COLONIALISMO Y
NEOCOLONIALISMO
Por: Luis
Britto García
TELESUR
TV 5 de octubre de 2025
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pisodios de sojuzgamiento, saqueo y esclavización
de un pueblo por otro se suceden desde el comienzo de la civilización. Nos
referiremos sólo a las grandes ofensivas coloniales que arrancan desde 1492
sobre América, y desde mediados del siglo XVII sobre Asia, África, el resto del
mundo.
En ambas, potencias agresoras conquistan por la
fuerza bruta, enclaves e instalan colonias que reservan los poderes públicos de
manera casi exclusiva para el sistema invasor, el cual organiza y financia con
sus propios medios –en última instancia, exaccionados a los colonizados- la
administración, represión y defensa de los territorios invadidos.
El avasallamiento colonial proveyó a los países
invasores los metales preciosos y bienes que facilitaron la implantación del
modo de producción capitalista, así como un flujo continuo de mercancías
expoliadas que elevaron su nivel de vida y su avance tecnológico.
Este sistema es combatido por la oleada de
movimientos de liberación nacional que arrancan en América desde fines del
siglo XVIII y principios del XIX, y luego por los procesos de descolonización
que triunfan en Asia y África durante los siglos XX y comienzos del XXI.
Facilitan la descolonización las riñas entre
potencias imperiales por el dominio del mundo y sus riquezas y mercados. Las
controversias entre Francia e Inglaterra abren el resquicio que favorece las
independencias americanas. Las confrontaciones de Alemania con otras
potencias europeas, y las de Japón con Estados Unidos y sus aliados
acarrean un debilitamiento de poderes imperiales que no puede impedir el
surgimiento de la Unión Soviética, de China y de numerosos países protagonistas
del movimiento universal de descolonización del siglo pasado.
Así, el Reino Unido, cuyo imperio se extendía por
más de la cuarta parte de la superficie terrestre, debió aceptar sin combate la
independencia de la India y Pakistán en 1947, la de Australia en 1986, la de
Sudáfrica en 1994.
En otros casos la descolonización surge de
cruentas Guerras de Liberación Nacional como la de Irlanda, que culmina
en 1919, la de China en 1948, la de Cuba en 1959, la de Argelia en 1962,
la de Vietnam del Sur en 1975, la de Nicaragua en 1979.
Pero los imperios no sueltan sus presas con
facilidad, y cuando éstas ganan su independencia política, recurren a
infinidad de subterfugios para mantener la explotación sobre ellas y obtener
superbeneficios sin asumir el costo de preservar el orden, suministrar
servicios públicos y mantener sumisos a los explotados. Expongamos las
principales estratagemas neocoloniales con tal fin:
1. Acuerdos de indemnización para las metrópolis. Haití obtiene el reconocimiento de su independencia por Francia
en 1825 a cambio de 150 millones de francos oro, aplastante deuda que la
arruina al nacer. Venezuela es reconocida por España mediante ruinoso tratado
en el que se compromete a devolver todos sus bienes a los colonialistas
ibéricos, como si éstos hubieran ganado la guerra. Nefastas cláusulas por el
estilo destinan desde el primer instante a casi todas las colonias
independizadas a seguir siendo explotadas por sus opresores.
2. Deuda pública originaria. Las luchas de liberación con frecuencia obligan a contraer
onerosas obligaciones para compra de armas y pertrechos, o a reconocer pesadas
deudas de sus opresores. En 1826 la Gran Colombia debe £ 6.688.950 de
deuda externa y 58.770.769 pesos de deuda interna, sumas que fueron en buena
medida dilapidadas. Para que se reconociera su unificación, Vietnam debió
asumir demoledora deuda de su enemigo, el extinto gobierno títere de Vietnam
del Sur.
3. Reservas de soberanía. Las potencias neocolonialistas admiten independencias
ficticias, reservándose uno o varios de los poderes soberanos de los liberados.
Estados Unidos reconoce la “Independencia” de Cuba asumiendo la
potestad de anular o modificar las leyes de ésta mediante la Enmienda
Platt; la de Puerto Rico, haciéndolo Estado “Libre Asociado” o más bien
vasallo. Todo ente político que declina a favor de extranjeros sus soberanas
potestades de darse leyes, aplicarlas o decidir las controversias sobre dicha
aplicación, es en realidad colonia o neocolonia de aquellos a quienes las
entrega. Del mismo género son los llamados “contratos de estabilidad
tributaria”, mediante los cuales un Estado inconstitucionalmente renuncia por
contrato a ejercer su soberana potestad tributaria de imponer o elevar
tributos a ciertos inversionistas.
4. Bases militares extranjeras. La soberanía de un Estado incluye la potestad indelegable y
exclusiva de utilizar su propia fuerza pública para aplicar sus leyes dentro de
su territorio. La presencia de fuerzas militares dependientes de otro u otros
Estados y bajo el mando de ellos en el propio territorio es en realidad
invasión u ocupación, salvo quizá en el caso de alianza militar en el curso de
un conflicto declarado. Esta usurpación se agrava cuando las fuerzas ocupantes
se pretenden inmunes a leyes y tribunales del Estado invadido, como aspiran a
serlo las de más de 900 bases que Estados Unidos mantiene fuera de su
territorio. El Tribunal Supremo de Colombia invalidó tal pretensión; la
potencia norteña respondió dotando de inmunidad diplomática a todos y cada uno
de sus invasores.
5. Infames Tratados contra la Doble Tributación. Al suscribirlos, el Estado Neocolonizado renuncia a su soberana
Potestad Tributaria Territorial, permitiendo que personas y empresas
extranjeras no paguen impuestos en el propio territorio, con el
pretexto de que “los cancelarán en su país de origen”. Privado de ingresos
tributarios, el Estado Neocolonizado sólo puede cumplir funciones y compromisos
contrayendo Deuda Pública Impagable. Venezuela ha suscrito varias decenas de
tales Infames acuerdos.
7. Tratados y Normas que prohíben proteger
las economías nacionales. El ALCA fue un
fracasado intento de vetar en el plano continental cualquier norma protectora
para las economías, industrias o naturalezas nacionales. Pero disposiciones en
el mismo sentido se han infiltrado en nuestras normas. El artículo 301 de la
Constitución de la República Bolivariana de Venezuela pauta que: “La inversión
extranjera está sujeta a las mismas condiciones que la inversión nacional”.
Vale decir, no se podrá favorecer ni proteger a esta última. Todas las
grandes economías del planeta surgieron gracias a medidas proteccionistas de
sus Estados. Vetarlas es clausurar la salida del subdesarrollo.
8. Maquilas. Las
potencias hegemónicas imponen a los países neocolonizados ceder
inconstitucionalmente zonas de su territorio donde no se aplicarán las
soberanas leyes locales. Los neocolonizados ceden así al capital extranjero
recursos naturales, mano de obra sin derechos laborales, y dividendos exentos
de impuestos sobre la renta, sobre el valor agregado, de importación y de
exportación.
En dos palabras: todo a cambio de nada, definición perfecta de la situación neocolonial. <+>


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