LECTURAS
INTERESANTES Nº 671
LIMA PERU 13
SETIEMBRE 2015
NADINE Y LA IZQUIERDACésar Hildebrandt
Tomado
de “HILDEBRANDT EN SUS TRECE” N° 266 11SET15 p. 12
No eran sus
libretas pero se las robaron. Claro que no lo eran, pero es mejor poner un
recurso para que no sean consideradas como prueba. No eran sus libretas pero la
persona que supuestamente sustrajo tiene una denuncia penal por robo agravado.
Y no era su letra pero sí lo era y el asunto era no admitirlo por consejo de
sus "bogas" y para que la Fiscalía no sacara provecho de esa
admisión.
En esto ha terminado la farsa de esta pareja de aventureros
que engatusó a la izquierda y se presentó como la salvadora del país.
Y sí, hablemos de la izquierda y su responsabilidad en todo
esto. Recordemos: fue la izquierda la que masivamente apoyó a Fujimori
"para el Perú no cayera en las manos Vargas Llosa". El súbdito
japonés mostró una yuca de agrónomo criollo y la izquierda, con "La
República" a la cabeza, bailó a su ritmo. Se creyó el cuento del "no
shock" y entonces llegó Hurtado Miller -no el comandante Fidel- y mandó a
parar. Después, cuando echaron a sus rosáceos ministros del gabinete, la
izquierda quiso oponerse. Ya era tarde. Vino el
golpe, se fundó lo que hoy
tenemos y una década umbrosa se instaló en el Perú. Hizo la izquierda un acto
de contrición? Ninguno. Silbó nomás. Recordó quizá que sus padres o abuelos
habían apoyado al Prado de la segunda guerra mundial porque así lo habia
dispuesto la Internacional frentista que obedecía a Moscú. Recordó tal vez que
en Chile el Partido Comunista de Pablo Neruda también había apoyado a Gabriel
González Videla, a quien el gran poeta terminaría llamando "perro
traidor".
Y ahora viene esto. Los Humala-Heredia fueron arropados,
izados, encumbrados por una izquierda ávida de poder prestado, de asientos congresales,
de columnaje en la prensa. Lo que no podían obtener desde sindicatos borrados,
pensaban lograr con el comandante, con el capitán "Carlos” con el hombre
de turno.
¿Se han arrepentido públicamente por este desatino? No. Ni
lo harán. Si algún error cometió Javier Diez Canseco en su vida fue no alejarse
a tiempo de esta farsa. Si alguna deuda consigo mismo adquirió en estos últimos
años el querido Raúl Wiener fue persistir en la ingenuidad de suponer que a
Humala lo había depravado la derecha. No. Humala fue un fiasco en sí, una
creación marquetera de su mujer, un cuento.
Tenemos a este par en el poder porque la izquierda ha
adquirido el hábito parasitario de colonizar candidatos "de perfil
prometedor". Y un reflejo de sumisión que viene de lejos la empuja a decir
que Cuba es un ejemplo, que Venezuela es un modelo y que el estalinismo fue una
necesidad histórica.
Mientras no se libren de esos lastres, seguirán siendo la
dama de compañía de alguien que prometa todo con el afán de no cumplir nada.
Seguirán siendo antiguos, casi arqueológicos.
Volveré a recordar la llamada que recibí en la oficina de
esta revista solicitándome ser "uno de los garantes" de la actual
pareja presidencial. Recordaré mi no rotundo. Si un periodista sin mayores
luces podía darse cuenta del carácter funambulesco del episodio, ¿por qué no
podían percibirlo los viejos representantes de "los intereses
populares"? Mi tesis es que sí supieron de qué se trataba. Humala fue el
tren de cercanías que los llevaría al Congreso. Así de práctica se había vuelto
la izquierda que jamás protestó por la invasión soviética a Praga.
La farsa de esta pareja termina grotescamente. El final es
mucho peor de lo que los más escépticos podíamos esperar. Es sórdido, mañoso,
desesperadamente encubridor. Es presagio de cárcel. Los señores no fingieron
para llegar al poder. Llegaron al poder para hacerse ricos. Las agendas serán
una de las tantas pruebas. Por eso el miedo, las amenazas, el tono de los pajes
tratando de intimidar a Rosana Cueva en el Congreso. ■
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