domingo, 13 de noviembre de 2022

PUNEÑOS DESTACADOS

 SANTIAGO GIRALDO.

UN TRIBUNO OLVIDADO

José Luis Ayala

Tomado de diario UNO 13NOV22

P

olítico, sindicalista, periodista, defensor de campesinos pobres, fe­cundo historiador, hon­rado funcionario. Sobre todo, abogado y socialista. Nadie como Santiago Giraldo Sueldo para defender a dirigentes campesinos presos, por dirigir acciones justas frente a los abusos de gamonales. Lamenta­blemente hasta ahora no se ha escrito su biografía y menos reeditado en facsimilares las revistas ni diarios que dirigió.

Santiago Giraldo nació en Putina el 27 de julio de 1850 y falleció en Lima el 6 de octubre de 1919. Fue hijo de José Aniceto Giraldo y de Tadea Sueldo. Cursó primaria en Putina, secundaria en el Seminario de San Ambrosio de Puno. Estudió jurisprudencia en la Universidad de Arequipa, se recibió como abogado en 1877.

Debido a sus artículos políticos y doctrinarios, fue uno de los primeros defen­sores de obreros y traba­jadores en la conquista de las ocho horas de trabajo. Un hecho que alguna vez se le reconocerá, es que haya defendido el derecho a la huelga de trabajadores como medida legal para reclamar sus derechos.

A su estudio de abo­gado acudían dirigentes sindicales y campesinos. Todos los días concurría a los ministerios, juzgados y Corte Suprema, acom­pañado de obreros y cam­pesinos para reclamar sus derechos. Generalmente defendía gratis y vivía de las exiguas ganancias que dejaban las ediciones de diarios y revistas que dirigía.

"El Tribuno", fue un diario doctrinario de ca­rácter socialista, era para Santiago Giraldo, un medio de discusión doctrinaria y acción política- pedagó­gica. En julio de 1880 fue nombrado secretario de la Prefectura de Puno, luego pasó a trabajar a Moquegua. Regresó a Puno y con sus ganancias profesiona­les, viajó a Europa y Esta­dos Unidos.

Fue diputado por la provincia de Huancané en el periodo de 1895 -1900.

Su acción parlamenta­ria no solo fue de orden doctrinaria, sino que de­fendió los derechos de campesinos y trabajado­res. Ojalá alguna vez se publicaran sus interven­ciones doctrinarias en defensa de los seres más vulnerables y mal tratados por el Estado Peruano.

Sin embargo, para co­nocer y estudiar adecua­damente la ideología de un abogado comprometido con su tiempo histórico como Santiago Giraldo, es necesario leer y analizar una revista que dirigió en­tre 1903 y 1909. "El indio" fue una publicación nada puntual pero sí doctrina­ria, sustantiva y valiente.

En el primer número del 18 de diciembre de 1903, apa­recieron los Mensajeros de Chucuito en la sala de Pa­lacio de Gobierno, citados por el presidente Manuel Candamo, a fín de presen­tar documentos y quejas respecto a los constantes abusos de gamonales y autoridades locales.

Desde el primer núme­ro "El indio" se convirtió en una tribuna política de campesinos expoliados por el sistema. Es posible aseverar que Santiago Giraldo, logró demostrar que el or­denamiento judicial, polí­tico y administrativo del Estado Peruano, estaba al servicio de una casta feudal letal. Así, la República permanecía secuestrada por unas cuantas familias de gamonales, tal como aseveró Jorge Basadre.

El 1 de mayo de 1889, con ocasión de la instala­ción del Colegio San Carlos de Puno, Santiago Giraldo dijo: "Las universidades desde la mayor hasta la menor llamadas a presidir el movimiento intelectual de la Nación y ejercer en consecuencia su novísima soberanía con legítimo y perfecto derecho de los grandes cuerpos docen­tes, se ha convertido, triste pero necesario es decirlo: en fósiles reaccionarios, sin ideal propio, ni cien­cia trascendental, no qui­sierais que todo un señor rector universitario, se ha permitido, no hace mucho, proclamar en pleno dis­curso oficial, la urgente e inaplazable necesidad de la íntegra restauración de la filosofía escolástica de Santo Tomás del siglo XIII, como único e inaplazable recurso, para salvar a la patria agonizante.

“¡Qué hombres! ¡Qué hombres! De ellos se puede decir, con sobrada razón que se quedaron dormidos aquel memorable año en que Copérnico moribundo recibía el primer ejemplar de su inmortal obra Revolutiónibusy que recién se despiertan"[1].

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[1].-Santiago Giraldo. Co­legio Nacional San Carlos de Puno. Editorial Los An­des. Pág. 19.1977. Puno.

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DENUNCIANDO REGLAJE:

Un día antes me llamó un amigo y dijo: "He leído tu texto, ten mucha caute­la, tres obispos progresis­tas del Sur que defendían los derechos humanos, tuvieron "accidentes". El cura Gutiérrez se calló y no lo tocaron. Ten cuidado”.

En efecto, el martes 15 a las 10.00 de la mañana una mujer y un joven to­caron el timbre de mi de­partamento, dijeron que querían hablar conmigo. Tenían la vestimenta de un ministerio. Cada uno portaba un fotochek. Todo empezó preguntándome si había una persona "en­ferma mental" o si conocía a alguien con algún desequilibrio mental.

De hecho preguntaron por mi nombre. Respondí que no había ningún enfermo mental. Entonces las preguntas se centraron para saber si vivía solo, de dónde era, si tenía familia, cuántos años tenía, en qué había trabajado. Es decir, tenía que rebelar mínimos detalles de mi biografía.

ENTONCES DIJE: ¡BASTA!

El domingo pasado publiqué el texto: "Evan­gélicos, el fascismo y política". No hay otra razón para merecer esa extraña visita y seria advertencia. He meditado lo suficien­te para escribir este texto. Así, cumplo con mi deber al denunciar este hecho, con mi conciencia ciudadana, oficio de escritor y periodista con un ejercicio de más de 40 años. (José Luis Ayala)

 

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