QOSQO
JUAN
DE LA CRUZ MACHICADO,
PINTOR
ANDINO
Manuel Gibaja
ientras recorríamos la costa central del país, nos enteramos
de la infausta noticia del fallecimiento del pintor puñeno Juan de la Cruz
Machicado, destacado maestro de las artes visuales contemporáneas, quien por
largo tiempo vivió de su producción artística ligada y fiel al arte neoindigenista.
Hoy desde este suplemento le rendimos el homenaje a su trayectoria artística,
haciendo una reseña metafórica de su dedicación a las artes visuales.
Puneño de nacimiento (1935) radica en Cusco desde los años
cincuenta. Formado en la Escuela Regional de Bellas Artes del Cusco “”Diego
Quispe Tito”, bajo la tutela de Fuentes Lira, junto a una pléyade de pintores
que generaron la formación de la Asociación de Artistas Plásticos del Cusco por
los años 70.
Machicado ha retomado la corriente indigenista y ahí
permanecido, endulzado por los paisajes bucólicos de sus representaciones. El
Cusco y su arquitectura han sido el tema fundamental de su producción plástica,
de colorido rutilante, con estilizaciones y perspectivas ampliadas. Causó
revuelo con sus muestras individuales en las galerías capitalinas (Lima),
llenando pronto ese espacio y al mismo tiempo fue imitado por una serie de
pintores y también por los tapiceros de San Pedro de Cajas que recrearon sus
obras con sus propias visiones artesanales.
Sus obras de los años sesenta planteaban formas
constructivistas y abstractas, la suelta pincelada le otorgaba energía al
color, era el inicio de una pintura con carácter y sabor a tierra, aunque tal
vez faltaron orientaciones estéticas y teoréticas mejor definidas que
sostuvieran el rumbo de su obra, él y los pintores de su generación se
enfrascaron en los deleites de formas estereotipadas, en el trasplante
objetivista de los escenarios del paisaje de la sierra sur del Perú y de los
modelos indígenas que colmaron las obras.
Después de ser profesor en la Escuela de Bellas Artes del
Cusco por un período, se dedicó también, como muchos otros pintores de su
generación durante un buen tiempo a la restauración, en Cusco y otras ciudades.
Quizás esta primera etapa de su vida lo aleja de sus
intentos creadores con esa visión moderna que había empezado; para convertirse
ahora en el casi único representante del neo-indigenismo cusqueño.
Su obra actual está tratada con paleta limitada; engama
tonos casi monocromáticos de alto contraste, de armonías análogas en la que
aparecen figuras estilizadas y estereotipadas en sus distintos lienzos
ejecutados en la técnica al óleo, algunos paisajes logran una agradable
expresión y carácter romántico, no ha dejado tampoco de expresarse en armonías
de dobles complementarios o simplemente de complementarios, siempre con una
paleta de colores rutilantes, de empastes sueltos, cuidando el dibujo de las
formas, es decir dibujando con el color.
Machicado maneja el color diestramente, conoce el oficio. La
vasta línea continuada de su creación lo enmarca dentro de los pintores que más
trabajaron y expusieron en diversas ciudades del mundo.
Machicado ha confrontado esos estereotipos en sus obras, sin
embargo ha planteado en un lenguaje moderno, algunas obras de libre ejecución,
próxima a la abstracción expresionista. Se identifica con el indio y otros con
la variedad de lenguajes contemporáneos, se crea alrededor de todo esto un
clima emocional, lleno de nostalgias y reproches, de desafíos y confrontaciones,
ya no generacionales sino más bien individualistas, aunque la confrontación sea
necesaria. Se habla del nuevo indio, pero este es ya un concepto superado, sin
embargo hay muchos seguidores de esta corriente que se denominan
neo-indigenistas, post-indigenistas o indigenistas simplemente, y solicitan ser
considerados en el plano artístico y también en el político. Pero, creo que una
sola frase responderá a esta preocupación, que sean ellos, es decir los indios
pintores los que se expresen a través de sus obras con sus propios estereotipos
populares, y que lo hagan de manera franca, ellos son los elegidos para seguir
usando sus propias imágenes tradicionales de sus propias vidas y su cultura.
La obra pictórica de Juan de la Cruz Machicado se convertirá
en testimonios gráficos del paisaje de la sierra sur del Perú, sus habilidades
y laboriosidad le concederán sus propias satisfacciones.
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Agradecemos
la difusión de esta nota a Ricardo Claverías Huerse
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