martes, 13 de septiembre de 2022

LA CONTAMINACIÓN EN EL TITICACA: GRAVE PROBLEMA IRRESUELTO

ESTÁN MATANDO UNA DE LAS CUENCAS DEL LAGO

Por : Musuk Nolte y Rosa Chávez Yacila

En: https://ojo-publico.com/   28 Agosto 2022 

Desde hace alrededor de una década, los habitantes de la cuenca del Coata —una de las 13 del lago Titicaca, en la región altiplánica de Puno— denuncian la contaminación de sus ríos. Análisis de entidades como la Autoridad Nacional del Agua han encontrado arsénico, plomo, boro, hierro, manganeso, sodio, y otras sustancias potencialmente nocivas. Los vecinos de la zona no tienen otra alternativa que consumir el agua de los pozos, pues el reparto a través de camiones cisterna es irregular. Los dirigentes anuncian que a finales de agosto bloquearán la carretera Puno-Juliaca, si el Ejecutivo no se compromete a remediar el problema. Entre otras medidas, exigen la construcción de una planta de tratamiento de aguas residuales en Juliaca.


D

esde que las aguas del río Coata empezaron a oscurecerse, Rufino Cohila se ha ido quedando cada vez más solo. 

―Yo estoy sacrificándome aquí, viviendo. Yo tengo que salirme de aquí. ¿Has visto la contaminación que está cada vez más? ―dice el hombre de 47 años, uno de los pocos habitantes que quedan en la parte baja de Carata, una comunidad del distrito de Coata, en la región altiplánica de Puno, en el sur de Perú. 

Rio Coata

El río Coata es uno de los principales afluentes del Titicaca. A unos minutos en bote, está la desembocadura al lago más alto del mundo.

La cuenca de este río ―que cuenta con una población de 221.097 habitantes y atraviesa las provincias de Lampa, San Román, Huancané y Puno― es una de las 13 cuencas del lago Titicaca. En 2019, Un informe de la Autoridad Nacional del Agua (ANA) indicó que dichas aguas contienen arsénico, plomo, manganeso, sodio, bicarbonatos, cloruros, aceites, grasas y otras sustancias por encima de los límites permitidos. 

Para Félix Suasaca, presidente del Frente Unificado en Contra de la Contaminación de la Cuenca del Río Coata y el Lago Titicaca, conseguir que el Estado reconozca su situación ha significado mucho esfuerzo.

―Hemos empezado esta lucha hace más de 10 años. Hemos hecho muchas movilizaciones, huelgas, hemos paralizado la vía Puno-Juliaca, hemos tapado el río Torococha. 

Afluente Torococha

 Son cinco los distritos afectados, dice Félix Suasaca: Coata, Huata, Capachica y Paucarcolla (provincia de Puno) y Caracoto (provincia de San Román), además del sector Chilla en Juliaca (también en San Román). Estos han sido declarados en emergencia en diferentes ocasiones desde 2019. 

―Esa agua de los cinco distritos y el sector Chilla son no apto para el consumo humano y, después, hemos sido 12 veces declarados en estado de emergencia por peligro inminente ante contaminación de las aguas de consumo humano ―reclama―. Y, en esas 12 veces, nos han traído solamente agüita en cisterna, pero eso solamente es paliativo. 

En 2019, el ANA identificó 21 vertimientos como fuentes contaminantes de la Cuenca del Coata: ocho municipales, cuatro industriales, siete botaderos de residuos sólidos y tres descargas in situ. Desde hace más de una década los desagües de la ciudad de Juliaca desembocan en el río Coata sin ser tratados previamente. Además, el ANA señala que la presencia alta de mercurio, plomo y zinc podría estar relacionada a causas naturales, así como a la existencia de pasivos mineros en la zona. 

En esta cuenca, la población presenta metales pesados en la sangre. En 2020, el Centro Nacional de Salud Ocupacional y Protección del Ambiente para la Salud (Censopas) realizó tamizajes de orina en 55 personas de los distritos de Huata, Capachica y Coata: 32 dieron positivo a arsénico, y dos a mercurio y arsénico. Entre ellos había seis niños. 





 






Sin peceds


domingo, 11 de septiembre de 2022

ANALISIS SOBRE LA PRENSA EN LA ACTUAL COYUNTURA

PRENSA ALTERNATIVA,

URGENTE

Por Juan Manuel Robles

Tomado de HILDEBRANDT EN SUS TRECE Nº 602, 9SEP22

C

omo muchos, he disfrutado enormemente la conferencia de prensa con la que el gobierno rompió el monopolio idiotizante de los domingos por la noche (de todas las tradiciones peruanas, ver noticias falsas con música de terror cuando termina el domingo debe ser la más siniestra). Fue una gran jugada y una intervención necesaria. Después del audio nauseabundo de Acuña mangoneando a la presidenta del Congreso y presionándola para trabajar por sus intereses, era necesario incidir en la entraña delincuencial de un congreso que quiere dar lecciones morales. Sobre todo, me ha gustado que el premier Aníbal Torres se refiera a la prensa alternativa como fuente de información válida. Por supuesto, no soy idiota. No me compro la pantomima tampoco: esos medios alternativos tenían algunos voceros que parecían cultores de una antigua tradición (el oficialismo). Pasivos, adormilados, mansitos.

Pero me gusta la mención de Torres porque me hace recordar que sí necesitamos, a gritos, una prensa alternativa.

Alternativa a la dictadura de los anunciantes, que ha generado que creamos que sus intereses son los nuestros. Durante años, la línea base de la neutralidad la han puesto cuatro grupos de poder económico con línea directa a gerentes de información. Sus intereses han dictado el sentido común. Siempre recuerdo cuando, durante el gobierno de Humala, se discutía la ley de comida saludable; aparecieron en los iluminados sets de la televisión privada peruana nutricionistas que defendían a las empresas (en nombre de asociaciones dudosas creadas por esas mismas compañías). Allí estaban esos periodistas, tratando encontrar el punto medio (¿medio octógono?), sensibilizados realmente por el peligro que corría nuestra “libertad de decidir”. Una prensa alternativa a esos romances, es urgente.

Alternativa a ombliguismo capitalino. Perú es uno de los países más centralistas de la región, pero su prensa hegemónica es ya un extremo. Ni siquiera la diversidad de Lima se ve en los platós de los canales. No hablemos de la migración en la propia ciudad, y su variedad de colores y fisonomías. De hecho, uno encuentra más gamas de acentos peruanos en una escuela de posgrado en Nueva York que en un noticiero nacional. No se trata de algo menor, genera efectos colaterales: la tolerancia al racismo, por ejemplo. Viene un señorito de la vieja política y hace un comentario discriminador; el periodista no dice nada ni lo echa del set. Se ríe. No sorprende la naturalidad con la que, luego, crea una categoría extraña en la discusión política: los “chotanos” y los “paisanos”. Necesitamos una alternativa a esa miopía.

Alternativa al media training en la sombra. Se ha vuelto una penosa costumbre que haya periodistas de cierto brillo juvenil cuyo paso a la madurez se traduce en una incursión en las relaciones públicas, en la asesoría a la “imagen” de terceros. Eso no sería un problema si no fuera porque esos periodistas ¡continúan siendo periodistas! Ascienden y siguen viviendo esta vida paralela. Por supuesto, la práctica genera que, más temprano que tarde, busquen a estos periodistas multifacéticos para que, además de “entrenarlos”, el medio donde trabajan los entreviste bonito y contenga la mala prensa. Sí, se parece un poco al pago de cupos. Es prensa bamba: el periodista entrevista a su cliente, o a su potencial cliente, pero la audiencia no lo sabe. La justificación suele ser: es que es un señor decente, conozco a su familia hace años, y yo hago un trabajo honrado. Necesitamos una alternativa a esos ágapes.

Alternativa a la expedientitis. Todos saben que en un país como el Perú no podemos confiar en la Policía ni en muchos de nuestros jueces. Y sin embargo, cuando el expediente policial del líder sindicalista acusado llega a las manos del editor, ¡a publicarlo sin chistar! El reportero se pone a transcribir. Comillas y conectores. Le dicen periodismo de investigación, pomposamente. Merecemos una alternativa a esos dateros.

Alternativa a la cachita. La prensa arrogante nos ha habituado al periodista con actitud del bacán del barrio cuando mira a un interlocutor que no es del cogollo. “¿De dónde has salido, ah?”, dice la periodista muy pagada de sí misma. Sin escuchar, sin ver. Necesitamos una alternativa que amplifique nuestra percepción, no que la achique.

Alternativa al consenso de Washington. La prensa peruana hegemónica sigue manejando un concepto de desarrollo que bien podría firmar Carlos Boloña o los Chicago Boys. Crecimiento y chorreo. Son informadores que actúan como si estuviéramos en los últimos años del siglo anterior. Como si todavía fuera cool ver a Gorbachev en el comercial de Pizza Hut o en un anuncio de Louis Vuitton. Como si todavía fuera válido creer en la narrativa de la desigualdad “buena” y el consiguiente desprecio a cualquiera que pida más Estado o más equidad. Necesitamos una alternativa a esas sonrisas unánimes llenas de sorna anti lucha social.

Alternativa a la estupidez. Generalmente no soy muy paranoico ni comparto esa idea de que los poderosos quieren controlar nuestras mentes, pero cuando veo lo que ocurre en el Perú, dudo. La prensa de televisión llama a videntes para hablar del futuro del gobierno, espiritistas para conversar con seres del más allá, escritores que revelan los secretos de la personalidad de un político analizando su firma. Y quienes lo hacen son los periodistas de saco y corbata, serios y modositos. No se confundan. Cuando uno tiene todos los recursos y aun así apela a la charlatanería, hay dolo. Intención de estupidizar y de hacer una división social: fantasías que pueden pasar por verdades… si los que miran son pobres; total, da raiting. Necesitamos una alternativa a esa peligrosa condescendencia.

Alternativa a la amnesia. La frivolidad y la ignorancia suelen ser caldo de cultivo para una tara más definitiva: el olvido. El periodista debe existir, entre otras cosas, para ser ese servidor público que nos recuerda, con fecha, lo que olvidamos. Un profesional con la información mínima que le permita, por ejemplo, saber la diferencia entre Sendero Luminoso y el MRTA, y conocer al menos las más oprobiosas matanzas y masacres del Ejército. Lo que tenemos es un repetidor de consignas que dice “maldito terruco” mientras sonríe a un terrorista de Estado. Una alternativa es imperiosa.

Alternativa a la incultura. Son demasiados periodistas hegemónicos increíblemente incultos. Es un abuso.

Por supuesto, y lo repito, no se genera una prensa alternativa buscando a dedo a medios pequeños para usarlos como carne de cañón contra la prensa mala. La prensa no puede ser un campo de batalla, una guerra donde para informarse la audiencia tiene que calcular qué tanto calla cada bando. Pero sí hay otras formas de generar prensa alternativa:  ampliando el espectro, con más canales y estaciones de radio, con financiamiento parcial público, autónomo, medios que representen a diversos sectores de la sociedad, fomento a pequeñas empresas de comunicación. Para que esos actores sociales nos muestren el mundo que no conocemos, los problemas que permanecieron ocultos, las paradojas difíciles que obviamos, y todo eso que nunca vimos por culpa de una televisión que repite el libreto eterno de este domingo a las ocho. <:>