sábado, 13 de enero de 2024

COSTUMBRES DE MI TIERRA [2]

ALGUNOS RITUALES

EN EL ALTIPLANO PUNEÑO

Tomado de EL ALFERADO N° 53 noviembre 2017

LA OFRENDA O PAGO A LA PACHAMAMA.

El mundo andino, siempre fue politeísta y su religiosidad precolombina perdura hasta hoy en ritos ancestrales que vinculan al hombre con la naturaleza, son comple­mentarios y recíprocos, dentro de esa lógica se agradece con ofrendas (o mesas mal llamados pagos) la finalidad es devolver y agradecer a la Pachamama todo lo que nos proporciona para subsistir crías de animales y elementos para comer, Las ceremonias a la Pachamama son de dos tipos, en los hogares se realizan ofrendas particulares y en las cumbres o wacas se realizan ofrendas comunitarias donde los sacerdotes andino realizan las ceremonias ancestrales, para que la Pachamama, reciba el cariño de sus hijos y otorgue bendiciones.

WILANCHA.

Es una ceremonia ritual u ofrenda de un animal a la madre tierra, para agradecer los beneficios que brinda y pedirle una mejor producción para el año. Generalmente es una llama que se degüella y con su sangre se “ch’alla” o invita a la naturaleza, esparciéndola a los cuatro puntos cardinales y rociando con ella a la Pachamama. Suelen sacar el corazón y entregarlo a la madre tierra en calidad de sacrificio. Algunos toman y ch’allan con la sangre para finalizar diciéndose "que sea en buena hora".

SEÑALAKUY.

El mes de agosto, mes caliente ("junt’u pajjsi”), considerado por muchos como la época de los matrimonios y la suerte, es también oportunidad para que el hombre surandino realiza una de las costumbres ancestrales, conocida como “Señalakuy”, o marcado del ganado, se inicia con una ofrenda a la pachamama. Luego uno de los partícipes va a un ojo de agua para recoger agua sin que haya sido alcanzado por los rayos del sol, allí coloca maíz y harina, productos que servirán para el "Señalakuy" y su realización efectiva.

Prepara señalacuy
ALBAS.

No hay nada escrito sobre la interpretación de este acto ritual, que se da al amanecer de un día antes de las fiestas, que consiste en subir a las faldas de los Apus tutelares y se agradece y pide permiso para que en la fiesta no pase ningún contra tiempo y luego se hace sonar petardos anunciando al pueblo
que la fiesta está empezando. Esta costumbre se está perdiendo.

 

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