ARTEMIO
VALDERRAMA COTILLO:
SIKURI
ETERNO
Escribe:
Marco Valderrama Zea
En revista REPORTE Nº 133, febrero de 2025
La simiente del folclor puneño nace en los sikuris
del barrio Mañazo que, desde la aparición de la Santísima Virgen de la
Candelaria, Madre Espiritual de los puneños, tocan sus cañas de viento
interpretando, marchas, al redoble de tarolas, golpe de un solo bombo y
platillo, imbuidos de fe, euforia, alegría, dolor y movimiento, expresando en
sus phusas el recuerdo de antaño, el carácter del tiempo actual y futuro.
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Artemio Valderrama Cotillo |
La figura del ya desaparecido Artemio Valderrama Cotillo* representa a los sikuris inmortales de
aquellos tiempos y que hoy gozan del albergue de la Virgen allá en el cielo,
conformando el mismo grupo de sikuris con todos los amigos que poco a poco se
integran después de danzar en esta tierra bendita de Puno.
Artemio fue auxiliar judicial, bombero, dirigente de
instituciones y en el conjunto Mañazo, danzarín, albero, alferado, secretario
y actor de todos los cargos que se atribuyen a la festividad religiosa más
grande del continente. Para él sus “mañazos del alma”, fueron conceptuados como
blasón de nuestra cultura, denominación legitimada a nivel nacional el año 1966
en el “Campeonato nacional de danza y música folklórica” realizado en la ciudad
de Huancayo cuando Artemio va presidiendo la delegación puneña en su condición
de Presidente de la Federación Folklórica de Puno y directivo del barrio
Mañazo, logrando el primer puesto. El jurado presidido por José María
Arguedas, extasiado por la interpretación de nuestra danza lo unge en primer
lugar; acontecimiento que fue motivo de recordación el año 2015 en la ciudad
de Lima en el Instituto José María Arguedas, quien le rinde homenaje al Sikuris
Mañazo como patrimonio cultural del folklore peruano, y de gran recordación
para Artemio por su convencimiento de que Mañazo ya era para ese entonces el
núcleo de nuestro folclor, secularmente hoy legitimado.
En el barrio Mañazo y en toda la ciudad se alistan
los danzarines, renuevan, limpian o alquilan los trajes para deslumbrar al
mundo con sus arabescos movimientos, la agilidad de hombres mujeres, niños,
ancianos y jóvenes están prestos al aplauso y la admiración de sus vecinos y
parientes, de turistas nacionales y extranjeros.
Es domingo y toda la familia está reunida, el
caporal Artemio, con su camisa blanca y corbata negra ordena que le alcancen
el pantalón blanco de paño que le ajusta las piernas, calza las botas ornadas
con cascabeles, lleva por corazón una pechera de piedras con preciosas gemas.
En ese orden se viste con parsimonia y deleite,
luego se prueba la capa bordada con perlas y diamantes brillosos, hilos de oro
y plata y una vez acomodado a su cuerpo pide que le pongan la sobre capa;
ajusta los amarres, se acomoda, se observa en el espejo y con una sonrisa
ordena que le coloquen los pañolones de la espalda, del cuello y de la boca,
una larga cabellera cana adorna sus hombros de pedrería y más abajo en su
dorso danza una araña.
Le ayudan con la careta maléfica del rey de los
infiernos, con dientes de cristal más fuertes que diamantes, dos enormes
cuernos con sinuosidad de serpiente adornan su cabeza. La corona lo cuida un
dragón, sus orejas puntiagudas y de colores juegan con los ojos saltones de
sapo inyectados de sangre sobresalen en su rostro. Sus fosas nasales expulsan
fuego de dragones y los siete pecados capitales expresados en pequeñas caretas
de diablos sonríen y oran a la vez.
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Traje de diablo "Caporal" con pedrerìa |
Al final pide los guantes con alas de dragón y más
pañolones, agarra su culebra y ensaya el pasito con la música imaginaria que
ya bulle en su cerebro. Por todos lados resume colores y brillos, todo el
decorado, expresa al ser mitológico. Y Artemio sigue conservando su
conciencia se ríe de sus cachos, recuerda a sus ocasionales reinas que también
moran en la eternidad, se siente inmortal, la Virgen lo despertó del letargo y
este imponente caporal, rey de los Infiernos, bello ejemplo del
averno, es el bailarín del barrio Mañazo.
Otra vez en el espejo y a través de los ojos
vidriados y llenos de sangre contempla satisfecho al ser del averno, listo
para la danza y el homenaje a la Virgen, luego se quita la careta y la capa,
llama a su hijo mayor y su sobrino Félix para que carguen la indumentaria y con
paso lento se dirige al local del conjunto en el barrio Mañazo, donde lo
esperan sus congéneres, igualmente salidos de la más bella de las pesadillas.
Allí se encontrará con “el viejito” José Serruto De La Riva,y sus dientes
dorados, su bigote blanco, con su abrigo de piedras con hilos de plata, con su
fuete y su bastón.
Empieza el calentamiento de cuerpo con bebidas para
alegrar el espíritu hasta que llega la “china diabla”: el “águila” Macedo, con
su nariz respingada, puntiaguda y partida, con dientes de espejuelos y
serpientes en la mejilla, la pollera colorada y el mantón rosado, pidiendo a
gritos que le pasen el vaso. Luego y al pasar los años desfilará por el mismo
trajín el “Volvo” Montesinos.
Y “no pacha nada” es la voz del otro caporal ya
ornado que se une al grupo, se trata de Tito Garnica. Por allí retoza Jorge
Pinazo Delgado y el grupo se agranda, le da un espacio al “chuncho” Yucra, que
diera paso a Alaín Ponce Zegovia y al popular Maní Aramayo, personajes
atléticos, portando el arco y flecha, mostrando en el rostro la herida en la
mejilla, sangre mezclada con lágrimas de dolor por las heridas que sufrieron en
combate. Luego se unirá “la fauna”, cada uno con paso especial, con caracterización
personalizada bailará de león, de oso, jirafa, gorila, murciélago, lobo,
zorro, etc, etc.
Cerca, muy cerca la tropa de sikuris, con sus
chaquetas de toreros y sombreros ornados de piedras brillantes con hilos
plateados y plumas de parihuana, formando un círculo todavía pequeño, al centro
el bombo, prestos a la música, a desplegar en el alma citadina sus dulces melodías,
ahí están los eternos músicos, que nacieron en las caricias de las notas del
viento de legendarias zampoñas y junto a sus cañas se fueron a tocar al cielo
para inspirar a los que aún trajinan en esta tierra de alegría, jolgorio y
trabajo.
De pronto suena el bombo, revienta el “arca”,
contesta el “ira” y se arma la melodía. Toda esta belleza sucede en honor a la
Santísima Virgen de la Candelaria, madre espiritual de Puno, donde aparece
Artemio con elegante paso de caporal presidiendo a los sikuris del barrio
Mañazo, entidad a la que defendió en todo el curso de su existencia, logrando
aportar todo el esfuerzo necesario para que se le conozca en el ámbito
artístico del Perú entero.
El caporal Artemio al compás de los sikuris desglosa
su pasito menudo y altivo, cautivante y armónico, aplastando guijarros y
levantando polvo en la calle Puno ante miles de ojos que aplauden y admiran la
danza. Avanza en frenético delirio, ordena a “chinas” y a “reinas”, brazas
encendidas moldean su paso, entra al Santuario de la Virgen arrogante y altivo,
mira el rostro moreno y humilde, alegre y engalanado. Ante ella dobla la cerviz,
susurra una oración y se postra...Son instantes eternos, que se repiten en la
tierra y en el cielo y quizás en el infierno.
Otra vez suena el bombo, vuelve el bailarín, juegan
los sones y otra vez altivo el caporal enfrenta a su público hasta que se
oculta el día y el rey del infierno, ebrio de felicidad, destila sudor y licor,
se despide de los amigos y gallardo retorna a casa, se desviste y nuevamente
cobra figura terrenal.
La fiesta continúa en medio de destellos de fuegos
artificiales, suenan las bombardas, se suceden una tras otra las misas de los
conjuntos y alterados, se repiten las plegarias. La fiesta en honor a la Virgen
es la más esplendorosa que se conoce en el mundo, en este escenario se baila 15
días sin parar.
Y otra vez la misa a devoción de las alterados, el
sábado de kacharpari, la despedida con el convite y los preparativos para la
procesión. La virgen luce glamorosa con sus finos bordados de oro y plata, con
su nube de gasa engalanada.
Miles de devotos que portan cirios encendidos
delante de sus comparsas, en un remolino de frenesí se desplazan al son de
músicas extrañas que solamente se producen en Puno a orillas del lago sagrado Titikaka.
Pero, sobre todo, allí en los pies de la Virgen, los “mañazos” y sus sikuris
abren el camino de la fe y la alegría.
Este ejemplo y enseñanza de amor al conjunto de los
socios antiguos se replica hoy incesantemente y ahora el Centenario Conjunto
Sicuris del Barrio Mañazo puede mostrar logros concretos. EL 2 de febrero del
2025 cumplió 133 años de vida institucional ininterrumpida.
En el LVII Concurso de trajes de Luces en honor a la
Santísima Virgen de la Candelaria - 2024 se obtuvo el primer lugar en la
serie A, Sikuris de un solo Bombo**.
En el mes de agosto 2024 se desarrolló un concierto
sinfónico en el Teatro Municipal con un posterior pasacalle por el centro de la
ciudad de Puno, exhibiendo a su vez huayños antiguos recopilados del año 1950
así como trajes en recuperación como el de la figura del Ukumary.
En el XLVI Concurso de Sikuris Virgen de Cancharani
2024, se obtuvo el segundo lugar tanto en la serie A Sikuris de un solo Bombo
como en el resultado general.
El ganador del XLVII Concurso Regional de Sikuris
2024 fue el conjunto del Barrio Mañazo fue ganador en la categoría de un solo
bombo y también campeón general de dicho concurso.
Desde diciembre del año 2023, con gran mérito y en
la gestión de Gabriel Goyzueta y su directiva, se ha iniciado el proyecto de
mejoramiento y ampliación del primer nivel del local del Conjunto de los
Sicuris del Barrio Mañazo, ubicado en la Av. Circunvalación con Jr. Puno. Este
proyecto a la fecha tiene un gasto presupuestal de aproximadamente S/.
100,000.00 cien mil soles.
Los guías Raúl Fernando Quispe Yucra y Wilber
Humberto Quispe Vilca, emularon a sus antecesores, demostrando identificación y
cariño al conjunto atendiendo a los socios en todas las actividades que el calendario
litúrgico y del conjunto en que se participó. <+>
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* NOTAS DEL DIFUSOR: *Como describe el autor de esta nota, casi
todos los integrantes del conjunto de danzantes “mañaceños” tenía su apelativo;
el de Artemio era “Chajjcha”, ignoramos por qué. **Los “sikuris de un solo
bombo”, fueron conocidos desde antiguo c omo “Silkumorenos” o “Sikuphusas”.