Ley General del Patrimonio Cultural de la Nación y modificatorias, señala que integran el patrimonio inmaterial de la Nación las creaciones de una comunidad cultural fundadas en las tradiciones, expresadas por individuos de manera unitaria o grupal, y que reconocidamente responden a las expectativas de la comunidad, como expresión de la identidad cultural y social, además de los valores transmitidos oralmente, tales como los idiomas, lenguas y dialectos autóctonos, el saber y conocimiento tradicional, ya sean artísticos, gastronómicos, medicinales, tecnológicos, folclóricos o religiosos, los conocimientos colectivos de los pueblos y otras expresiones o manifestaciones culturales que en conjunto conforman nuestra diversidad cultural;

Que, el literal b) del artículo 7 de la Ley N° 29565, Ley de creación del Ministerio de Cultura y modificatoria, establece que es función exclusiva del Ministerio de Cultura realizar acciones de declaración, generación de catastro, delimitación, actualización catastral, investigación, protección, conservación, puesta en valor, promoción y difusión del Patrimonio Cultural de la Nación;

 Que, el artículo 55 del Reglamento de Organización y Funciones del Ministerio de Cultura, aprobado mediante Decreto Supremo N° 005-2013-MC, establece que la Dirección de Patrimonio Inmaterial es la unidad orgánica encargada de gestionar, identificar, documentar, registrar, inventariar, investigar, preservar, salvaguardar, promover, valorizar, transmitir y revalorizar el patrimonio cultural inmaterial del país, en sus distintos aspectos, promoviendo la participación activa de la comunidad, los grupos o individuos que crean, mantienen y transmiten dicho patrimonio y de asociarlos activamente en la gestión del mismo. Depende jerárquicamente de la Dirección General de Patrimonio Cultural;

Que, mediante el Memorando Nº 000396-2021-DDC PUN/MC, la Dirección Desconcentrada de Cultura Puno remite el Informe N° 000074-2021-DDC PUNSMT/MC, en el que se recomienda derivar el Oficio Nº 01-2021-CDDQA-A-M-P y los anexos, presentados por la señora Yolanda Puma Machaca, presidenta del Comité de Declaratoria de la Danza “Los Qanchis de Ayaviri” por el que solicita la declaratoria de la Danza “Los Qanchis de Ayaviri, Fe y Devoción, en la Festividad de la Santísima Virgen de Candelaria–Ayaviri-Melgar-Puno”, como Patrimonio Cultural de la Nación;

Que, mediante el Informe N° 000204-2022-DGPC/MC, la Dirección General de Patrimonio Cultural, con sustento en lo desarrollado en el Informe Nº 000251-2022- DPI/MC de la Dirección de Patrimonio Inmaterial recomienda declarar Patrimonio Cultural de la Nación a la danza Qanchis de Ayaviri;

Que, la danza Qanchis de Ayaviri es parte imprescindible de la festividad de la Santísima Virgen de la Candelaria celebrada los días 23, 24 y 25 de enero en la ciudad de Ayaviri, provincia de Melgar, región Puno. Los antecedentes de esta danza se remontan a la historia prehispánica y colonial, aunque esta manifestación en concreto está relacionada a un culto instituido hacia la década de 1930, con la aparición milagrosa de la mencionada virgen en el cerro Kolqueparque, culto que ha cobrado popularidad y se ha convertido en una de las expresiones clave de la identidad cultural de Ayaviri; Que, Qanchis es, en primer lugar, el nombre de una antigua etnia que descendía de la macro etnia Kana que tuvo presencia en la región que comprende las partes altas del Cusco y la región occidental del altiplano. Los Qanchis se extendieron por la margen derecha del río Vilcanota, colindante con la etnia de los Ayaviri que se establecieron en la zona occidental del altiplano. Para los incas, la región era un paso obligado hacia el Collao, estableciendo el sitio de Ayaviri como punto de bifurcación del Qhapaq Ñan, de donde partían los caminos que conducían a las riberas Norte y Sur del lago Titicaca, conocidas respectivamente como Omasuyo y Urkusuyo, haciendo de éste un hito importante en las rutas de movimiento poblacional y económico entre el altiplano y el Cusco. Durante el periodo colonial pobladores de esta región, incluyendo los de origen qanchis, fueron integrados a la mita minera del Potosí, sistema de explotación que fomentó una ruta comercial que intensificó la conexión entre el altiplano y el Cusco. Esta relación constante se ha reflejado en la presencia en la tradición puneña de danzas que representan a poblaciones cusqueñas, entre las que destacan las de la etnia Qanchis, como el Pukaqanchi de Macarí, y el Qanchis y Comadres (también llamado Pukaqanchis) de Umachiri, ambas en la provincia de Melgar, y el Saltaqanchi de Tirapata, en la provincia de Azángaro, todas ellas asociadas a fiestas religiosas. Este el caso, igualmente, de la danza Qanchis de Ayaviri;



Que, en segundo lugar, el culto mariano, manifiesto en la figura de la virgen, en su calidad de patrona, en superposición del culto a la Pachamama o al lago Titicaca, es una constante en todo el altiplano, donde tuvo especial difusión, con ejemplos tan importantes como la Virgen de la Candelaria de Puno, declarada Patrimonio Cultural de la Humanidad en el año 2014. En Ayaviri, esta importancia se traduce en el culto a tres imágenes de la virgen, celebradas en fechas centrales de su ciclo festivo. La primera imagen de la virgen que se conoce en Ayaviri fue traída en 1750 del Alto Perú, de San Pedro de Moco Moco, actual provincia de Eliodoro Camacho, La Paz, conocida hoy como la Virgen de Altagracia y cuya fiesta corresponde a la de la Virgen de la Natividad, el 8 de setiembre. Las otras dos vírgenes aparecieron en la misma localidad de Ayaviri, en los territorios de las parcialidades de Ccapac Hancco y Umasuyo. La Virgen de Qenchanipata apareció en la parcialidad de Ccapac Hancco en 1792, y es asociada a la protección del ganado ovino, siendo celebrada en los días de la Virgen de la Asunción, del 15 al 22 de agosto. Mucho más recientemente, hacia 1933, apareció otra imagen de la virgen en el cerro Kolqueparque, perteneciente a la parcialidad de Umasuyo, y es la que se celebra en Ayaviri en las fechas que nos ocupan, denominada Santísima Virgen de la Candelaria de Ayaviri, aunque sus fechas corresponden a la Virgen de la Paz cuya fiesta se celebra el 24 de enero. En ambos casos la virgen se aparece a menores de edad, hijos de familias de pastores, y ante el aviso de su aparición se suceden diversos milagros con los que termina instituyéndose el culto;

Que, según la tradición local, una imagen de la Virgen de la Candelaria estaba en la iglesia de San Juan Bautista de Puno, cuando en 1933 se incendió. Esto causó que la imagen saliera molesta del templo a buscar una nueva residencia, llevando una vestimenta negra y su niño al brazo. Fue así que apareció en la casa de Félix Mayta, en el cerro Kolqueparque, miembro de la parcialidad de Umasuyu Alto, donde solicitó hojas de coca siendo acogida por la familia. Este acto fue recompensado con la multiplicación del ganado de la familia. Saliendo de aquella casa la virgen se apareció a diversas personas, en su mayor parte niños pastores de ovejas quienes avisaban de su aparición sin ser escuchados; en retribución las ovejas eran bendecidas por la virgen propiciando su multiplicación. Por último, se apareció a dos muchachas, Ángela Mamani Huallpa y su hermana, diciéndoles que anunciaran su aparición a sus padres, autoridades, párroco y población en general. Al ser avisados todos, fueron en romería al lugar de su aparición, encontrando una imagen de la virgen impresa en la ladera de la montaña. La noticia del milagro fue comunicada por la familia Mamani Huallpa a Puno. Al haber sido elegidos testigos del milagro construyeron una capilla para la imagen a la que se trasladó la pared de piedra con la imagen milagrosa. A partir de esta historia se explican costumbres como el k’intuska u ofrenda ritual de coca kintu en el cerro Kolqueparque, en referencia al pedido de la virgen cuando apareció en casa de Félix Mayta;

Que, la tradición local supone que las danzas que representan a los qanchis son una adaptación de la danza que interpretaban los devotos provenientes de la homónima provincia cusqueña, llevados por la devoción a las vírgenes cuyas apariciones se han sucedido en Ayaviri desde el siglo XVIII. De acuerdo a la información proporcionada por los portadores, en la década de 1930 existían cuatro grupos de danza Qanchis para diversas celebraciones, tanto para las tres vírgenes de Ayaviri como para San Francisco de Asís. Según las referencias, la primera organización de bailarines de la danza Qanchis se fundaría en 1937, por miembros del barrio Qollpapata, del lado occidental de Ayaviri. En este contexto, las fotografías del documentalista francés Pierre Verger, que corresponden a la década de 1940, y un reporte noticioso en formato de filme que forma parte del archivo de la Biblioteca Nacional del Perú, constituyen los registros visuales más antiguos que se tienen de la danza. Posteriormente, en la década de 1970, aparece formalmente la comparsa Qanchis Celeste, que tuvo un tiempo de inactividad durante unos años por falta de alferados, hasta su reaparición el año 2005. Estas dos comparsas son las que representan hoy la danza Qanchis de Ayaviri;

Que, las comparsas de Qanchis Qollpapata y Qanchis Celeste representan a dos de las cuatro parcialidades de las que ha constado la localidad de Ayaviri desde su aparición como reducción colonial. Cada comparsa cuenta con cerca de cien miembros, forma parte de la Hermandad de la Santísima Virgen de la Candelaria de Ayaviri y cuenta con una junta directiva, compuesta por un presidente, un vicepresidente, un secretario y un tesorero, quienes hacen las coordinaciones para la representación del conjunto. También forman parte de ella los alferados, devotos de la virgen que cubren los gastos de la fiesta; los protectores, encargados de proveer vestimentas y otros enseres al conjunto; los cargopasados, alferados de años anteriores que guían al conjunto a partir de su experiencia, y los músicos locales contratados. En su presentación en el santuario de la virgen en la ladera Noroeste del cerro Kolqueparque la comparsa Qanchis Qollpapata se ubica a su lado izquierdo, y la de Qanchis Celeste a su lado derecho; Que, los personajes de la danza Qanchis de Ayaviri presentan una serie de rasgos característicos que en la visión popular representan a los devotos venidos del Cusco, como la vestimenta, los modales, las expresiones y las canciones en quechua cusqueño, así como el acompañamiento musical por un conjunto de instrumentos de cuerda. Las comparsas se presentan organizadas como un extenso conjunto familiar, presidido por la pareja formada por Tayta Manco Capac y Mama Oqllo, nombres de los fundadores míticos del Cusco, quienes guían al conjunto. El grueso de los bailarines lo componen los qanchis y las qoyas, quienes interpretan, respectivamente, a los hijos e hijas de la pareja, y forman las figuras coreográficas que incluyen simulaciones de las labores agrícolas. De este grupo destacan dos hijos mayores, Sinchi Roca, según las crónicas hijo de Manco Capac, y su hermana Yawar Wara. Actuando fuera del grupo está el doctor u Orqowaranqa, representado como un abogado o doctor en derecho que proclama tener un amplio conocimiento de leyes. Según la interpretación local, se trata de un personaje disoluto y derrochador que asume una postura de profesionalidad para esconder sus vicios y seguir siendo mantenido por sus padres. Otros hijos de la pareja son el Arariwa, que cuida una chacra ante la presencia de los loros que pueden depredar los maizales y, por último, los hijos menores, Wartulucha, nombre derivado de Bartolomé, quien baila en honor de la virgen en agradecimiento al milagro de curar su pie herido y Wachacha, hija menor; personajes interpretados por menores de edad. Fuera del grupo familiar están los loros o pesqoloros, bailarines con máscara de ave que intentan comer del maizal y, agregado recientemente, el Lonla, adivino que predice el futuro;

Que, la vestimenta de los qanchis presenta una mezcla de elementos cusqueños y altiplánicos que consta de camisa blanca, pantalón de bayetilla negra adornado con cintas rojas y celestes y botones blancos, un poncho de alpaca de siete colores – siendo también la palabra qanchis el numeral siete en quechua – ojotas o zapatos, el ukhuch’ullo, pasamontañas de lana blanca con cejas y bigotes de lana negra, que le cubre toda la cabeza, sobre ésta un patach’ullo, gorro de lana largo, propio de la tradición altiplánica, y una montera de mimbre cubierta con bayeta negra y decorada con cintas y grecas. Como accesorio lleva una chuspa, taleguilla de lana adornada con borlas, la cual contiene hojas de coca y llipta (ceniza de quinua), y un bastón. Las qoyas visten blusa con adornos de encaje en el pecho y los puños, pollera, multicolor para la comparsa Qanchis Qollpapata y celeste para la de Qanchis Celeste, centros de seda adornados con encajes, una montera similar a la del varón y con una decoración más profusa con cintas y grecas, el phullo, manta de lana, usualmente llana y bordada en sus cuatro costados con motivos florales, sobre la cual lleva otra manta de mayor tamaño, la k’epiña o lliklla, de fibra de camélido con diseño de listas con motivos y colores diversos. Pueden vestir ojotas, pero usualmente calzan sandalias. Como accesorios, llevan una chuspa tejida, algo más pequeña que la de uso masculino y, en la mano derecha, un pañuelo blanco con encaje. Estos trajes son genéricos para todo el grupo, mientras que el conjunto musical lleva la misma vestimenta que los qanchis;

Que, las figuras con nombres propios tienen rasgos y accesorios particulares que indican su posición. Tayta Manco Capac lleva un pantalón más corto, una montera sin adornos, y una vara de mando con adornos de metal. Como accesorios lleva un zurriago de cuero, un instrumento de viento hecho de cuernos de toro y ovino llamado pututo (nombre que usualmente se da a la caracola usada como trompeta), y un costalillo, bolso rectangular de bayetón en el que lleva habas tostadas para invitar a los presentes y la quinsapalpa, látigo de tres puntas de cuero. Mama Oqllo luce un traje similar al de las qoyas. El Orqowaranka es caracterizado como un caballero distinguido, con camisa blanca, levita negra o azul, corbata, pantalón blanco, bastón de madera, peluca rubia, máscara de papel maché con tez clara y bigotes, botines o borceguís de caña alta, y un libro de actas que contiene textos legales, testimonios, relatos familiares, y fotografías de diversa fuente. Los loros llevan pantalones de bayeta negra, ponchos grandes listados de fondo verde, y un cubrecabeza de hule jaspeado que reproduce la cabeza del loro. Por último, el Lonla lleva un traje similar al de los qanchis, pero el ukhuch’ullo es de diseño listado y fondo negro, dejando la cara blanca con bordados en ojos, boca y mejillas, y un poncho blanco de lana con diseños multicolores, llevado en bandolera sobre la camisa. En cuanto a Sinchi Roca, Yawar Wara, Wartulucha y Wachacha, llevan los mismos trajes que los qanchis y qoyas. Varias de las prendas de los miembros de las comparsas, como ponchos, chuspas o chullos, representan símbolos asociados a la distribución de parcelas, a los astros, los altares y las ofrendas. En el phullo, de uso femenino, hay motivos bordados de flora y fauna, mientras que en la k’epiña los motivos representados más frecuentes son flores, p’uños (vasijas para fermentación de chicha), parcelas, guitarras, mujeres danzantes y el cerro Kolqueparque;

Que, la coreografía del grupo sigue una serie de pasos o estaciones características: el pasacalle, la marinera y el huayno así como las representaciones de la siembra o tarpuy, del carnaval y de la cosecha. El grupo se distribuye siempre encabezado por el Tayta Manco Capac al frente del conjunto, seguido por Mama Oqllo encabezando la hilera de las qoyas, por el lado izquierdo, mientras los qanchis se distribuyen al lado derecho, el doctor aparece al costado del grupo de las qoyas, y el alferado aparece por detrás del grupo. En las partes de la coreografía en las que se interpretan las actividades festivas de los qanchis – siembra, carnaval y cosecha – el cuerpo principal de bailarines se distribuye en círculo alrededor de la capilla, siendo una mitad de los qanchis y la otra de las qoyas; dentro del círculo están los demás personajes. El conjunto de Qanchis Celeste varía esta figura, al colocarse en forma de semicírculo, alternando los qanchis y las qoyas y describiendo un círculo mientras se desplazan en forma entrelazada. En este caso los personajes característicos también se mantienen al interior de este círculo;

Que, la música de esta danza es interpretada por un conjunto conformado por acordeones y aproximadamente quince instrumentos de cuerda: mandolina, guitarra, charango, chillador, violín y bandurria. En algunos momentos interviene el canto como en las tonadas de despedida Me voy a Cusco, Si al año volveré o quizá ya no y otras, dirigidas a la Virgen de la Candelaria;

Que, las comparsas realizan una serie de actos rituales a lo largo de la fiesta, llamados pago a la Santa Tierra, k’intuska, ch’allasqa y sahumado. El pago a la Santa Tierra es oficiado por un paqo, sacerdote tradicional andino, con la presencia de los alferados, familiares y todos los involucrados en la organización de la fiesta, ante una mesa ritual donde se ofrendan hojas de coca, sullu o feto de camélido, luli o picaflor disecado, flores de clavel rojo y blanco, entre otros elementos. El k’intuska es un ritual oficiado por la pareja de Tayta Manco Capac y Mama Oqllo, consistente en colocar en el suelo el mantillo o unquña de Mama Oqllo, donde se disponen varios elementos: gran cantidad de hojas de coca kintu, muqllu, mazorcas de maíz, incienso y untu o sebo de llama. Cada uno de los presentes coge tres hojas de coca con la mano derecha y las orienta hacia el Este, orando a la tierra y los apus para que la ceremonia les sea propicia. Las hojas son depositadas en un papel blanco doblado a modo de bolsa, y las hojas restantes repartidas entre los presentes para el chacchado o piqcha. En ambos rituales, la ofrenda de hojas y demás elementos rituales se quema en una fogata sobre la que se vierte vino en dirección Este. La ceniza es leída por Tayta Manco Capac; de ser blanca, indica que la actividad será exitosa; y de tener residuos negros, que tendrá dificultades, lo que a su vez predice el destino del año agrícola. Junto al k’intuska se realizan el ch’allasqa y el sahumado. El primero es la invitación de vino a la tierra, esparciéndolo igualmente hacia el Este en una línea recta hecha primero por el Tayta Manco Capac, seguido por Mama Oqllo, los qanchis y qoyas, tras lo cual los presentes toman un sorbo del vino. El sahumado es la purificación espiritual con incienso quemado en sahumerio ante la imagen de la Santísima Virgen de la Candelaria, en casa del alferado. En este acto participa toda la comparsa bajo la dirección de Tayta Manco Capac y alferados. En los rituales se promueve la presencia de jóvenes y menores de edad, a quienes se les enseña a escoger hojas de coca, soplarlas y orientarlas a la salida del sol o hacia los apus de la región, como una forma de identificación con la tradición de Ayaviri;

Que, las comparsas de la danza Qanchis de Ayaviri hacen su entrada a la ciudad de Ayaviri en la víspera el 23 de enero, iniciando con una concentración en las casas de sus respectivos alferados. Acto seguido, realizan el primer k’intuska a la imagen ubicada en el altar del santuario de la Santísima Virgen de la Candelaria y parten al puente sobre el río Kawasiri en las afueras de Ayaviri, donde hacen un segundo k’intuska orientando las hojas de coca al Este y a los apus Kolqueparque, Punkupunku, Kunurana y Tinajani. La entrada formal a la ciudad se hace cerca de las 8.30 de la mañana con las comparsas danzando en pasacalle, encabezadas por dos acémilas de una de las cuales cuelga un cesto grande en donde están Wartulucha y Wachacha, y cargando en la otra productos como maíz y habas del valle del Vilcanota de donde se dice procede la comitiva. Pasan por la iglesia de San Francisco donde presentan su homenaje a la Virgen de Altagracia, interpretando una marinera y rezando el Padre Nuestro y el Ave María, para luego dirigirse al cerro Kolqueparque pasando por la primera capilla de la Santísima Virgen de la Candelaria y luego su actual santuario, donde se celebrará la primera misa de la fiesta. Después, la imagen de la Virgen de la Candelaria es llevada en procesión por la plaza principal de Ayaviri, haciendo paradas en los altares levantados en sus cuatro esquinas, para retornar luego a su santuario. Las comparsas hacen un k’intuska y proceden a la lectura pública de una “colinda”, supuesto documento legal que determina los linderos de la propiedad de la pareja dirigente, donde se representa la siembra del maíz. Esta “colinda” es leída por el Orqowaranqa, en su calidad de Doctor en derecho. Los linderos determinan este territorio como propiedad de las antiguas etnias y sus caciques locales;

 Que, al mediodía, las comparsas bajan a la ciudad de Ayaviri para almorzar en casa del alferado correspondiente a este primer día. Por la tarde, el Tayta Manco Capac invoca al conjunto que comanda a visitar al alferado del día siguiente, día central de la ceremonia, reuniéndose el grupo a la entrada del mismo, danzando huayno y marinera. Partiendo de ahí, comparsas y autoridades irán llevando grandes velas encendidas por las calles de la ciudad hasta las faldas del Kolqueparque en la llamada entrada de cirios;

Que, el 24 de enero, día central de la festividad, se repite la secuencia de misa, procesión, salutación a la Virgen de la Candelaria y danza de las comparsas en sendos lados del Santuario, desde la mañana hasta el mediodía, mientras que en la tarde se hace una representación del tarpuy o siembra, en el cerro Kolqueparque. Esta actuación es de gran importancia porque con ella se presagia las características del año agrícola. Para propiciar el acto, esta actividad inicia con un k’intuska que incluye la quema de la ofrenda y el ch’allay con vino. El Orqowaranqa hace lectura pública, como el día anterior, del documento de propiedad del terreno, estableciendo los linderos de la herencia por cada miembro del cuerpo de baile en su calidad de hijos de la pareja de Manco Capac y Mama Oqllo (qanchis, qoyas, Wartulucha y Wachacha). Estos responden agradecidos y bailan el q’enroy, paso de cortejo especialmente importante en este día. El proceso de siembra y cosecha es llamado chaqray, presidido por la pareja protagonista y sus hijos mayores, Tayta Sinchi Roca y Yawar Wara. Manco Capac y Sinchi Roca inician la siembra haciendo surcos con una chaquitaqlla, mientras Mama Oqllo y Yawar Wara desbrozan los terrones de tierra y colocan semillas de papa en los surcos, con el auxilio de una raukana, azadón de mano. Habiendo hecho dos surcos, se procede a hacer lo mismo sembrando habas y maíz. Cuando los surcos están levantados, Wartulucha y Wachacha, junto al Arariwa, cuidan las chacras de la acción depredadora de los loros;

Que, la pareja protagonista y sus hijos con nombres propios concluyen con un k’intuska y una ch’allaska en agradecimiento a los apus. Se da inicio al carnaval de los qanchis, ataviando a los presentes con el taripasqa compuesto por serpentinas, misturas y espumas, e iniciando la danza respectiva en el lugar. Al final, se procede a representar la cosecha, previo acto de k’intuska pidiendo permiso a la Pachamama para proceder a la recolección de productos e invitación de comidas a los presentes. Se reúnen papas, habas, maíz y cebada, y se preparan platos para invitar a los presentes como la watia de papa cocinada en horno de tierra, ají de habas, de maíz y de cebada, llamados respectivamente habas, sara y cebada uchucha. Una choza de paja que había sido levantada para la familia protagonista se incendia accidentalmente por un descuido de Arariwa. Frente a ello, qanchis y qoyas intentan detener el fuego en la creencia de que quienes cuidaban la chacra (Wartulucha Wachacha y Arariwa) aún están dentro de ella, para encontrar finalmente que estaban en los alrededores;


Que, el día 25 es el q’uchuy o despedida de la Santísima Virgen de la Candelaria. Tras el desayuno, las comparsas, autoridades y devotos van al Santuario del cerro Kolqueparque para una última misa. La imagen es sacada por última vez en procesión por la plaza y calles de Ayaviri. Al finalizar ésta, el párroco invoca a la población para elegir los cargos para la fiesta del año siguiente. Estos son asumidos voluntariamente y los nombres registrados en el libro de actas de la Hermandad. Se hace entonces una k’intuska para que los cargos hagan su desempeño sin contratiempos, luego de la cual se retorna a la ciudad para celebrar en las casas de los nuevos alferados donde todos los integrantes de las comparsas reciben walqachas, grandes collares de panes llevados al cuello. Los varones llevan panes en forma de sol y las mujeres en forma de medialuna. Finalmente, suben al cerro Kolqueparque donde las comparsas danzan por última vez, hacen la ceremonia del k’intuska con ch’allasqa en agradecimiento a la Pachamama y la virgen, y la pareja de Manco Capac y Mama Oqllo les piden que guíen sus pasos al retorno a sus hogares. Se entra al santuario para hacer el q’uchuy, acto de súplica en que los presentes se arrodillan ante la imagen hasta cuatro veces para pedir que puedan encontrarse en la misma festividad al año siguiente. Aquí los cantos de los qanchis muestran especial intensidad y melancolía. Poco a poco todos se retirarán del Santuario al pueblo, siendo este el momento en que concluye la fiesta;

Que, conjuntamente con las referencias citadas en el Informe N° 000251-2022- DPI/MC de la Dirección de Patrimonio Inmaterial se detallan las características, la importancia, el valor, alcance y el significado de la danza Qanchis de Ayaviri, del distrito del mismo nombre, provincia de Melgar, región Puno; motivo por el cual, dicho informe constituye parte integrante de la presente resolución viceministerial, conforme a lo dispuesto en el artículo 6 del Texto Único Ordenado de la Ley N° 27444, Ley del Procedimiento Administrativo General, aprobado mediante Decreto Supremo N° 004- 2019-JUS;

Que, mediante la Resolución Ministerial N° 338-2015-MC, se aprobó la Directiva N° 003-2015-MC, “Directiva para la Declaratoria de las Manifestaciones de Patrimonio Cultural Inmaterial y de la Obra de Grandes Maestros, Sabios y Creadores como Patrimonio Cultural de la Nación y Declaratoria de Interés Cultural”, en la que se establecen los lineamientos y normas para la tramitación del expediente de declaratoria de Patrimonio Cultural de la Nación de las manifestaciones del patrimonio cultural inmaterial, correspondiendo al Viceministerio de Patrimonio Cultural e Industrias Culturales declarar las manifestaciones del patrimonio cultural inmaterial como Patrimonio Cultural de la Nación; así como su publicación en el diario oficial “El Peruano”;

Con las visaciones de la Dirección General de Patrimonio Cultural, de la Dirección de Patrimonio Inmaterial, de la Dirección Desconcentrada de Cultura de Puno y, de la Oficina General de Asesoría Jurídica;

De conformidad con lo establecido en la Constitución Política del Perú; la Ley N° 28296, Ley General del Patrimonio Cultural de la Nación y modificatorias; la Ley N° 29565, Ley de creación del Ministerio de Cultura y modificatoria; el Decreto Supremo N° 011-2006-ED, Decreto Supremo que aprueba el Reglamento de la Ley N° 28296, Ley General del Patrimonio Cultural de la Nación y modificatorias; el Decreto Supremo N° 005-2013-MC, Decreto Supremo que aprueba el Reglamento de Organización y Funciones del Ministerio de Cultura; y la Directiva N° 003-2015-MC, aprobada por Resolución Ministerial Nº 338-2015-MC;

SE RESUELVE:

Artículo 1.- Declarar Patrimonio Cultural de la Nación a la danza Qanchis de Ayaviri, distrito de Ayaviri, provincia de Melgar, departamento de Puno, por entrelazar aspectos como la representación de la etnia Qanchis, fundadora mítica del Cusco; el culto mariano a la Virgen de la Candelaria, de gran importancia en el altiplano andino; así como el complejo ritual k’intuska y la representación teatralizada de las actividades de siembra, cosecha y carnaval; tratándose en ese sentido de una expresión que resume algunos de los motivos centrales de la memoria, historia y tradición de Ayaviri.

Artículo 2.- Encargar a la Dirección de Patrimonio Inmaterial, en coordinación con la Dirección Desconcentrada de Cultura de Puno y la comunidad de portadores, la elaboración cada cinco años de un informe detallado sobre el estado de la expresión declarada, de modo que el registro institucional pueda ser actualizado en cuanto a los cambios producidos en la manifestación, los riesgos que pudiesen surgir en su vigencia, y otros aspectos relevantes, a efectos de realizar el seguimiento institucional de su desenvolvimiento y salvaguardia, de ser el caso.

Artículo 3.- Disponer la publicación de la presente resolución viceministerial en el diario oficial “El Peruano”, así como su difusión en la sede digital del Ministerio de Cultura (www.gob.pe/cultura), conjuntamente con el Informe N° 000251-2022-DPI/MC.

Artículo 4.- Notificar la presente resolución viceministerial y el Informe N° 000251-2022-DPI/MC a la Dirección Desconcentrada de Cultura de Puno y a la Comisión de Declaratoria de la danza “Los Qanchis de Ayaviri”, para los fines consiguientes.

Regístrese, comuníquese y publíquese.

Documento firmado digitalmente

MARIELA SONALY TUESTA ALTAMIRANO

VICEMINISTRA DE PATRIMONIO CULTURAL E INDUSTRIAS CULTURALES