miércoles, 19 de febrero de 2025

FIGURA IMPRESCINDIBLE EN FESTIVIDADES RELIGIOSAS ALTIPLANICAS

 EL DIABLO

¿SOLO UNA CUESTIÓN DE FE?

Jorge Luis Arboleda

E

l Diablo, Lucifer, Luzbel, o como se llame, es muy popular en muchas expresiones danzarias que se presentan en festividades religiosas en América Latina y muy especialmente las del altiplano peruano boliviano, en el que una de sus coreografías más populares es “La Diablada”.

Así mismo, se le co­mercializa en innumerables best sellers, canciones de moda, y hasta en la simbología de algunos grupos rockeros. Además, es todo un galán de moda en el cine y la televisión (desde “El Exorcista’ hasta “Mi amante el demonio”). Pero no sólo se populariza en las fantasías de los Mass Media, su presencia también adquiere importancia en los debates reli­giosos. ¿Qué hay detrás de ello?

Hay muchas verdades, válidas e intere­santes, tras la figura de Satán. También, claro, bastantes mentiras, quizá demasia­das. Para poder ver con claridad en su mundo de tinieblas, necesitamos acercar­nos a él sin anteojeras.

Una victoria satánica

Hablar del Diablo se justifica por varias razones. Para comenzar, si dirigimos la mirada al catolicismo, ad­vertiremos que el alicaído demonio, está, hablando figurativamente, en proceso de recuperación. En los primeros años del cristianismo —y en especial durante la Edad Media—, nadie dudaba de su exis­tencia, y los cuernos de cabra, el cuerpo de hombre y el rabo desvergonzado, no eran sino sus manifestaciones gráficas más be­nignas. La modernidad, en cambio, convir­tió al demonio en un “pobre diablo”. El ca­chudo ancló progresivamente en la indiferencia, hasta el grado en que muy pocos se atreven ahora a decir —sin que medie el pánico al ridículo— que el diablo, el demonio, existe.

Pero las cosas están cambiando. El de­bate sobre “El Maldito” ha revivido con inusitado furor. Por primera vez en muchos años, el demonio sale, de las tinieblas, a la luz.

A finales del siglo pasado, nos llegó de Italia un cable informando de un Congreso, al pa­recer impulsado por la Iglesia, en la Uni­versidad de Basilitaca. El tema: “El diablo: ¿realidad o modelo cultural?”. Acudieron científicos, teólogos y hasta demonólogos —que de todo hay en este mundo—, que se enfrascaron en encarnizados debates.

¿Conclusiones? El demonio existe. Lo que es más, algunos apasionados acusaron al escéptico Giovanni Franzoni, autor de un libro llamado “El Diablo, mi hermano”, de ser su cómplice. “Una negación tan firme como la suya es la más hermosa vic­toria de Satanás”, dijo un opositor.

Pero esto sólo sucede en cuanto al de­bate religioso “informal”. Las verdades “consagradas'’ del Catolicismo no entran en titubeos: el Canon 1172 del nuevo Có­digo de Derecho Canónico lo pone claro como el agua. Según dice, el demonio apa­rece como “tentación”, o como “posesión” y, en este último caso, hay un momento, tras la “investigación”, en que se puede de­terminar, sin más. la presencia demoníaca.

“Y vi todos los animales de bestiario de Satanás: faunos, seres con doble sexo, ani­males con manos de seis dedos, sirenas, hipocentauros, gorgonas, arpias, íncubos, dracontópodos, minotauros, linces, leopardos, quimeras, cinóperos con morro de perro que arrojaban llamas por la nariz, dentotiranos, policaudados, serpientes peludas, salaman­dras, cerastas, quelonios, culebras, bicéfalos con el lomo dentado, hienas, nutrias, corne­jas, cocodrilos, hidropos con los cuernos re­cortados como sierras, ranas, grifos, monos, falos, leucrocotas, manticorasy buitres, parandrios, comadrejas, dragones, upupas, lechuzas, basiliscos, hipnales, présteros, espectáficos, escorpiones, saurios, cetáceos, esquítalas, anfisbenas, jáculos, dipsados, lagar­tos, rémoras, pólipos, morenas y tortugas... ”

Esta acuciosa lista, compuesta tanto de seres reales como fantásticos, pero todos repulsivos y peligrosos para la afiebrada imaginación medieval, fue recopilada por Umberto Eco, quien la pone en labios de Adso de Melk, el narrador supuesto de “El nombre de la Rosa” al describir las fi­guras del portal de la Iglesia de la abadía benedictina en que transcurre su novela. Eco intenta así, y lo logra, darnos una idea del mundo atormentado del medioevo, la era del oscurantismo y la ignorancia, y la Edad de Oro del Demonio.


¿Qué es el diablo realmente?

¿Una treta para atemorizar a los incautos, o una realidad psicológica de verdadera importancia? Según el antropólogo Fer­nando Silva Santisteban, el demonio cam­bia con las épocas. Su etimología proviene del griego Daimon, que significa el que sabe.

Paradójicamente, entre los griegos se trataba de un genio divino al que se atri­buía la mediación entre la conciencia y el conocimiento. Con el cristianismo en cam­bio, que toma la idea griega, y la une a las concepciones hebreas —en las que el co­nocimiento es tabú—, se vuelve la personi­ficación del mal, la contraparte del bien. La raíz griega que traía consigo cierta ra­cionalidad se pierde, y surge en su lugar la mística, la creencia ciega.

Es en el Medioevo —cuando la Iglesia recurría al temor para mantener la fe—, que se llega al colmo de esa irracionalidad. Se afianza entonces una demonología — creada por Orígenes y por Dionisios el Aereopagita—, que dividía a los espíritus en dos clases: ángeles y demonios. El bestiario de Eco, es un buen ejemplo.

Lo curioso, sin embargo, según el Dr. Silva Santisteban, es que todas las culturas tienen “sus” demonios. Para los hindúes son los rakasas, para los griegos eran las arpías y las erimias, para los pueblos ger­manos, los helfos y las walkirias.

Y en el mundo andino, como en otras culturas donde las divinidades podían ser buenas o malas de acuerdo a las circunstancias, los demonios más conocidos son el supay, el shapingo; el anchancho, muqui, sajjra, chinchillico y otros.  Con la Conquista española, por cierto, todas las divinidades andinas se vuelven demonios, la misma Con­quista es una empresa que intenta “separar al hombre del demonio”, lo que nos dice mu­cho de la manipulación interesada del tér­mino, a lo largo de la historia.

Pero, en resumen, según el doctor Silva Santisteban, el demonio es una noción cul­tural universal. Existe en todas partes, y surge de la tendencia a dicotomizar o di­vidir el mundo en oposiciones binarias. A lo bello se opone lo feo, y a lo bueno, lo malo. Y a Dios, por supuesto, se le debe oponer el Demonio. Si se cree en Dios, se debe entonces creer en el demonio. Mientras existan valores, nos dice, habrán antivalores.

El demonio y el pecado


Para el Padre Felipe Zegarra, profesor de Teología en la Universidad Católica, hay que despojar al demonio de fantasías. Debemos luchar contra la imaginería colec­tiva de otras épocas, esas imágenes medievales de los Íncubos, súcubos, etc. Hay que luchar contra todas las fantasías para poder enfrentarnos contra el verdadero significado del Diablo: el dominio del pecado y la tenta­ción, personificados en la figura de Satán. Satán significa el tentador, pero, en el sen­tido teológico más profundo, la palabra se­ñala la persistencia y la consistencia del pe­cado en el mundo.

Hay un pasaje bíblico en que se hace re­ferencia directa al diablo, y es cuando éste tienta a Jesús en el desierto (Marcos, Cap. I vers. 13). Sin embargo, lo único que se re­gistra del demonio, aún ahí, son sus palabras, las cuales hacen mención a tres gran­des fuerzas del mal: el poder, la riqueza, y la vanagloria. Entonces, lo importante, según el reverendo Zegarra, no es el tentador, sino las tentaciones.

Las Voces del Vaticano

El 24 de mayo del año 1989 en la Igle­sia de San Miguel en Italia, el Papa Juan Pablo II dijo públicamente que la lucha contra el demonio aún persiste, porque él está vivo y operante en el mundo. La revista jesuíta “Civilización Católica”, por su parte, se pronunció secundando las palabras del Jefe de la Iglesia Católica: El cristiano que cree en el demonio no es una persona a la que haya que remitir a un experto en psico­logía con el fin de que lo libere de sus miedos y su angustia. La creencia cristiana en el de­monio, es un acto de fe. <:>



martes, 18 de febrero de 2025

JULIACA 9 ENERO 2022:

 POLICIA TENÍA AUTORIZACIÓN PARA DISPARAR A MATAR

Periodista de la Cadena Internacional Channel 4 News lo confirma

Felipe Galvez en Facebook

E

n la zona anexa al aeropuerto de la ciudad murieron 17 personas. Una de las víctimas fue Marco Samillán, estudiante de Medicina que fue asesinado mientras auxiliaba a un manifestante herido.

Un periodista del noticiero británico Channel 4 News reveló que la Policía Nacional del Perú tenía autorización de disparar contra los manifestantes en Juliaca (Puno) aquel lunes 9 de enero, donde la localidad vivió la peor masacre en su historia. El informe también fue replicado por la cadena internacional CNN.

Guillermo Galdós llegó hasta la región de Puno para reportar los hechos que se viven durante la crisis política y social que acontece en el Perú. Visitó el aeropuerto Inca Manco Capac, en la ciudad de Juliaca. Estuvo por toda la zona anexa al terminal aéreo donde murieron 17 personas y se registraron varios heridos producto del enfrentamiento entre las fuerzas del orden y la población.

Como el periodista bien lo describe, actualmente, alrededor del aeropuerto parece una zona de guerra. "Este fue el lugar donde murieron 17 personas en enfrentamientos con la Policía. Cientos de personas intentaron tomar el aeropuerto. Destruyeron la valla y trataban de detener a los refuerzos policiales y militares que llegaban al aeropuerto. Hoy hablamos con la Policía y nos han dicho que han sido autorizados para abrir fuego", dijo Guillermo Galdós durante un reportaje.

Contrariamente, el Gobierno aún señala que no autorizaron a los efectivos de la PNP para disparar contra los manifestantes. Sin embargo, por información pública se sabe que muchos murieron por heridas de bala y otros tantos continúan heridos.

"Este es un grito de ira de personas que no se sienten valoradas por los líderes de su país, creen que sus vidas son vistas como algo que no vale la pena por un Gobierno al que simplemente según ellos no le importa si viven o mueren", concluye Galdós en su reportaje. <+>

OPINION: PERSPECTIVAS EN LA LUCHA POLITICA EN EL PERU

 FALACIAS POLÍTICAS

Escribe: Milciades Ruiz

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stamos transitando el cuarto de siglo del XXI, sin haber podido alcanzar nuestros ideales de justicia social. Algo hemos avanzado, pero nuestra capacidad de lucha sigue siendo precaria frente al poder abrumador de la dominación vigente. Es preciso entonces, mejorar nuestra combatividad política, hasta alcanzar el nivel requerido para obtener los logros sociales que aspiramos. Veamos.

Para ser certeros en el combate social, tenemos que partir de un diagnóstico real y desapasionado. Luchar a la ciega, es una fatalidad. Nosotros y nuestros adversarios tenemos ventajas y desventajas, virtudes y defecciones, puntos fuertes y debilidades, etc. Del manejo de estos aspectos, depende la eficacia de nuestra lucha. Son las condiciones de lucha las que determinan las victorias y derrotas.

Es de suponer que los movimientos políticos vienen haciendo un balance de su accionar en el 2024 y, evalúan la certeza de sus planes, programas y métodos de trabajo. Se suele culpar de todo a la derecha, sin considerar que nosotros también somos culpables por inacción. Si dejamos pasar los abusos de nuestros dominadores y no reaccionamos apropiadamente para hacerlos retroceder, es que somos permisivos. Con insultos no se vence al enemigo.

Se despotrica contra el Parlamento por lo que hacen sus integrantes. Pero, este órgano de gobierno nacional, es una entidad que puede estar compuesta por buenas o, malas personas, según el procedimiento electivo. Si la comida te sale mal, la culpa no es de la olla. Si la preparación es incorrecta, la comida saldrá horrible y si no se cambia el procedimiento seguirá dando malos resultados.

Repudiamos a los congresistas circunstanciales, pero ellos no se eligieron a sí mismos. ¿Quiénes los eligieron? Y ¿Quiénes eligieron la plancha presidencial de la que proviene la actual mandataria? ¿Fue la derecha la que la eligió? Los gobernantes que tenemos son producto de las reglas impuestas por el sistema político que, aceptamos sin reclamar justicia. Mientras no se cambie esas reglas, seguiremos en las mismas.

No luchamos por el cambio de modelo. Simplemente nos adaptamos a lo que manda la dominación. “No necesitamos de América Latina. Son ellos los que necesitan de nosotros” ha dicho el gobernante del imperio dominante. Es la mentalidad prepotente de los dominadores para quienes los esclavos necesitan del esclavista, los pobres necesitan de los ricos, los dominados necesitan de los dominadores y no al contrario.

Esta misma mentalidad impera entre nosotros. No nos rebelamos contra las imposiciones abusivas. Simplemente, nos adaptamos a lo que manda el sistema y no luchamos por cambiar dichas reglas antidemocráticas. Quizá porque se piense que, los explotados necesitamos de nuestros explotadores, que el pueblo necesita el castigo de sus depredadores, la mayoría necesita ser gobernada por la minorá, la justicia necesita injusticia, etc.

Entonces, Lima, cuya vecindad está compuesta en un 90% por ciudadanos de extracción indígena, afroperuana y cholos, tiene un alcalde adverso. ¿Será porque así, lo necesita la ciudadanía? ¿A quién culpar de esta contrariedad? La supuesta “Democracia representativa” no es tal, pero aceptamos lo inaceptable, al permitir una falacia legal, sin oponernos. Lo ilegal, se consolida como normal y pasa por bien, lo que en verdad es un mal.

Renegamos que, los actuales congresistas aprueben normas inmorales que buscan la inmunidad delictiva sobre crimen organizado y, corrupción, eliminando la colaboración eficaz de los investigados. Es que, más del 50% de los 130 miembros del Congreso son investigados penalmente por corrupción y otros delitos. Pero esta es, la clase de gente que llega al congreso, cumpliendo legítimamente las normas establecidas. Actúan así porque están facultados legalmente y hacen uso de esa potestad.

Se precisa pues, cambiar la normatividad parlamentaria para evitar las mafias gubernamentales que suplantan representatividad. Pero, solo renegamos sin ir más allá. De nada sirve, vociferar ¡Que se vayan todos!, si no se cambian las reglas del sistema que son causa de los males. Vendrán otros de la misma condición. No son las personas particulares, el objeto de nuestra lucha. La lucha, es contra el sistema que, causa los males gubernamentales.

Se olvida el procedimiento fraudulento con el que la actual presidenta, llegó al poder cumpliendo el régimen electoral desde la izquierda. Rebuscan motivos para acabar con ella. Pero, si ella ejerce el cargo sin ser representativa de ningún sector social, ni tiene partido político que la respalde, ¿Cómo es que, una persona en esta condición maneja el poder ejecutivo? Es porque, no está prohibido legalmente.

Ella actúa conforme al “Estado de derecho”. Pero nadie pide cambiar la normatividad. Solo buscan cambiar a ella. No hay un solo día que no le lancen insultos de toda índole, ocultando que otros jefes de estado han hecho igual o, peor y, han sido reelegidos, hasta encumbrados. Hay mucho de misoginia en esto, pero sea como fuere, pasará a la historia por ser la primera mujer que ejerce la presidencia del país. Es provinciana, serrana, chola y de habla quechua. Pero como no es “pituca”, no la soportan muchos.

Se a lo que me expongo por pensar de manera diferente. Pero volviendo al punto, creo que ni la “unidad” de los débiles nos puede fortalecer. La fortaleza está en el clamor popular. No confundir la unidad de las cúpulas con la unidad de las fuerzas populares. La unidad de arriba para abajo, no es igual que la unidad de abajo para arriba. La estrategia debería ser construir la unidad popular desde abajo.

Un punto determinante es, fortalecer el movimiento político sobre la base de la representatividad. Hay que procurar que las dirigencias accedan a los cargos por su representatividad, como requisito indispensable. Dar acceso a los luchadores gremiales representativos, evitará el oportunismo de muchos que solo buscan candidaturas. “No lo hacen por amor al chancho, si no a los chicharrones”. La honestidad y trayectoria de lucha es fundamental.

La autocrítica, no siempre es verdadera. Justificar lo injustificable es muy común entre nuestras filas. Los candidatos con malos antecedentes deberían ser descartados. Limpiar nuestras filas de los malos elementos, es crucial para prosperar. Salvo mejor parecer. <:>

28 enero/ 2025