LA INDEPENDENCIA VIRREINAL
VINO
DEL EXTRANJERO
Escribe: Milciades Ruiz
C |
omo todos los años de la dominación colonial
republicana, julio es el mes de júbilo en el que conmemora el aniversario de la
independencia del virreinato del Perú. Desde niños, nos han inculcado la única
versión histórica implantada por la dominación vigente desde 1821. Pero esta
versión, es necesariamente fraudulenta porque fue hecha para conservar el
predominio sobre la población autóctona. Para quienes percibimos el engaño,
estamos frente al dilema de dejar que, el fraude persista o, esclarecer los
hechos.
Disculpen
que insista. Solo me anima el deseo de justicia histórica con la verdad.
Interrumpir la partitura de la música oficial con notas discordantes, malogra
el disfrute. No obstante, asumo lo que me caiga por desmentir versiones
falaces. Si les digo que, la independencia del virreinato del Perú, se la
debemos al hijo del virrey del Perú, chocaré contra la estructura mental
cimentada. Si les digo que esa independencia se la debemos a los chilenos,
creerán que estoy desvariando. Pero es verdad. Es que tales afirmaciones son
incompletas.
San Martin en la jura de la independencia |
Lo
hizo con el apoyo de San Martín y Juan Martín de pues los tres eran miembros de
la misma logia masónica subversiva y postulaban el mismo esquema político. (Hoy
serían tildados de terroristas). Pero una cosa es decir afirmaciones
incompletas y otra, tergiversar los hechos. No es lo mismo, hablar de la
independencia del Perú que, del virreinato del mismo nombre, cuyo objetivo era
tener una monarquía propia separándose de la metrópoli, pero sin cambar la
estructura de dominación vigente de la cual eran parte los supuestos
“libertadores”.
Tampoco
lo es, hablar de emancipación del Perú, cuando de lo que se trataba era de
emancipar solo a los españoles criollos, sojuzgados por los españoles
peninsulares. Los que abrazaban esta causa, se autodenominaron “patriotas” y de
ese leguaje hemos tomado nuestra visión histórica engañosa pues, no era asunto
de los peruanos ancestrales, ni de afroperuanos esclavizados por esos
“patriotas”. Hipólito Unanue y otros próceres “patriotas” eran esclavistas”.
Muchos nativos, creyeron que los “libertadores” les iban a emancipar
devolviéndoles su patria arrebatada y cayeron en la trampa.
Excluidos en la conducción del proceso |
Pero
el fraude se convierte en estafa histórica, si en los textos educativos se
presenta a Túpac Amaru II, como precursor de la independencia de sus opresores
colonialistas. Tenemos así, una historia tergiversada por la dominación. No
tenemos una versión histórica de la otra parte de los protagonistas, los
nativos, pues desde los cronistas de la conquista, hasta los historiadores
republicanos han interpretado los hechos según su mentalidad condicionada por
ser parte del sistema de dominación. Pero hay documentos originales que amparan
lo que estoy diciendo.
Después
de leer la correspondencia de los diversos protagonistas de la época,
conservados en el acervo histórico de documentos originales, y apoyándome en el
materialismo histórico de hechos comprobados, puedo opinar lo siguiente:
1.
La
independencia del virreinato del Perú, fue gestada en el extranjero y ejecutada
por extranjeros mercenarizados o contratados. No lo hicieron por amor al Perú,
sino por razones militares de asegurar la sobrevivencia de las provincias
virreinales liberadas, anulando la única entrada estratégica que le quedaba a
España (en guerra con Francia) para recuperar sus colonias.
2. En ningún momento, los supuestos “libertadores” pensaron en liberar a los nativos, devolverles su patria arrebatada y que los dominadores colonialistas se vayan dejando libre al Tahuantinsuyo. San Martín, quería a toda costa, implantar una monarquía en Perú, bajo un rey de sangre extranjera. Inusitadamente, fue el representante del virrey el que amenazó con un rey nativo. El historiador Jorge Basadre, en su obra, “Sultanismo, corrupción y dependencia en el Perú republicano” Capítulo: “La fórmula de una monarquía indígena”, presenta como prueba documental el texto del Conde de Torata, sobre las conferencias de paz entre San Martín y el virrey La Serna en junio de 1821:
Pocos peruanos en la capitulación de Ayacucho
(…) “Al día siguiente recibió Valdez (representante del virrey La Serna) la orden de pasar a bordo del buque que montaba San Martín, en unión con Dn Andrés García Camba, a manifestar a aquel caudillo que ni la diputación provincial, ni el ayuntamiento, ni el ejército, admitían su proposición (La de la monarquía bajo rey europeo); lo que le causó no poca sorpresa, viendo en un todo frustrados sus maquiavélicos designios. Continuaron, sin embargo, las negociaciones, aunque sin esperanzas de ningún resultado favorable, y el virrey creyó conveniente asociar a la Junta Pacificadora al digno conde de Villa-Hermosa, magistrado de la audiencia de Lima, y al coronel Valdez, con cuyo motivo pudo San Martín conocer más de cerca la firmeza de este jefe, puesto que en las diferentes entrevistas que tuvieron más de una vez ocurrieron entre los dos, discusiones acaloradas. En una de estas, manifestando el caudillo enemigo que los españoles no tenían otro medio para salvarse que abrazar la capitulación o tirarse un tiro, le contestó el coronel Valdez que se hallaba muy lejos de creerse en el caso desesperado que suponía; pero que si tal llegase a suceder, es decir que no pudiesen continuar por más tiempo sosteniendo la causa española en aquellos dominios, estaban resueltos a proclamar el imperio de los Incas y ayudar a los indios a sostenerlo, antes de consentir que lo ocupasen unos súbditos rebeldes que no tenían más derechos que los que habían adquirido de sus antepasados los españoles; dijo más Valdez que, con este pensamiento tenía a su lado, en clase de ayudante de campo, al descendiente más inmediato de los incas, a quien proclamaría emperador, dando principio con esto a una nueva guerra y a un nuevo orden de cosas, cuyos resultados no es fácil prever”.
El
propio San Martín, al enviar una expedición al sur al mando del rico y
aristocrático coronel Domingo Tristán, a quien acababa de ascender a General; y
como su segundo al coronel Agustín Gamarra, quien se había pasado a filas
libertarias tras ser por años un sanguinario represor de revolucionarios
anticoloniales, escribió la siguiente carta.
“Señor
general de Brigada, D Domingo Tristán. Lima. Enero 18 de 1822.
Instrucción
que deberá observar el jefe del Estado Mayor de la División expedicionaria del
Sur
1°.
(…)
2°.
(…) La atención con los blancos, y la conmiseración con los indígenas, son
indispensables para lograr la cooperación de los primeros, y lisonjear
ventajosamente a los segundos, en la presente campaña. Conviene dar a estos
un impulso general y simultáneo si fuese posible, pero no abrirles
margen para la voluntariedad absoluta en la parte hostil, pues ella será muy
perjudicial. En el estado actual de su incivilización, debe
conducirse a esta casta a la ilustración y felicidad sin permitirle una
acción principal e independiente en el plan de la guerra.
La sujeción de los Comandantes de sus partidas (guerrillas) y la consideración
a sus derechos y quejas, son los dos ejes sobre que debe rodar por ahora la obra
de su regeneración. Por lo mismo se hace demasiado interesante la observancia
de esta política para el buen suceso del orden militar. Yo espero que US.
desempeñará mis intenciones en toda la extensión de sus alcances; pues
a US. es a quien está confiada la suerte de la patria en una sección
considerable de poder y recursos. -Dios guarde a US. muchos años. José
de San Martín.”
3.
No
cabe duda que la guerra por la independencia del virreinato fue entre oficiales
realistas y ex realistas. Ambos fueron formados militarmente por España y la
defendieron contra la invasión francesa. Se conocían personalmente en algunos
casos. San Martín y Bolívar premiaban a los realistas que se pasaban a sus
filas ascendiéndoles de grado para continuar la carrera militar con cargos y
sueldos mejorados. No fue pues, una guerra entre oprimidos contra opresores
colonialistas. Finalmente, la independencia definitiva tras la victoria de
Ayacucho, fue conseguida por realistas conversos que derrotaron a realistas
leales. Pero no fueron ellos los que derramaron su sangre por la independencia,
sino mayormente los nativos y esclavos reclutados a la fuerza en ambos bandos
como soldados “carne de cañón”. Así mismo, nativos de las guerrillas y
montoneras que voluntariamente participaron en apoyo a los “libertadores”.
Firma de Acta de la independencia |
En
Cerro de Pasco, el 7 de diciembre de 1821 las tropas realistas fueron
sorprendidas en la oscuridad de la noche, por un inesperado ataque de una
muchedumbre indígena que, lanzando gritos las aterrorizaron y las dispersaron.
Pero aclarado el día, se reagruparon, y contra atacando a esa multitud
desarmada, dieron muerte a más de 700 nativos. Esto nos da idea del sector que
más derramó su sangre creyendo que llegaría su libertad. No es único caso pues
pueblos enteros como Cangallo fueron incendiados, eliminando habitantes.
4.
El
historiador Jorge Basadre, nos dice que no tenemos un héroe nacional de esa
época. Pero esto, también es cuestionable si dejamos de pensar solo en los
peruanos advenedizos y no, en los peruanos ancestrales. Los héroes peruanos
nativos se cuentan por miles solo que se omiten siguiendo a San Martín, de “no
permitirles una acción principal”.
Hubo
cientos de guerrillas y ataques nativos en montoneras masivas en las quebradas
estrechas andinas, al ejército realista con solo hondas, palos y enormes
piedras desbarrancadas (galgas). Un ejemplo característico entre muchos, es el
encuentro en la “Cuesta del Viento”, en Caravelí cuando 20 guerrilleros
evitaron el paso de casi un millar de soldados realistas. Por ello, el propio
San Martín dispuso la condecoración con medallas de oro y plata para los
líderes heroicos de las guerrillas y montoneras que, eran el terror de las
tropas realistas. (Claro que lo hacía solo para “lisonjear ventajosamente a los
indígenas”, sin permitirles protagonismo principal).
Este
bloqueo al protagonismo nativo aún persiste hasta la actualidad. El Perú está
orgulloso de su pasado prehispánico, pero no por ello permite que los peruanos
ancestrales ocupen altos cargos estatales ni en la oficialidad de la fuerza
naval, aérea y ejército. Como soldados sí, pero hasta allí nomás. Como votantes
electorales sí, pero no como parlamentarios, ni embajadores, jueces supremos,
ministros, etc. Se les trata como “ignorantes”, pero fueron sus sabios
ancestros los que construyeron Machu Picchu, maravilla mundial y los que
desarrollaron 4,400 especies de plantas de propiedades utilizadas por la
humanidad: 787 plantas comestibles, 1,408 especies medicinales, como ningún
país en el mundo. ¿Cuánto es lo que ha desarrollado la república de los
“mistis”? Solo el bloqueo al desarrollo nativo para que no superen a los
“criollos” de la actualidad.
Este
bloqueo al desarrollo indígena hasta hoy, no es solo educativo, sino total:
Bloqueo económico, político, social, sanitario, laboral, tecnológico, etc.
Pero
volviendo a la temática, muchos de esos guerrilleros y montoneros murieron
creyendo en la independencia del Perú, como es el caso del Comandante Velasco,
fusilado por Carratalá, el Capitán Faustino Aliaga, igualmente pasado por las
armas, el «Cholo Fuerte», ajusticiado en Moya, y el Capitán Orrantia,
decapitado en Tarma. También se registra la acción guerrillera de Marcelino
Carreño en la que actuaban hasta 720 negros, teniendo en Abancay, a 26 jefes
guerrilleros bajo su mando. Murió combatiendo en la víspera de la batalla de
Ayacucho. Son muchos los casos de fusilamiento, prisioneros ensartados del
cuello con dogales de fierro; los degüellos, ejecuciones masivas, incluyendo mujeres
y niños.
En
1822, los nativos de Jauja reunieron su consejo de guerra y se ofrecieron a
pelear a nombre de su padre el Inca. La historia oficial omite las acciones
heroicas de José Carlos Chillihuanca, Miguel Uzcanoa Champi, Miguel Cajayanni,
Romualdo Cuyabamba, Francisco Mayta, Manuel Chuquiarque, y
de José Ignacio Ninavilca, curaca de Huarochirí.
También
el caso de Esteban Catacora, cacique de Ilave y comandante de guerrillas en
diciembre de 1824, teniendo el mando en Acora, Pomata, Tiquina y Desaguadero.
Resalta
el caso del «Batallón Huánuco», cuya organización se encomendó a Francisco de
Paula Otero Comandante General de las Guerrillas de la Sierra que llegaba al
millar de combatientes.
5.
Aunque San Martín anunció la independencia del Perú “por la voluntad general de
los pueblos”, no hubo tal hecho, lo cierto es que, el acta de tal independencia
no fue firmada por los líderes nativos sino, por la nobleza colonialista.
Firmaron esa acta, el Conde San Isidro, el Conde de la Vega del Ren, el
Conde de Las lagunas, el Marqués de Villafuerte, el Marqués de Monte Alegre, el
Conde de Torreblanca, el Conde de Vista Florida, el Conde de San Juan de
Lurigancho, el Marqués de Corpa y, el Marqués de Casa Dávila.
Y
también, por otros notables de la dominación colonial como: el sacerdote Xavier
de Luna Pizarro, el aristócrata José de la Riva Agüero, Andrés Salazar, Manuel
Agustín de la Torre, Tomás e Ignacio Ortiz de Cevallos, Antonio Boza, Hipólito
Unanue, José y Miguel de la Puente, Manuel A. Colmenares, Luis A. Naranjo,
Mateo de Pro, Lorenzo Zárate, Francisco Moreyra y Matute, Manuel y José
Ferreyros, Francisco Xavier Mariátegui, José Antonio de Ugarte, Antonio de
Bedoya, José Pezet, Pedro Olaechea, Manuel Tudela, José de la Torre, Agustín de
Vivanco, Toribio de Alarco, Manuel Gallo, Carlos de Bedoya y otros, en mayor
parte esclavistas y señores feudales.
No
sigo en mi perorata, pero queda mucho por aclarar y comparar con la situación
actual. Disculpen la molestia.
Julio
20/ 2024
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