viernes, 19 de mayo de 2023

AGOREROS ENTRAN A TALLAR EN LA LUCHA INDIGENA ALTIPLANICA

 PUNO SE DESINFLA

Las protestas y los paros anunciados para junio y julio no tendrán las dimensiones que los voceros radicales anuncian. El cansancio y la crisis económica han pesado más que la rabia.

Ricardo Velazco

En HILDEBRANDT EN SUS TRECE 19MAY23

El desprecio a Dina Boluarte y a su go­bierno sigue intacto en Puno. Los diri­gentes sociales, sin embargo, reconocen que volver a acatar un paro masivo en la región no es viable. La crisis económica que atraviesan los puneños juega a favor de la pre­sidenta. Al menos por ahora.

Esta semana un equipo de la PCM al mando de la politóloga Alexandra Ames viajó de emer­gencia a Puno. Se reunieron a puerta cerrada con el gober­nador Richard Hancco y con algunos alcaldes de la región. El objetivo de la reunión de emergencia era recabar información de primera mano sobre los paros anunciados en los últimos días.

“El gobernador de Puno le dijo a Ames que la protesta sería menor por dos razones: están golpeados económica­mente y la resignación se ha instalado en la población al ver que las manifestaciones no condujeron a la salida de Dina Boluarte”, señala una fuente del Ejecutivo con conocimiento de las reuniones.

Consultados por esta publi­cación, periodistas, sociólogos y politólogos de Puno coinciden con el análisis del gobernador.

“En la ciudad de Puno, por ejemplo, ya no se estaba cumpliendo con las manifes­taciones de un día a la semana. Había un desgaste. Las comu­nidades campesinas sí estaban resistiendo desde sus espacios”, señala Joanna Terán, dirigente del colectivo “Kuska”.

“Hasta la primera semana de mayo hubo movilizaciones y bloqueos en los distritos de Zepita e llave, pero esas accio­nes ya no son mayoritarias ni extensivas. Actualmente, la protesta se traduce en homena­jes y manifestaciones estudian­tiles de rechazo al gobierno”, agrega Diana Flores, comunicadora social y columnista de “Noticias Ser”.

La calma en Puno se tradujo en el regreso a las clases el 20 de marzo, la reapertura del ae­ropuerto Inca Manco Cápac el pasado 25 de abril y el anuncio de la minera canadiense Bear Creek Company del reinicio de las operaciones del proyecto “Corani”, situado en la pro­vincia de Carabaya.

Bajo ese manto de “tensa normalidad” las organizacio­nes sociales y las comunidades quechas y aimaras siguen apos­tando por la salida de Boluarte. Y en las asambleas que realizan periódicamente continúan eva­luando eventuales medidas de fuerza para hacérselo saber al gobierno.

El pasado 6 de mayo unos 150 dirigentes de diversos sectores de Puno se reunieron en la ciudad de Yunguyo para anunciar nuevas medidas de protesta.

La cumbre de Yunguyo, donde se prohibió grabar y to­mar fotografías, estuvo a cargo del Comité Nacional Unificado de Lucha del Perú (CONULP), un organismo creado en febre­ro pasado por dirigentes de Puno, Huancavelica, Madre de Dios, Apurímac, Áncash y estudiantes universitarios.

La conducción del evento corrió a cargo de los dirigen­tes Lucio Ccallo Callata y César Tito Rojas, ambos docentes del ala más radical del magisterio y ex miembros del MOVADEF. También participaron Amador Núñez Mamani, presidente del Frente de Organizaciones Populares de Puno; Félix Suasaca, presidente del Frente de Defensa Unificado contra la Contaminación del Río Coa­ta; Orlando Sanga, presidente de las Rondas Campesinas de Juliaca, entre otros.

Durante la asamblea, el grupo de dirigentes acordó convocar a un paro regional de 24 horas el próximo 30 de mayo, una marcha de “repudio contra el gobierno nacional” el 7 de junio -día de la Bandera-un paro macrorregional del sur para mediados de ese mismo mes y el envío de delegaciones a la capital para la “Tercera Mar­cha a Lima” el próximo 19 de julio.

Analistas consultados para esta nota señalan que estas me­didas tendrían escasa acogida en la población, especialmente las programadas para mayo y junio.

“No existen condiciones ob­jetivas para un nuevo paro en el sur. La economía está muy golpeada y es difícil que secto­res como el de los comerciantes o del transporte se unan a la protesta. Si hay paro, será una cosa reducida. No hay unidad en tomo a ciertas demandas del norte (quechuas) y el sur (aimaras) de Puno”, dice el analista político y experto en relaciones comunitarias Iván Arenas Ramírez.

Arenas apunta que los diri­gentes tampoco cuentan ahora con el apoyo de las autoridades locales.

“Los alcaldes están cada uno por su lado. Hace unos días los burgomaestres de Puno y Azángaro programaron una re­unión con la PCM que después se canceló porque, según mis fuentes, Azángaro retrocedió. Los dirigentes también tienen broncas internas. Por un lado, están Ccallo y Tito Rojas, del MOVADEF-FENATEP, y por el otro, dirigentes como Félix Suasaca. Este último culpa al MOVADEF de radicalizar la protesta y haber entorpecido el paro”, dice Arenas.

La división dentro del ala radical del magisterio también se desprende de la entrevista que el secretario general de la FENATEP, Moisés Chipana, concedió a esta revista. En esta edición, Chipana asegura que el gremio sindical que comanda no tuvo ningún representan­te en el cónclave de Yunguyo y que Tito Rojas y Lucio Cca­llo estuvieron en la cita a título personal.

Las declaraciones de Orlan­do Sanga, uno de los máximos dirigentes del CONULP, confir­ma esta versión. Sanga recono­ce que le incomoda el papel que Lucio Ccallo y Tito Rojas juegan dentro del CONULP. “Efecti­vamente son radicales. Yo he deslindado públicamente de ellos. Les he dicho que tienen derecho a la lucha, pero que lo hagan desde sus propios espacios. Como rondero, no voy a permitir que la lucha se radica­lice y se lo he dicho a Ccallo, que ha comprendido y se ha hecho a un lado. Tito Rojas dice que representa al magisterio, pero no representa a nadie. Se entro­mete en las reuniones”, asegura el dirigente.

Felipe Supo, sociólogo de la Universidad Nacional del Altiplano, también cree que los paros serán de baja intensidad. “Las nuevas protestas se van a realizar para decir que no se ha fracasado, pero no creo que lleguen a algo contundente. Se van a hacer las cosas para cum­plir nomás. La gente sacrificó demasiado a inicios de año y ahora necesita comer y traba­jar”, dice.

Fuentes del Ministerio del Interior, en líneas generales, coinciden con los analistas consultados. “El movimiento contra Boluarte en Puno sigue siendo campesino. Entre mayo y hasta el 15 de junio es época de cosecha, entonces los tra­bajadores están en el campo. Recién en julio la gente podría salir a protestar. Entre el 19 y el 30 de julio podría darse un periodo crítico en el que el go­bierno no pueda realizar activi­dades civicas en la región. Y la marcha a Lima podría terminar siendo absolutamente simbó­lica. Los dirigentes acordaron reclutar unas 20 mil personas, pero las estimaciones indican que el tope serían unos 3,000 convocados”, señala el funcio­nario.

La comunicadora Diana Flores y el periodista Liubomir Fernández, que siguieron de cerca los paros de los últimos meses, también son cautos en las previsiones. “El rechazo a Boluarte y al Congreso no ha disminuido, pero no toda la re­gión está de acuerdo con todas las medidas de protesta. Económicamente el momento es difícil”, dice Flores.

“El sector aimara si se manifestará fuertemente. Lo que se planea son cierres programados. Todo dependerá de que las fuerzas del orden no provoquen a los manifestantes, sostiene Fernández.

En la dirigencia del CONULP también reconoce que la población vive ahogada por la crisis económica y no puede parar. “En Juliaca ha dicho que van a hacer una movilización pacífica y sencilla sin paro porque los comerciantes han sido muy afectados. En sur de Puno sí habrá paros con bloqueos y otras medidas. Nos estamos concentrando la marcha del 19 de julio en Lima”, dice Orlando Sanga.

Sanga señala que dirigentes del CONULP están visitando sus bases en la región para obtener su respaldo. También nos han confirmado que gente de Ayacucho y del VRAEM irán a Lima”, dice.

“En nuestra comunidad lo que se decide, se acata. Entre los dirigentes hay diversas propuestas como convertir el movimiento en un partido político, pero lo que prevalece es la unidad”, asegura Edith Calisaya, presidenta de la aso­ciación de mujeres aimaras “Bartolina Sisa”.

El rechazo a Dina Boluarte queda en evidencia cada vez que el gobierno pretende tomar alguna decisión sobre Puno. “La población no quiere tener nada que ver con este régimen. Los subprefectos que el gobierno designó han sido rechazados y se desconoce al gobierno cen­tral”, cuenta Felipe Supo.

El periodista Liubomir Fer­nández cuenta que el desprecio contra la clase política de Lima quedó graficado en San Gabán, tras la visita de la congresista Patricia Chirinos al distrito. Durante el tour el alcalde An­tonio Escobar había ejercido de anfitrión y la población no se lo perdonó. “Se quiso mostrar que ya no pasaba nada, pero después de la visita, las rondas campesinas convocaron al al­calde para castigarlo con ejercicios físicos y chicote. También lo quieren revocar”, dice.

La tensión es de tal enverga­dura que tampoco se hizo pú­blica la reunión del equipo de la PCM que encabezó Alexandra Ames con las autoridades de Puno esta semana. “Hay un dis­curso de odio y violencia desde la presidencia que ha reactivado la necesidad de resistir. En el dis­trito de Juli la comisaría sigue cerrada. Ahora la estrategia será diferente: con paros escalona­dos y plantones simbólicos, pero con acciones coordinadas”, se­ñala Joanna Terán. ▒▒




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