sábado, 1 de noviembre de 2025

POLITICOS Y POLITICASTROS DE LA VIDA PUNEÑA Y PERUANA

 "CAMALEONES" Y "RECICLADOS":

LA PLAGA DEL OPORTUNISMO EN LA POLÍTICA

Escribe: Jorge Luis Choque

Tomado de EL ECO DE PUNO noviembre 2025

E

n el circo de la política peruana, donde los malabaristas del poder cambian de partido con la misma facilidad que los limeños cambian de estación, el espectáculo de los "reciclados" y "oportunistas" se ha convertido en una función permanente. Cual camaleones en el huerto político, estos personajes abandonan la chaqueta de un color para ponerse la de otro, sin la menor vergüenza. La lealtad, la ideología y los principios son conceptos tan exóticos como la nieve en el desierto de Sechura. En esta danza de cambio de camisetas, el objetivo es uno solo: llegar a la cima, arrastrándose si es necesario, como un gusano en su búsqueda de la manzana más jugosa.

Somos testigos de un espectáculo político de malabarismo. Congresistas sin vergüenza abandonan sus bancadas con el pretexto de "discrepancias ideológicas", "falta de coherencia" o "censura de la libertad de conciencia". Estas justificaciones, sin embargo, son burdas y ofensivas a la inteligencia. En un mundo donde la ideología es un accesorio y la lealtad una carga, el camuflaje no es una reafirmación de convicciones, sino una simple estrategia de supervivencia. Los principios se vuelven excusas, y el único principio real es el del cálculo político.

Un sistema que premia el oportunismo

El politólogo peruano Fernando Tuesta Soldevilla, en su análisis sobre las dinámicas electorales del país, ha señalado la alarmante fluidez de los actores políticos. “La lealtad partidaria es una quimera. Los partidos son vehículos, no principios”. En esta feria de vanidades, la ideología se vende al mejor postor y las convicciones son tan firmes como la arena de la playa de Máncora. Los "reciclados" se presentan como la "nueva sangre" o el "cambio", pero en realidad son los mismos rostros con diferentes máscaras.

La desconfianza del electorado peruano, reflejada en las encuestas, no es un capricho. ¿Cómo no sentir un profundo hastío por una clase política que se arrastra de un lado a otro en busca de la oportunidad? El politólogo Alberto Vergara, en su libro Ciudadanos sin república, ha descrito este fenómeno como un “oportunismo estructural”. Vergara argumenta que “el sistema no recompensa la consistencia ni la convicción, sino la capacidad de adaptación y el pragmatismo sin escrúpulos”. En este lodazal, la coherencia es una debilidad y el principio es un lastre.


La farsa de la regeneración

Al final, la "regeneración" de la política peruana es una farsa bien montada. Después de saltar de una bancada a otra, estos personajes tienen el descaro de pretender postular por un partido político cuyas ideas son contrarias a las de su agrupación original. Los mismos nombres, con diferentes logos, nos prometen un futuro brillante mientras la sociedad los observa con una mezcla de resignación y amargura.

Nos queda la certeza de que, como bien dijo el politólogo peruano Martín Tanaka, “la política se ha convertido en un negocio, no en una vocación”. Quizás la única honestidad que nos queda es reconocer que, en este juego de tronos a la peruana, la única regla es no tener reglas. <>

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