viernes, 14 de abril de 2023

HECHOS DE LA COYUNTURA POLITICA EN EL PERU

 

Y LAS VICTIMAS DE BOLUARTE,

¿CUÀNDO?

César Hildebrandt

En HILDEBRANDT EN SUS TRECE Nº 631, 14ABR23

A

l colega Hugo Bustíos lo mató la doctrina antisub­versiva del Ejército. A ella se refirió alguna vez, como profeta carnicero, un general argentinoide que después insistió en sostener que no había dicho que en una guerra la matanza de inocentes resulta poco menos que inexorable.

Pero no era el único. Los altos jefes de las fuerzas armadas habían sido educados en la Escuela de las Américas, financiada por los Estados Unidos, y todos compartían el punto de vista de que la tierra arrasada era el mejor método para segar cualquier brote insurreccional.

De esas enseñanzas salieron los milicos salvadoreños que enfrentaron al Frente Farabundo Martí, con la ayuda del ejército mercenario de las familias del café. Salieron de allí también los almirantes argentinos que en la Escuela Mecánica de la Armada mataban a fuego lento a quienes no delataban a sus cómplices y a maretazo limpio, lanzados desde helicópteros y atados a rieles ferrocarrileros, a los que ya habían hablado. Mi coronel Manuel Contreras, segundo de mi general Pinochet en la escala del terror, tenía cara de pentágono cuando le encargó a Mihael Townley, el agente de la CIA que trabajó para la dictadura chilena, que matara a Orlando Letelier en pleno Washington D.C. Y de la Escuela de las Amé­ricas, que en el 2001 y de pura vergüenza se puso el nombre de Western Hemisphere Institute for Security Cooperation, habían salido las manadas de gorilas que en Brasil torturaron y mataron a quienes resultaban ser enemigos o iban camino de serlo.

Estuve en Uchuraccay y hablé con los campesi­nos que habían matado a los periodistas y al guía. Percibí que estaban sorprendidos de que se les interrogara y juzgara. Era evidente que habían recibido instrucciones asesinas del comando político-militar que manejaba el general Clemente Noel Moral, con quien, poco más tarde, tuve un tenso intercambio de opiniones.

Daniel Urresti ha sido condenado a doce años de prisión porque se le ha encontrado, con toda razón, responsable de la muerte de Hugo Bustios, el corresponsal de “Caretas” en Huamanga. Él era “el capitán Arturo”, el jefe de inteligencia, el trazador de campañas y el más que probable designador de blancos.

Sendero mataba como mandaba alias Presidente Gonzalo, pero el Ejército, llamado por Femando Belaunde, creía estar combatiendo al vietcong. Lo que pasó en la aldea de My Lai se multiplicaba en los Andes. No había culpables individualizados. Las comunidades, los pue­blos, pagaban en masa el costo de la sospecha, la cooperación forzada con el enemigo. En cuanto a monto de cadáveres y ríos de sangre, los militares y el senderismo empezaron a parecerse. Era más que una guerra: era una orgía planeada por la parca.

Si eso hubiese continuado de esa manera, el Perú habría caído en manos de ese ejército senderista, nacido en Yenán pero perfeccionado en Camboya, y una intervención armada de la OEA se habría hecho imprescindible. Habríamos sido una súplica internacional, no un país.

Todo empezó a revertirse cuando se armó al paisanaje herido por las prácticas de la guerrilla y cuando se entendió que la penetración, la inteligencia y la captura de líderes y personajes claves eran el camino.

No fue el ejército, como dice la derecha, quien derrotó a Sendero. En sus cuarteles ni se enteraron, felizmente, del operativo que dio con la casa de la Garrido Lecca. En esa guarida, donde en las tardes brillaban los tatúes, cayó cobardemente el gran capo.

Asociación Nacional de Periodistas del Perú

Urresti está en la cárcel por un crimen cometido hace 34 años. Qué bien. ¿Pero dónde están los militares responsables de las muertes per­petradas por el gobierno de Dina Boluarte en Huamanga? La Fiscalía parece interesada en encubrirlos. Por eso desarma lo hecho, rehace los despachos, desnombra a quienes ya estaban en la investigación. ¿Por qué? Porque este es un gobierno donde los milicos tienen una gran presencia, un peso determinante. Y es importante protegerlos, como lo hizo Fujimori. En Huamanga, hace poco, la consigna fue disparar sin medir las consecuencias ni guardar las proporciones. En Juliaca, la policía plagió el método y disuadió con plomo. El Perú de siempre, el viejo zombi de las encomiendas y los latifundios, había apretado el gatillo. Un régimen que intenta encamar todos los anacronismos que supuran y lastran al Perú, alzó su voz para imponerse. La pólvora había hablado otra vez.

Urresti está entre rejas. Los muertos de Boluarte exigen una justicia semejante. ▒▒




jueves, 13 de abril de 2023

DANZAS ALTIPLANICAS Y PUNEÑAS

 LA HUELLA AFRICANA EN LAS DANZAS DEL ALTIPLANO PUNEÑO.

Por. Alfredo Fuster

La presencia negra en el altiplano a quedado grabado en el subconsciente de los pobladores indígenas, manifestando esa presencia en las vitrinas que exhiben la historia de los pueblos mediante el uso de una herramienta natural que tiene el hombre, aquella que llamamos danza.

LLINT'A MORENO
Desde la llegada del primer esclavo negro traído por Pizarro y Almagro a su paso por el nuevo continente, la evidencia de la cultura afrodescendiente ha estado presente en la historia, desde épocas de la conquista hasta la actualidad donde el aporte negro constituye una importante pieza en la que también se respalda nuestra cultura y se construye nuestra identidad.

Algunos eventos históricos que se destacan es el proceso de extracción de la plata en las minas del altiplano, trabajo al que fueron confinados los recién llegados esclavos junto a los indigenas a quienes se les obligaba a cumplir con este sistema llamado mita, negro e indígena eran agrilletados del tobillo y bajo la luz de una vela de grasa de cerdo eran confinados a trabajos en condiciones infrahumanas.

La estrategia empleada por los conquistadores para mejorar la producción de plata mediante el uso de la mano de obra mandinga no prosperó, la alta taza de bajas de esclavos negros hizo que se les reasigne a los campos, en la costa o zonas cálidas, cumpliendo nuevos roles como parte de la servidumbre de los españoles en las haciendas.

Los esclavos que lograron escapar fueron llamados cimarrones, estos se asentaron en la yunga del hoy país llamado Bolivia, mientras que los que fracasaban en su intento por lo general eran mutilados o castigados muy severamente.

La presencia de estos negros en diferentes momentos del proceso histórico a pasado desapercibido o simplemente no a sido considerado por aquellos que escribieron la historia, muchos de los decendientes de los primeros esclavos llegados a tierras altiplanicas estuvieron presentes en las luchas previas a la independencia y otros acontecimientos más que han sido visibilizados a partir de la revalorización de la participación africana en la historia de América y en el caso nuestro del Perú, como por ejemplo los citiamientos tupacamaristas que se llevaron a cabo a lo largo y ancho de la zona sur y el altiplano, su presencia en las etapas de la Confederación peruano boliviana, las campañas independentistas, la guerra con Chile, la vida republicana, etc., han quedado en la memoria del indígena con quien en muchos de estos momentos históricos luchó siendo del mismo bando o del bando contrario.

Los aportes afrodescendientes fueron objetos de un procesos que hizo invisible su participación en la historia, los grupos de poder mestizos y criollos los excluyeron de la construcción de su historia e identidad como república independiente,tal como lo hicieran con las mujeres e indígenas.

Diablos con negros

Los grupos de negros fueron agrupados en lugares específicos, generalmente alejados de los centros de las grandes ciudades, los descendientes de los primeros esclavos interactuaron con la población descendiente de españoles en el altiplano, perdiendo en el tiempo su linea genética al relacionarse con poblaciones mestizas, criollas o indigenas.

La población de mineros entre españoles, criollos, mestizos y algunos decendientes de negros que servían a los andaluces o bascongados, fueron llevados desde la destruida San Luis de Alva, por el Conde de Lemos, hacia Puñuy Pampa, no olvidemos que los mulatos, sambos producto del cruce entre razas eran personas que no gozaban de libertad, con el paso del tiempo veremos que incluso se instauraria el sistema del pongueaje o watasho sobre todo a la población indígena tal como lo menciona Matos Mar, en ellos también estarían incluidos los afrodecendientes.

La evidencia de los morenos en el altiplano es representada en danzas de zampoñas interpretadas por los decendientes mineros productos de la mezcla entre indigena y mestizo, mulato e indigena o chino e indigena, etc (sistema de casta colonial) siendo el resultado de la nueva decendencia, en estas representaciones danzarias unos ejecutaban el siku mientras otros bailaban al son de matracas, recordando las penurias que vivieron junto a personas que no eran del mismo color de piel y siendo testigos del sufrimiento que pasaron debido a las condiciones climáticas y la altura. Cabe resaltar que se introduce la matraca como parte de la danza en un claro remedo de su uso original, esta era empleada para llamar a misa en las iglesias españolas de la época medieval durante la semana santa.

Negritos de Taquile

Los grupos de negros que fueron buscando mejores lugares donde vivir, llegaron hasta la zona Yunga boliviana donde existen poblaciones de negros que han asimilado características de la cultura aymara combinándolas con sus recuerdos culturales traídos desde África y transmitido por sus padres o abuelos desde las épocas de esclavitud.

En Puno, son muchas las expresiones artísticas de poblaciones indígenas que representan el elemento negro, tanto de la zona aymara y quechua expresan danzas que recuerdan el paso de aquellos personajes por tierras altiplánicas en diferentes etapas de la historia. Prueba de ellos son expreciones como: negritos de Ccacca, negritos de pascuas en la fiesta de las cruces, negritos de la candelaria, negritos de Capachica, negritos de Taquile, negritos de Ticonata, negritos de Chucuito, tundiques de Yunguyo, negritos tundiques de Conima, negritos arrieros o negritos muleros quienes aparecen en fotos antiguas como parte de la danza de siku Moreno, recordando que en el virreinato del Río de la Plata muchos mulatos y sambos cumplían con oficios como arrieros, acompañando a los comerciantes a lo largo de los caminos hasta llegar a las ferias o katus importantes en aquellos años, tales como mañazo (Palao B), la danza de los morenos, sikumorenos, pusa morenos, etc.

Expresiones en su mayoría satíricas que rememoran etapas de la historia donde el pueblo hace visible la huella mandinga en el altiplano

El aporte africano y su descendencia no es exclusividad de un territorio o alguna postura política, tanto el indígena como el esclavo negro han aportado al mundo con una cultura que se refleja en sus expresiones danzarias y ello se ha repetido por sus herederos a lo largo de la historia, desde luego las danzas como sátira también encierran contenidos rituales o relacionados a la cosmovisión indígena, de ahí que los negritos en las islas de Taquile, Amantani o Ticonata se ejecuten bajo construcciones corporales que refieren al gallo, quien a su vez evidencia elementos simbólicos que relacionan la danza y los símbolos iconográficos de su vestimenta con los procesos agrícolas (Bellenger Xavier, Prochaska Rita), entendemos que la condición polisémica en las danzas originarias pueden permitir que ésta asuma diversos contenidos y significados que estén influenciados por elementos que son significativos para la sociedad a través de la historia (Bueno Ramírez).

Es en este sentido que los pueblos van creando o resignificando sus expresiones inspiradas en lo que su aprendizaje oral ha trasmitido.

Por tal motivo danzas de negros, negritos, negrerias, cuadrillas, morenos, sambos, tundiques, etc. habrán a lo largo y ancho de lugares donde la cultura afrodescendiente ha dejado huella en el subconciente del poblador aymara y quechua quienes a su vez recrearán expresiones que cuenten sobre recuerdo dejado para la historia y el mundo, donde las pseudo
paternidades, facturas y mesquindades salen sobrando.



Tundique