EL
TIRO POR LA CULATA
Por: Juan
Manuel Robles
No saben en qué país viven. No tienen idea de lo que
genera esa actitud, qué fantasmas activa, qué fibras toca. Como no ven a
Yenifer Paredes como una igual -una mujer joven que hace lobbismos similares a
los vistos en el pasado-, no les es posible ya ni asombrarse por la magnitud
de la pena: treinta meses, todo un alarde de severidad que lleva nombre propio.
Después se preguntan por qué crece Castillo. Por qué
sobrevive.
Habría que recordarles que el Perú, para los que no
tienen nada, es un país kafkiano en el que no se diferencia al que delinque del
que no, sino la forma en que te trata el policía o el juez según quién seas. Lo
sabe el hombre que comete una palomillada de tres cifras en su declaración
anual y ve cómo la Sunat le embarga la cuenta ipso facto, mientras Telefónica
evade el pago de millones y no le pasa nada. Lo saben un montón de líderes
sociales que deben vivir con acusaciones penales abusivas, que los criminalizan
y los hacen vulnerables desde muy jóvenes. Lo sabe la mujer que defiende su
propiedad frente a una minera gigante depredadora, y ve que, como parte del
ataque, hostigan a su familia.
Meterse con la familia es una parte habitual de las persecuciones cotidianas en países desiguales. Hijos. Hermanos. Padres. "Se la han llevado de testigo / por un asunto que es na’ más conmigo”, cantaba Rubén Blades en Desaparecidos. El pasado de guerra sucia en América Latina dejó marcas que prevalecen.
Encarcelar en tiempo récord a la hija de Pedro
Castillo y tener la sangre fría, para usar este hecho como una forma de
presionar al mandatario para que se “entregue” o “confiese” es también un eco
de épocas feas de nuestro propio terror. Autoridades abusivas ensañándose
contra civiles, usando a los hijos para presionar.
Lo loco es que Lima arrogante no se da cuenta de que
millones de peruanos lo perciben así y les da asco. Porque el abuso judicial y
policial en nombre de la lucha contra la corrupción, de parte de políticos
probadamente corruptos -que enaltecen a corruptos-, solo puede ser una pantomima.
Y de justicia convertida en pantomima arruinándote la vida, los peruanos algo
conocen.
“Los pecados de unos no eximen a los otros”, dicen
pausadamente el centro y el progresismo, que hace tiempo decidieron mirar
para el otro lado mientras los golpistas arman su banquete. Pero tomar contra
unos acciones judiciales que jamás se tomarían contra otros no está bien, es
discriminador y violento. Esa diferencia es medular cuando hablamos de las
injusticias del país, injusticias que, entre otras cosas, han hecho que
Castillo sea presidente.
Castillo es un individuo poco transparente que, al
parecer, buscó usar el cargo para beneficiar a allegados con contratos
públicos. Pero no nos hagamos los idiotas: eso en el Perú no saca del sillón
presidencial a nadie. Ese es el problema: las acciones de fiscalización contra
Castillo se han hecho primero pensando en la vacancia (para justificarla), no
al revés. Y ha sido una búsqueda tan delirante que para sacarlo lo han querido
encauzar por traición a la patria por declararse en favor de la salida al mar
de Bolivia en una entrevista, o por hacer su tesis con plagios. Como el
delirio no funcionó, ahora prueban la crueldad, alimentada por periodistas a
los que se les sale el espíritu patronal.
Lo interesante es que ahora, con su severidad
selectiva -que en realidad es vileza chantajista-, le dan a Castillo una
oportunidad de oro.
Resistirse a ceder aun cuando capturan a un hijo
tuyo para presionarte y que te rindas, es algo que está en tradiciones de
mártires militares, héroes y caudillos de todos los tiempos. Se la han puesto
recontra fácil a Castillo. Lo único que tiene que hacer el presidente es no
ceder (y ya su escudero Salas adelantó que esa será su reacción). De no ser
nadie, ahora es el presidente al que, en una acción de un ensañamiento inédito,
le encarcelaron a la hija. Le han regalado perfil emocional a una gesta más
bien gris. Le han puesto corazón al hombrecillo de Palacio, y lo loco es que lo
han hecho sus propios enemigos. Ahora sí no tengo dudas: se quedará hasta el 2026. <:>
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