EL MEJOR CAFÉ DEL MUNDO ES DE SANDIA
Y LE PERTENECE
A VICENTINA PHOCCO
A PURO ESFUERZO. La productora y su esposo Pablo
Mamani estaban decididos a abandonar la selva puneña por la muerte de dos de
sus hijos en 2009 y 2012. En 2018, la esperanza regresó a sus vidas cuando en
Estados Unidos fueron catalogados como los mejores productores de café de
calidad. Hoy, con “Café de las nubes” siguen siendo un ejemplo para sus
paisanos.
Escribe: Liubomir Fernández
LA REPUBLICA 9JUL23
Desde Sandia
D |
espués de permitirnos recorrer su cabaña familiar y
sembríos de café, Vicentina Phocco Palero revela lo que aún la motiva a pesar
de todas las dificultades que le tocó vivir y lo difícil que significa
apostar por la selva para forjarse un destino. “Tengo que seguir adelante, a
pesar de todo”, dice. Su esposo, Pablo Mamani Apaza, que está muy cerca, la
mira, la toma de los hombros, de costado, en actitud cariñosa y trata de arrancarle
una sonrisa.
El agua con el que preparan sus alimentos se extrae
de un pozo natural ubicado en un cerro montañoso contiguo. El líquido elemento
llega hasta su vivienda a través de un sistema de mangueras instaladas artesanalmente.
La cabaña está rodeada de árboles, y desde cualquier punto en que se quiera
ver el horizonte solo se puede observar enormes cerros tupidos por la
vegetación. El que no conoce el camino, se pierde.
En medio de este territorio, Vicentina Phocco y su
esposo se han convertido en los mejores productores de café con buen cuerpo,
acidez y aroma.
La calidad de su producción fue reconocida cuando
ganó el premio mundial al Mejor Café de Calidad, en la categoría de pequeños
productores, en la feria Global Specialty Coffee EXPO Seattle 2018, en Estados
Unidos. Desde entonces, siguieron cosechando reconocimientos.
El galardón le ha permitido ingresar al listado de
mejores productores de café junto a Wilson Sucaticona y Raúl Mamani. Los tres
son las figuras más representativas de la producción del mejor café orgánico
puneño. Pero a pesar del empeño de cada uno, el Estado no los ha reivindicado.
Las carreteras para llegar a sus casas y parcelas se mantienen en mal estado y lejos
de toda política pública.
“Ellos no quieren que estemos mal”
A pesar de ello, Vicentina se reafirma en seguir produciendo
café de calidad. Ese es el compromiso que asumió la pareja luego de que dos de
sus hijos perdieran la vida, víctimas de una realidad que aqueja a quienes
viven en la selva puneña.
“Ellos [sus hijos fallecidos] no quieren que estemos
mal. En su memoria y por la alegría de nuestros otros dos hijos, así nomás,
tenemos que avanzar”, se reafirma Phocco.
Los esposos perdieron a su primera hija Nury de 14
años, en septiembre de 2009. La menor viajaba en un vehículo junto a varios de
sus compañeros para participar en un desfile escolar en Alto Inambari. La
unidad terminó en el fondo de un barranco. Siete fueron las víctimas.
Desde entonces, las cosas no han cambiado. Continúan
los accidentes sin que nadie haga nada por mejorar las vías de penetración a la
selva. Dos unidades no pueden encontrarse en sentido contrario en el mismo
carril. Si se produjera un accidente, uno terminaría en el fondo del abismo.
De lo contrario, uno de los conductores tiene que retroceder hasta encontrar un
espacio adecuado para darle paso al otro vehículo. En periodos de lluvia la
ruta es mucho más peligrosa.
Tres años después de aquel cruento suceso, en 2012,
la pareja de caficultores perdió a otro de sus hijos de 18 años, llamado
Ángel.
Apareció sin vida en un barranco. El caso nunca se
logró esclarecer. La inseguridad es otro de los problemas que aquejan a quienes
habitan en la selva puneña. Los atracos y asaltos en carreteras son cosa de
todos los días, por la presencia del narcotráfico y la minería ilegal que se
desarrolla en las zonas más profundas de la selva. En las carreteras todos los
días hay atracos.
Tras la muerte de sus dos hijos, la pareja había
decidido abandonar su pueblo. No podían con los recuerdos. Los caficultores de
la asociación Cooperativa Túpac Amaru, a la cual pertenecen, les dieron ánimos.
Se mantuvieron, sí; pero devastados.
“Estábamos derrotados. Lo único que nos ha mantenido
era que teníamos unos clientes, y por no dejar de cumplir con ellos, seguíamos
produciendo café. Pero siempre lloramos por nuestros hijos. Hasta ahora no los
olvidamos. Así pasó el tiempo, y en el 2018 ganamos el premio y eso nos
levantó la moral”, dice nostálgico Pablo Mamani.
La pareja de caficultores está convencida de que el
espíritu de sus hijos los acompaña en todo momento. Por eso, cada vez que
Vicentina Phocco recorre su chacra les habla a sus hijos como si estuvieran
presentes y les agradece cuando florecen sus plantones de café.
Creen que los ayudan y los acompañan en todo
momento.
En su memoria les prometieron seguir adelante. Además,
cuentan con otras dos razones para no detenerse. Tienen una hija que cursa estudios
universitarios y un niño menor edad en etapa escolar. Ambos son preparados por
sus padres para que sean ellos los que continúen con el arte de producir café.
La carretera a Sandia y un destino incierto
Para llegar a la parcela de la pareja de
cafetaleros, se requiere viajar diez horas al norte de la ciudad de Puno. La
mitad del tramo es por vía asfaltada. El problema ocurre cuando la vía desciende
de la cumbre más alta conocida como Sallaco (Ananea). Por lo accidentado de la
carretera, en la zona hay una capilla, donde los pasajeros bajan para rezar o
dejar alguna ofrenda a la cruz de la zona.
El día que llegamos a la chacra de la productora y
su pareja, ambos estaban cosechando granos de café para lo que será su
presentación en la Feria Internacional del Café. El lanzamiento será el 28 de
julio en Sandia y el evento tendrá lugar la primera semana de noviembre en la
ciudad de Puno.
El trabajo de los esposos es arduo. La faena
comienza a las 03:00 y termina a las 04:00 p.m. En medio de las tres hectáreas
que poseen producen el “Café de las nubes”. El nombre alude a lo cerca que se
siente el cielo por la fuerte neblina que caracteriza a su chacra.
Vicentina y su esposo son unos de los 1.780 socios
que producen café en Sandia. Es acopiado entre mayo y octubre por la Central
de Cooperativas Agrarias Cafetaleras de los Valles de Sandia (Cecovasa), que se
encarga de vender por variedades el café. De ese modo, los cafetaleros obtienen
mejores precios por su producción y se evita al intermediario. Cecovasa informó
a La República que la producción bordea los 2.277 quintales anuales. El 70 % se
vende a mercados de Europa, 20% se va a Estados Unidos y el resto a los países
asiáticos.
Los esposos aseguran que no pueden alejarse de su
parcela porque el enemigo del café es la roya y ante la menor sospecha deben
adoptar medidas.
Con el ocaso, Vicentina comenzó a alistarse para
pasar la noche en medio del monte. Nosotros optamos por regresar por los
peligros que significa movilizarse en la noche. Así es la vida de esta pareja
que día a día apuestan por serlos mejores productores de café. <>
No hay comentarios:
Publicar un comentario