Recuerdos
del cura gringo que siempre estuvo al lado de los más necesitados cuando sirvió
en el norte del Perú. Su nombre era Robert Francis Prevost. Hoy es un deber
llamarlo, para los católicos, Su Santidad.
En HILDEBRANDT EN SUS TRECE” Nº 732, 9MAY25
A |
penas se conoció el nombre del nuevo Papa Robert
Francis Prevost, las campanas de la catedral de Chiclayo comenzaron a repicar.
Las puertas de las iglesias y parroquias se abrieron de par en par y algunas
personas, entre incrédulas y emocionadas, empezaron a entrar para orar y hasta
llorar de alegría. Ya habían escuchado antes las misas del padre Robert ahora
convertido en Papa, ya se lo habían cruzado por alguna calle, ya los había
bendecido en alguna procesión o les había bautizado a sus hijos.
“Todos recordamos que el Papa León XIV estuvo antes aquí, con nosotros. Vivió con nosotros por muchos años. Estamos muy felices. Hoy se vive una fiesta de esperanza”, dice, emocionado, desde Chiclayo el sacerdote Elky Segura, párroco de la parroquia del Señor de los Milagros. Segura lo recuerda como alguien muy cercano al pueblo. “Él siempre estaba con todos, pero principalmente con los más necesitados y humildes. También acudía a todas las festividades religiosas y populares como la Cruz de Motupe o el Corpus Christi porque quería estar cerca del pueblo y llevar la Iglesia al pueblo”, dice el párroco. Cuenta que con él vivieron un devastador El Niño. “El padre Robert estuvo siempre pendiente de los damnificados sirviendo a la gente que lo había perdido todo”, dice Segura. Lo recuerda en plena crisis del covid liderando campañas para conseguir oxígeno y con su mascarilla puesta, visitando hospitales y postas sin temor al contagio. “Nunca ordenaba, prefería escuchar, siempre sereno, respetuoso y cercano. Como sacerdotes no había que pedir audiencia ni reunión, sólo teníamos que escribirle un WhatsApp y nos atendía de inmediato”, dice Segura.
Prevost empezó su camino religioso en 1985, en las
polvorientas calles de los asentamientos humanos de Chulucanas, bajo un clima
que en verano ronda los 39 grados. Dos años antes había sido ordenado sacerdote
agustino y fue enviado al Perú en su primera misión pastoral en los
convulsionados tiempos del terrorismo y la hiperinflación.
No sabía hablar muy bien el español pero se entendía
perfectamente con los parroquianos, especialmente con los niños que lo
empezaron a llamar “el padre gringo Robert”. Se sentaba en las picanterías,
en los comedores populares y hasta en los “chicheríos” norteños para hablar de
Jesús, del evangelio y del prójimo. En las fotos que los piuranos han empezado
a desempolvar se le ve rodeado de niños y jóvenes en su labor pastoral y
misionera. Estuvo un año como vicario parroquial de la catedral. Y fue Canciller
de la Prelatura de Chulucanas. Tras un breve regreso a Estados Unidos como
promotor vocacional, eligió volver al Perú en 1988, de nuevo al norte. Llegó a
Trujillo con la misión de formar sacerdotes agustinos.
Hasta 1998 Prevost estuvo en Trujillo, donde
dirigió el proyecto de formación común de los aspirantes agustinos y se
desempeñó como prior de la comunidad, director de formación y maestro de
profesos. Ahí creó también parroquias como la de Nuestra Señora de Monserrat.
“Cuando escuché su nombre Robert Prevost como nuevo Papa, me arrodillé
frente al televisor y me puse a llorar. Le di gracias a Dios porque yo escuché
sus misas y él siempre estuvo cerca de los más humildes. Es una bendición para
el Perú, ahora tan golpeado con la delincuencia y la corrupción”, dice Gisela
Puicón, profesora de Chiclayo y feligresa de la diócesis de esa ciudad.
Ella ha visto al nuevo Papa montado en mototaxi, con botas de agua en pleno
desborde del río, sirviendo en los comedores populares y comiendo ahí mismo
un arroz con cabrito, o celebrando misas y dando jalones de orejas a las
autoridades corruptas. “La primera
planta de oxígeno que llegó a Chiclayo durante la pandemia la gestionó
monseñor Prevost. La mayor cantidad de ayuda humanitaria durante El Niño Costero
del 2017 la gestionó también él, a través de Cáritas”, dice Puicón. Y los
20 mil testimonios de fe sobre el milagro eucarístico de Eten los llevó él al
Vaticano, recuerdan en Lambayeque.
No pocos han mencionado que cuando Alberto Fujimori
fue indultado Prevost opinó que el exdictador debía pedir disculpas a los
familiares de todas las víctimas de Barrios Altos y La Cantuta.
Cuando en 2014 Prevost fue nombrado por el Papa
Francisco como administrador apostólico de la Diócesis de Chiclayo y luego fue
elevado a obispo de Chiclayo en 2015, empezó a abrir trocha para encaminar a
la Iglesia desde una perspectiva y compromiso social. “Como obispo atendió situaciones muy críticas como la fuerte migración
venezolana, también la situación de las cárceles, la pobreza, siempre
atendiendo esos temas con una perspectiva de horizonte y compromiso social,
cosa que antes no había”, dice Javier
Jachnke, de la Comisión Episcopal de Acción Social. Recuerda que Prevost
fue además segundo vicepresidente de la Conferencia Episcopal de 2018 a 2023.
Como obispo también empezó a formar sacerdotes que fueran más cercanos a la
gente, que tuvieran compromiso social con los más necesitados. En Chiclayo
también se le evoca como un obispo sereno y compasivo que vivió siempre
austeramente. En 2023 fue despedido con el canto “No es más que un hasta
luego”, cuando tuvo que marchar a Roma convocado por el Papa al Vaticano para
trabajar a su lado. ■
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¿Entendiste? |
El nuevo papa León XIV es un alivio para las víctimas del
sodalicio (el grupo conservador y violador de Cipriani y aliados que el papa
Francisco disolvió). Según leo, apoyó la denuncia de las víctimas y seguirá esa
línea. Bien.
PERO no olvidemos que a pesar de eso es insuficiente para
una iglesia católica estructuralmente colonial, homofóbica, machista.
Es bueno que haya vivido en Perú y que la mayor parte de su
trabajo haya sido pastoral. Pero aunque lamentó públicamente lo sucedido en el
Perú en enero de 2023 y demostró sensibilidad ante las víctimas, sus
declaraciones ante la prensa no mostraron una condena abierta al gobierno en
momentos en que se necesitaba contundencia. No se si en privado o de otras
formas ha enfrentado esta dictadura, ¿saben? Sería bueno saberlo.
En tal caso, no parece ser su estrategia ser una actor
frontal y tal vez fue elegido por eso. Me pregunto si eso le permitirá hacer
cambios en el Vaticano y su innegable influencia en la política internacional.
No lo sé. Solo espero que la iglesia y sus feligreses asuman la responsabilidad
de ser una de las voces que aún el mundo considera autorizadas para hablar de
ética y moralidad.
Las injusticias y crímenes que vivimos necesitan que todas
las espiritualidades enfrenten el terror, la impunidad y la violencia de los
conservadurismos. <:>