UN 3 DE OCTUBRE PARA RECORDAR
Por: Héctor Béjar 25. 09. 2018
La
intervención militar del 3 de octubre de 1968 fue una reacción inmediata contra
sucesivos actos de corrupción gubernamental de la época (el más notorio el
escándalo de la página 11). Y fue también la culminación de un cambio de
conducta institucional de las Fuerzas Armadas: empezaron a defender los
intereses nacionales y del pueblo luego de haber sido durante décadas,
guardianas del orden establecido.
Hace
cincuenta años, un numeroso grupo de oficiales de las tres armas, iniciaron un
proceso de radicales reformas estructurales que eran pedidas clamorosamente por
la ciudadanía. Nacionalización del petróleo, las minas, las aguas y los
recursos naturales.Transferencia a empresas campesinas de 6 millones de
hectáreas mediante una rápida reforma agraria. Relaciones con la Unión
Soviética, Cuba y los países socialistas. Alfabetización. Reforma educativa.
Copropiedad y cogestión de empresarios y trabajadores en las empresas privadas.
Estabilidad y derechos laborales. Fondo de pensiones. Reconocimiento de miles
de sindicatos y de la Central de Trabajadores, la CGTP. Reconocimiento del
quechua como idioma oficial. Socialización de los diarios de circulación
nacional. Reconocimiento y apoyo a los pobladores migrantes internos que se
agrupaban en las “barriadas”. Se amnistió a los presos políticos y se comenzó a
construir una democracia social con plena participación popular sobre la base
de las organizaciones populares que iban surgiendo en las ciudades y el campo
durante las transformaciones en curso.
Las
Fuerzas Armadas fueron lideradas por el general Juan Velasco Alvarado y muchos
otros altos oficiales, entre ellos: Edgardo Mercado Jarrín, Miguel Ángel de la
Flor, Ramón Miranda Ampuero, Ramón Arróspide, Fernando Miro Quesada, José
Graham Hurtado, Aníbal Meza Cuadra, Leonidas Rodríguez Figueroa, Jorge
Fernández Maldonado, Pedro Sala Orozco, Rafael Hoyos Rubio, Javier Tantaleán
Vanini, Enrique Gallegos, Luis Arias Grazziani. Convocaron a distinguidos
especialistas, técnicos, intelectuales y artistas. Augusto Salazar Bondy,
Carlos Delgado, Carlos Franco, Alberto Ruiz Eldredge, Ella Dumbar Temple, Juana
Jerí, Martha Hildebrandt, Jaime Llosa, Romeo Luna Victoria, Francisco Guerra
García, Carlos y Mario Vásquez, César Calvo, Manuel Moreno Jimeno, José Rivero,
Chabuca Granda y muchos otros que sería largo enumerar.
Se
promovió en el Perú el Primer Año Internacional de la Mujer liderado por
Consuelo González Posada de Velasco.
Los
ganaderos, medianos y pequeños propietarios y una parte de los industriales
hicieron una dura oposición a los cambios. Los partidos de la derecha apostaron
por el fracaso del proyecto. El Apra encabezó una oposición violenta apenas
pudo hacerlo desde algunas universidades, infiltró sectores del ejército y de
la policía y precipitó los saqueos del 5 de febrero de 1975. El Partido
Comunista apoyó el proceso, pero todo el resto de los grupos de izquierda se
opusieron. La clase media se mantuvo expectante, los estudiantes y maestros
fueron llevados a una oposición radical por el conservadorismo dogmático de una
parte de la izquierda, parte de los intelectuales asumió una posición de
observación neutral y crítica. Sectores autoritarios de las Fuerzas Armadas
precipitaron represiones que fueron mostradas por la oposición como prueba de
que se trataba de un gobierno fascista o “fascistizante”.
La
crisis petrolera, el aislamiento del régimen revolucionario, los golpes de
estado de Pinochet, Videla y Banzer, fueron causando el deterioro del gobierno,
a lo que se añadió la aguda enfermedad del general Velasco, víctima de un
sorpresivo aneurisma que disminuyó su capacidad de dirección. El 29 de agosto
de 1975, un grupo de generales conservadores derrocó al general Velasco, e
inició un retroceso que culminó cuando los partidos políticos tradicionales
retornaron al poder en 1980.
Se
ha discutido mucho y se discute todavía sobre la oportunidad y la calidad de
las reformas. Hay quienes atribuyen a ellas una paralización del desarrollo del
Perú o quienes dicen que los campesinos no estaban lo suficientemente
preparados para la reforma agraria. Se le reprocha ser un proceso impulsado
“desde arriba”.
Más
allá de todo eso, aborrecida por unos y exaltada por otros, la figura del
general Velasco muestra su vigencia y perdura en gran parte del pueblo peruano.
Encabezó un proceso que pudo cambiar totalmente al Perú. Liberó a los siervos semi esclavos de las haciendas y señaló un camino.
Encabezó un proceso que pudo cambiar totalmente al Perú. Liberó a los siervos semi esclavos de las haciendas y señaló un camino.
Múltiples
homenajes se tributarán a su memoria al cumplirse cincuenta años de aquél 3 de
octubre de 1968
VER LLORAR A
VELASCO
Por Eduardo Gonzalez
Viaña
“Aprendí a creer en
ese hombre cuando lo vi llorar.”- me confesó Chabuca Granda acerca del general
Juan Velasco Alvarado.
Nuestra genial cantautora había sido invitada por el
presidente a una reunión en palacio de gobierno. Con su anfitrión, se
encontraban reunidos todos sus ministros y uno de ellos, Jorge Fernández
Maldonado, le pidió que cantara algo de su creación.
No se hizo de rogar Chabuca y, de inmediato comenzó a
entregarles “Paso de vencedores”, la canción inspirada por el ingreso del
ejército peruano a Talara para recuperar el petróleo explotado ilegalmente por
la International Petroleum Company.
Paso de vencedores, tierra en rescate.
Clarines de la dignidad. Sol del Obrero…
Campesino triunfador, hermano nuevo
Olores de revolución, patria en barbecho
Soldado: toma la luz del guerrillero…
Olores de revolución, patria en barbecho
Soldado: toma la luz del guerrillero…
-¡Otra, otra!
¿Qué vino después?... Chabuca Granda había escrito diez
canciones dedicadas al poeta Javier Heraud.
¿Por qué le cantaba Chabuca?...Los dueños del país querían
hacernos creer que ellos representaban las ideas cristianas. Sin embargo, día
tras día, demostraban que no había materialismo más perverso que el suyo. El
sacrificio de aquel muchacho de 21 años mostraba al mundo la bestialidad de los
opresores.
La sangre que entregaste nos ahoga
desde el fondo del tiempo y tu canoa.
desde el fondo del tiempo y tu canoa.
Javier Heraud, como después lo harían Luis de la Puente
Uceda y los guerrilleros se habían levantado contra un orden bárbaro en el que
los campesinos indígenas era considerados semiseres humanos mientras que los
gobernantes obedecían los dictados del extranjero y alquilaban nuestro petróleo
por la cantidad con que se paga un año en una pensión barata.
Alguna vez, Velasco explicaría que el gobierno de turno
ordenó a los militares reprimir la insurgencia, y ellos cumplieron. Pero al
salir del campo descubrieron que los guerrilleros tenían razón. Se dieron
cuenta de que la condición de los campesinos era inicua.
Por esta razón, el 3 de octubre de 1968, las Fuerzas Armadas
habían protagonizado un pronunciamiento institucional. Apenas en el gobierno,
el ejército había entrado en Talara para recuperar el petróleo como después lo
harían con las minas, las aguas y los recursos naturales.
La reforma agraria significaría la entrega de la tierra a
quienes la trabajan y el reconocimiento de la condición humana de los hombres
del campo. La amnistía de los presos políticos demostraría además que las
fuerzas armadas, encabezadas por Velasco Alvarado, querían construir una
democracia social con la participación de todos.
El joven al que Chabuca estaba cantando era el mejor poeta
joven del Perú y tenía enfrente una vida con muy amplias perspectivas. Sin
embargo, todo lo había sacrificado por solidaridad con los más pobres.
Javier guardaba parecido y continuidad con ese otro chico,
Mariano Melgar, también enfrentado contra el despotismo, que en 1815 viera los
fusiles de los soldados españoles dirigidos contra él en un silencioso muro de
Umachiri.
Y por fin, Javier era también la imagen de ese joven
valiente que había protagonizado la rebelión de todo un continente contra el
déspota español, Túpac Amaru. Tupac Amaru se llamaron a partir de entonces los
grupos de hombres que en uno y otro lado del mundo sacrificaban su libertad y
sus vidas por esa misma idea. Y Tupac Amaru era el retrato con que Velasco
había ordenado sustituir las imágenes del infame conquistador.
Por eso, no había terminado de cantar Chabuca cuando pudo
observar que los ojos del general Velasco estaban húmedos. El hombre que
después sería considerado por algunos un dictador,
El hombre que después sería considerado por algunos un
dictador, derramaba lágrimas y escondía el rostro. Lo mismo hacían otros
generales.
-“Aprendí a creer en Velasco cuando lo vi llorar”.- me dijo
Chabuca Granda. En estos momentos se cumplen 50 años de esa historia.
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