LECTURAS INTERESANTES Nº 841
LIMA PERU
31 AGOSTO 2018
MENSAJE A KEIKO FUJIMORI
César Hildebrandt
Tomado de HILDEBRANDT EN SUS TRECE N° 410, 31AGO18
Señora:
Pier Figari, su asesor, ha comparado a Martín
Vizcarra con Nicolás Maduro. Daniel Salaverry, su mantenido en el Congreso, ha
dicho que le parece estar viviendo en Venezuela.
¿Estos son los heraldos negros de lo que se viene,
señora? ¿Van a tumbarse a Vizcarra diciendo que es un dictador?
¿Un dictador como lo fue su padre? ¿Un personaje
oscuro como lo fue el señor Montesinos, que declaró formalmente que a usted le
entregaba mensualmente diez mil dólares, salidos de las bolsas negras, para su
manutención en los Estados Unidos?
Cada persona, por más insignificante que sea, aporta
un estilo. El suyo, señora, no es el de la ira constructiva, como quieren
hacerle creer. El suyo es el de la traición. Traicionó usted a su madre,
cuando ella más la necesitaba; traicionó usted, estrictamente por conveniencia
electoral, a su padre, a quien todo le debía, desde el apellido hasta la
fortuna oculta de la que algo sabe Joaquín Ramírez; traicionó usted a su
hermano, que tanto hizo por reconstruir el partido y que cayó en las redes por
usted tendidas. Sólo fue fiel usted, señora, a los tíos corruptos que se
asilaron en Japón, como lo quiso su padre cuando buscó ser senador de aquel
imperio.
Sería avaro de mi parte no reconocerle a usted las
virtudes que muchos también le encomian. Es usted inteligente, astuta, tenaz y
disciplinada. El problema, señora, es que su inteligencia la ha empleado para
construir la farsa de un fujimorismo renovado, cuando bien sabemos que el
Usted, en suma, no es líder, señora. El liderazgo,
aun el errático, se basa en un programa, en una inspiración, en un cierto sueño
de país. ¿Cuál es el suyo, señora, aparte de aquel que consiste en concebir un
país rendido a sus pies, temeroso de sus furias, temblando ante sus arrebatos?
Defiende usted al fiscal Pedro Chávarry. No me
extraña. Ha defendido usted siempre lo indefendible con tal de que sea útil a
sus intereses y a los de su organización. Y Chávarry es perfecto para que
usted no sea investigada de verdad por los cócteles truchos, los aportes
negros y el lavado de dinero de sus dos campañas millonarias. El mismo poder
judicial podrido que su padre armó toga por toga y crimen tras crimen es el que
usted quiere mantener, señora, no pensando en el país, por supuesto, sino
previendo las penas que magistrados independientes podrían darle a usted y a
sus escondidos (por ahora) benefactores.
Trama usted, señora, un golpe de estado. Resulta que
Vizcarra no era el mayordomo asustadizo que le dijeron. Y por eso usted y
Salaverry hablan de citas supuestamente incriminatorias ocurridas cuando la
caída de Kuczynski estaba preparándose y cuando ya habíamos cambiado de
mandatario. ¿Cuál fue el punto central de esos diálogos que hoy se revelan como
si fueran el nuevo testamento? Pues los detalles de la transición, la
posibilidad de que hubiera una crisis constitucional por la renuncia de los dos
vicepresidentes, la alternativa no deseada de adelantar las elecciones. ¿Conversar
sobre eso era un crimen? Claro que no. Chantajistas con escuela, los fujimoristas
quieren arrinconar al Ejecutivo contándole a la gente que el presidente actual
se reunió con la que es, para nuestra desgracia, la primera fuerza del Congreso
en un momento de amenazante inestabilidad. Y no olvidemos que el secretismo de
esos encuentros fue un acuerdo lamentable de ambo protagonistas.
Si Vizcarra mereció una censura pública señora, es
por haber confiado en usted, que es indigna de cualquier confianza. Y es por
haber confiado en gente como Salaverry el lodoso empresario que llegó a sus
filas cuando su partido original estaba en ruinas. Ya no hablemos de haber
confiado en Chlimper, el agroexportador que, como ministro, hizo una ley para
favorecer la agroexportación de modo escandaloso y perpetuo. ¿Quién querrá
sentarse con usted hoy, señora? Quizá hasta Joaquín Ramírez sienta temor.
Usted llega tarde a la historia. El país en
escombros que éramos en 1990 ya no existe. Sus recetas, hijas del ultraderechismo
mandón y varicoso, ya no funcionan. Su chusquedad mental ya no seduce. Su
hipocresía ya no cala. Ahora necesitaríamos a alguien que entienda de un modo
más sofisticado la naturaleza de nuestros problemas, insertos en un
panorama
mundial confuso e inflamable.
Buscó ser el poder tras el trono??? |
Por último, señora, comprenda que el descenso
abismal de su popularidad no es parte de un complot de la prensa. Ni sus
derrotas ni sus fugas de capital electoral son obra de los periodistas. No nos
sobreestime, señora. No somos tan importantes. No somos ni siquiera importantes.
Lo que pasa es que usted ha cumplido dolorosamente uno de sus mayores sueños:
ha llegado a ser temible. Y la gente común ve el éxodo de los venezolanos y se
imagina un Perú dominado por sus rabietas, señora, sus complejos de
inferioridad, señora, su sed insaciable de variadas venganzas, señora, y se
asusta. Ese es su verdadero problema, estimada. Produce usted un pánico
popular.
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