NUEVO RUMBO EN BOLIVIA
En INFORME SEMANAL DE POLÍTICA EXTERIOR. OCTUBRE
2025
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a victoria de Rodrigo Paz (54,61%), candidato del Partido Democrático
Cristiano (PDC), sobre el conservador Jorge Quiroga (45,39%), marca la pérdida
de uno de los bastiones históricos de la izquierda regional, en manos del
Movimiento al Socialismo (MAS) desde 2006.
En Paz los electores buscaron a un político
experimentado –sucesivamente diputado, alcalde y senador por Tarija desde 2002–
que conociera el Estado desde dentro. No se equivocaron. El hoy presidente
electo es heredero de una ilustre dinastía política, hijo de un expresidente,
Jaime Paz Zamora (mandato 1989-1993), tenaz opositor de las dictaduras
militares (1964-1982), y sobrino nieto de Víctor Paz Estenssoro (presidente en
1952-1956, 1960-1964, 1985-1989), líder de la mítica revolución de 1952 que
acabó con los latifundios y la servidumbre indígena.
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| Rodrigo Paz |
Aunque se define como político de centro, Paz
reivindica el espíritu del MIR que fundó su padre, el primer intento de
construir una socialdemocracia en Bolivia. Va a necesitar de toda su
experiencia e inspiración.
El cambio de ciclo político se produce en medio de
la mayor crisis económica en 40 años, con una inflación del 25% y las reservas
de divisas en mínimos (1.700 millones de dólares, frente a los 15.500 de 2014),
lo que deja al gobierno sin recursos para importar combustibles refinados y
medicinas.
El déficit fiscal ronda el 7%-8% del PIB. Paz ha
prometido que eliminará los subsidios a la gasolina y el diésel, una medida que
duplicará su precio, pero justificar argumentando que el combustible más caro
“es el que no se tiene”. Las huelgas y protestas en Ecuador, provocadas por su
eliminación por el gobierno de Daniel Noboa, muestran que el precio político a
pagar es siempre alto, e inevitable.
El éxito de su gestión va a depender en gran parte de que su propuesta de un “capitalismo para todos” logre preservar los programas y avances sociales de los 20 años masistas y generar consensos políticos en un país dividido entre el altiplano de mayoría quechua-aymara y las llanuras amazónicas, agrícolas y ganaderas.
Debido a sus promesas de que revertiría los “20
años perdidos” por el socialismo masista, los votantes asociaron a Quiroga
(2001-2002) con las políticas de Javier Milei en Argentina. Paz, en cambio,
propuso, entre otras cosas, formalizar el empleo en una economía con más del
80% de informalidad, atraer inversión privada y redistribuir el presupuesto
nacional en partes iguales entre el gobierno central y los locales. Estas
promesas le permitieron alcanzar en la primera vuelta el 32% pese a que al
inicio de la campaña figuraba entre los últimos puestos.
Su ascenso se consolidó cuando los desencantados
del MAS, partido fracturado desde 2020 por luchas internas, lo eligieron como
mejor opción por su tono conciliador y su renuncia al revanchismo.
Edmand Lara, un expolicía célebre por sus denuncias
de corrupción en el cuerpo policial, se sumó a la campaña de Paz como candidato
a vicepresidente, aportando un discurso y estilo populista que atrajo a la
llamada “burguesía chola” surgida durante el masismo. Entre 2006 y 2014, el PIB
boliviano se triplicó y la desigualdad cayó a un ritmo con pocos precedentes
regionales, lo que propició el surgimiento de una nueva clase media de
empresarios y comerciantes, algunos de ellos dueños de considerables fortunas.
Aunque, en teoría, esos sectores pertenecían a las
bases electorales del MAS por su origen social y étnico, en realidad nunca
fueron muy socialistas. Una vez que los masistas comenzaron a interponerse en
sus negocios, su apoyo se desvaneció. A medida que el partido se desintegraba
por sus conflictos sectarios, las huelgas y protestas se multiplicaron.
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| Mujer aimara oteando el futuro sombrìo |
Evo Morales siempre practicó una política más
cercana al Brasil de Lula da Silva que a las de la Cuba castrista o la
Venezuela chavista, aunque siempre mantuvo una fuerte retórica
antiimperialista. En 2008, Morales, expulsó a Philip Goldberg, el último
embajador de EEUU en La Paz, que pronto podría recibir a uno nuevo.
En lugar de invertir en exploración de nuevos
yacimientos de gas, Morales y su sucesor, Luis Arce (2020-2025), gastaron el
dinero de los años de bonanza en proyectos faraónicos como el nuevo palacio
presidencial, carreteras en zonas protegidas y la ampliación de la frontera
agrícola, lo que comprometió el futuro de su economía y disparó la
deforestación de bosques tropicales pese a su retórica de “defensa de la madre
tierra”. ●


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