LA TRAMPA DE TRUMP
Escribe: Milciades
Ruiz
¿Qué dirían los políticos y la prensa, de la dominación,
si un líder popular hiciera lo mismo que Trump, pero en defensa de los
intereses de los pobres? Dirían que es un dictador, tirano, autoritario,
déspota, totalitario, etc. ¿No es verdad? Pero como se trata del amo del mundo,
los genuflexos serviles callan ante los atropellos y abusos de este.
No se trata de un tirano en su país, sino de un gobernante
mundial, que decide por encima de toda soberanía de los demás países. En la
guerra Rusia-Ucrania, traicioneramente le da la espalda al invadido al que daba
todo su apoyo y, revira hacia el invasor ofreciéndole un arreglo, por encima de
la otra parte.
También anuncia su determinación de anexarse países enteros
(Groenlandia, Canadá y parte de Panamá) y eleva drásticamente los aranceles o
impuestos a la importación de productos extranjeros que compiten con los de EE
UU, en abierta traición al ideario estadounidense y, desacatando la
normatividad de la Organización Mundial de Comercio de la cual es signatario.
El dictador internacional se zurra en los tratados
bilaterales de libre comercio que EE UU ha firmado presionando a los países de
su férula, incluido Perú. Aumenta unilateralmente aranceles y luego chantajea
con premeditación, alevosía y ventaja para renegociar acuerdos ya pactados,
suscritos y vigentes. ¿No era que EE UU era el paladín de la libertad?
Ni sus aliados se libran de este atropello. El dictador ha
puesto a Europa contra la pared. Las pérdidas económicas, de este proceder son
enormes. Las dictaduras se caracterizan porque atropellan los derechos y
libertades de los gobernados. Pero los lacayos del imperialismo callan en todos
los idiomas y ponen el rabo entre las piernas.
Rusia acepta la propuesta de Trump por su propia
conveniencia, pero pecaría de ingenuidad, si confía en el juego estratégico de
este tramposo, sabiendo que igualmente podrá traicionar pues, no respeta los
compromisos internacionales. Ha emprendido una guerra comercial contra China
que, es el principal aliado de Rusia y todo esto, genera incertidumbre y
desconfianza que repercute en la economía de todos los países, incluyendo su propio
país.
El Fondo Monetario Internacional -FMI, advierte que, a
medida que aumentaron las tensiones comerciales, el valor de las acciones de
capital mundiales caen, como se muestra en la siguiente figura.
También advierte que, mientras los gigantes se enfrentan,
los países más pequeños se ven atrapados en la contracorriente. China, la UE y
Estados Unidos, son los tres mayores importadores del mundo. Nuestro país, es
primario exportador y gran parte de nuestra economía está ligada a las compras
de los mismos. Si estas se reducen por la guerra comercial, caen los ingresos
estatales y privados, siendo los más afectados los trabajadores que pierden
empleos e ingresos.
Los minerales que exportamos a China, van en gran parte hacia EE U y Europa, como suministros elaborados. Pero son muchas las repercusiones que sería largo enumerar. Sin embargo, los aludidos esbirros del sistema, que atacaban a Velasco por su política proteccionista de la producción nacional, no alzan la voz, ni protestan como lo hicieron al cuestionar las elecciones en Venezuela, reconociendo como presidente, al perdedor.
Pero, “no hay mal que, por bien, no venga”, dice el refrán
popular. Toda dictadura termina mal porque genera rechazo popular que, es su
negación en la bipolaridad universal. No hay anverso sin reverso, como
contraparte de una misma bipolaridad. Nuestra experiencia dejó la lección de
que el creciente rechazo al dictador Fujimori, rebasó su poder haciéndole huir.
Hacia eso deberíamos apuntar.
Son las condiciones materiales imperantes en el sistema
capitalista, las que han llevado a EE UU a la situación de incompetencia en que
se encuentra. El torrente de estas condiciones, no desaparecen cerrando las
compuertas porque desbordarán causando daños. Lo mismo pasa con la migración que
no desaparece cerrando las entradas, porque derivarán por otros lados, causando
daños.
Al cerrar las compuertas a los insumos con altos aranceles
que elevan los costos de fabricación y, a la mano de obra barata, las empresas
estadounidenses pierden competitividad. Esto hace que esos capitales migren a
otros países para aminorar costos sin perder rentabilidad, con lo cual, se
reduce el crecimiento económico de EE UU, con todo lo que significa en daños
colaterales.
De parte nuestra, deberíamos aprovechar las circunstancias
para escapar del “patio trasero” de nuestro dominador y alcanzar nuestra
liberación, para enrumbarnos autónomamente hacia nuestro desarrollo
independiente, sin sujeción a ninguna potencia extranjera. Pero claro, es un
decir nada más, si no organizamos el poder popular con capacidad de tomar las
riendas del país.
En esto debemos trabajar políticamente, sin ambiciones
personales. Responder al llamado de la historia es nuestro deber. No esperemos
que otros asuman esta responsabilidad para colarnos oportunistamente. La lucha
de los oprimidos es de todos nosotros. La liberación no llega de milagro. Hay
que conseguirlo luchando. Salvo mejor parecer. <>
29 abril/ 2025