LECTURAS
INTERESANTES Nº 764
LIMA PERU
23 JUNIO 2017
PERU. ¿CAPITALISMO
SALVAJE?
Por Gustavo Espinoza M. (*)
Tomado de Facebook
La expresión “Capitalismo salvaje” se ha vuelto a oír en el
Perú luego de los aciagos sucesos ocurridos en las Galerías Nicolini –en “Las
Malvinas”- en días pasados.
Aunque han transcurrido casi 72 horas del pavoroso incendio
que dejó lacerantes heridas en la sociedad peruana, nadie se repone aun de lo
acontecido allí: las llamas de fuego, y una temperatura que llegó a los 2000
grados, destruyeron todo y calcinaron los cuerpos de cuatro jóvenes
trabajadores que habían sido encerrados bajo llave por los propietarios de
Contenedores en cuyo interior se trajinaba mercadería probablemente de origen
chino para “transformarla” en occidental.
Locutores de radio y TV y periodistas de la prensa escrita,
además de analistas y entrevistados, han condenado la actitud de quienes
asumieron conductas que condujeron a una muerte horrenda a estos compatriotas
nuestros; y han usado la frase como una manera de repudiar una práctica registrada
en el Cercado de Lima, y que, sin embargo, es mucho más frecuente de lo que se
imagina.
No puede hablarse, en rigor, de “capitalismo salvaje” como
una manera ingenua de diferenciarlo de un supuesto “capitalismo civilizado”. El
capitalismo es salvaje en su esencia. Por su propia naturaleza. Está basado en
la explotación más indigna y cruel: la explotación del hombre por el hombre.
Y se sustenta en preceptos que norman la vida de los Estados
como si fuesen leyes naturales: la ley de la máxima ganancia, y la idea de la
competitividad, resultan preceptos consustanciales a una sociedad basada en la
explotación capitalista y el trabajo asalariado.
No olvidemos que ya en el siglo XIX , Carlos Marx aseguraba:
“Si el dinero, como dice Augier, viene al mundo con manchas de sangre en una
mejilla, el capital lo hace chorreando sangre y lodo, por todos los poros,
desde la cabeza hasta los pies”.
Es una verdad indiscutible que los jóvenes que perecieron
calcinados en el pavoroso siniestro de la semana pasada -Jorge Luis Huamán
Villalobos, Jovi Herrera Alania, Luis Guzmán Taype y un cuarto aun no
identificado- fueron víctimas de una crueldad extrema; pero son también la
expresión dramática de una sociedad perversa en la que un segmento
privilegiado, goza de inmensas fortunas acumuladas en base a la explotación más
inicua de millones, que cotidianamente arriesgan sus vidas por un salario
indigno.
Y es que este drama ha servido para recordar que solo en Lima hay más de 45 mil jóvenes sometidos a las mismas condiciones de los caídos en las galerías Nicolini: laboran bajo llave en compartimientos aislados, trabajan 12 horas al día por un pago exiguo, carecen de todo mecanismo de protección, no tienen derecho alguno y no reciben la más mínima protección de las autoridades que -como ha quedado demostrado- cobran por hacerse de la vista gorda ante las anormalidades registradas en esporádicas “inspecciones” carentes de resultado.
Y es que este drama ha servido para recordar que solo en Lima hay más de 45 mil jóvenes sometidos a las mismas condiciones de los caídos en las galerías Nicolini: laboran bajo llave en compartimientos aislados, trabajan 12 horas al día por un pago exiguo, carecen de todo mecanismo de protección, no tienen derecho alguno y no reciben la más mínima protección de las autoridades que -como ha quedado demostrado- cobran por hacerse de la vista gorda ante las anormalidades registradas en esporádicas “inspecciones” carentes de resultado.
“Nos encerraban todo el día y sólo abrían la puerta para
almorzar”, relató uno de los ex ocupantes del “Container”. Ellos enraban a
laborar las 7:00 de la mañana y permanecían y bajo llave hasta el mediodía.
Luego de los alimentos, se repetía la rutina hasta casi las 7 de la noche.
¿Y cuál era la actividad allí desarrollada?: cambiar de
marca a fluorescentes importados .Ellos les quitaban la marca con lija y otros,
luego le ponían una marca nueva. .Guardando las distancias y los tiempos, era
una función similar a las que describe el napolitano Roberto Saviano, en su ya
célebre libro “Gomorrra”: “Yo sé y tengo pruebas. Yo sé cómo se originan las
economías y dónde toman su olor. El olor del éxito y el de la victoria. Yo sé
qué rezuman las ganancias”. A sangre y lodo sin duda.
El Emporio Comercial de Gamarra, y centros comerciales como
“Polvos Azules” y otros, registran la situación de miles de jóvenes que se
ganan la vida virtualmente esclavizados; pero el sistema no solamente afecta a
quienes así afrontan el reto de su subsistencia; sino también a las miles de
víctimas del “trato de personas” que campea en Ciudad de México, Buenos Aires,
Rio de Janeiro o en nuestra ciudad capital, y en otras del interior del país.
Ahora, cuando se ha anunciado la visita del Papa al Perú
-que se concretará en enero del 2018- se ha evocado la situación de las jóvenes
explotadas en la zona de Madre de Dios, y obligadas allí a ejercer la
prostitución para enriquecer a verdaderas bandas delictivas vinculadas sin
ninguna duda a autoridades que las protegen a fin que puedan gozar de total
libertad.
Ni las autoridades ediles, ni los gobiernos regionales, ni
el Poder Central, se preocupan en absoluto por la seguridad o la vida de estos
jóvenes de uno u otro sexo, que sufren los embates de una sociedad piramidal en
cuya base impera el latrocinio y la corrupción más desenfrenada.
Es esa sociedad capitalista y burguesa, y este “modelo” Neo
Liberal el responsable de esa realidad que agobia a los peruanos y espanta a
millones que, ocasionalmente se te enteran de dramas que los “medios”, en
determinadas circunstancias, ya no pueden ocultar.
Es el caso, por ejemplo, de los “niños mineros”, habitantes
de la provincia de Simón Bolívar, en la región Pasco, cuyos pulmones se
encuentran atravesados por plomo y que sufren los efectos de la leucemia, el
cáncer y otras enfermedades producidas por la contaminación ambiental y los
relaves mineros.
Ese drama, que se trasladó a Lima gracias al esfuerzo
abnegado de sus padres que se encadenaron en las puertas del Ministerio de
Salud, en la avenida Salaverry; fue unánimemente ocultada por los medios de
comunicación escrita, durante 12 días; y sólo salió a luz el domingo 25 de
junio.
Y fue motivo, más bien para que los politiqueros de turno se
rasgaran las vestiduras, como si ellos no hubieses tenido responsabilidad
alguna en hechos como éste. Es bueno que se recuerde que la situación
infrahumana de estos niños -y de otros muchos que ya murieron por la misma
causa- se vivió también bajo los gobiernos de Alberto Fujimori y Alan García.
Ni ellos -ni sus ocasionales voceros de hoy- podrían tirar la primera piedra en
este escenario por cuanto el más elemental deslinde de responsabilidades, les
tocaría de lleno.
Ellos aprovechan la coyuntura para enlodar a las autoridades
actuales -que sin duda obran con la misma lenidad que las anteriores- pero no
dicen una sola palabra de sus propias culpas y callan en todos los idiomas
cuando se trata de la responsabilidad de las empresas, que son las que enferman
a sus trabajadores, matan la bio-diversidad, envenenan a los niños, y
contaminan el medio ambiente
El capitalismo no se torna salvaje. Es salvaje por sí mismo
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