miércoles, 22 de mayo de 2019

LO NEGATIVO DE NUESTRAS ESTRUCTURAS SOCIALES

EL RACISMO,
UN VIEJO ACOMPAÑANTE
Nelson Manrique, LA REPUBLICA 12 Mar 2019
¿Cómo comprender esta forma de trato entre los peruanos ya entrado el siglo XXI? La sociedad peruana no termina de resolver un problema de fondo: la herencia colonial.
Dos incidentes recientes nos enfrentan con la persistencia del racismo en nuestro país.
En Arequipa una abogada atacó a una humilde mujer encargada de dirigir el tránsito. Furiosa porque la servidora pública no la dejó pasar por donde quería, la llenó de insultos racistas que atacaban hasta a sus hijos y terminó golpeándola.
En la comisaría de La Punta cuatro jovencitos que fueron detenidos a la entrada del distrito en estado de ebriedad se negaron a identificarse y llenaron de insultos racistas y golpearon a los policías. En ambos casos abundaron las mentadas de madre, el “cholo (e india) de mierda”, y “¡no sabes con quién estás hablando!”.
¿Cómo comprender esta forma de trato entre los peruanos ya entrado el siglo XXI? La sociedad peruana no termina de resolver un problema de fondo: la herencia colonial. En términos objetivos, el Perú ha sufrido una gran revolución durante el último medio siglo: desaparecieron las haciendas y la clase latifundista que gobernaba el país, desapareció la servidumbre y la sujeción de la población indígena en las haciendas, se liquidó el gamonalismo y, de ser un país cuya población en 1940 era en un 65% rural, serrana e indígena, pasamos a uno donde apenas el 20% de la población está en el campo, más del 50% habita en la costa y la migración ha provocado un extenso proceso de mestizaje.
Desgraciadamente la velocidad de los cambios subjetivos (aquellos que se operan en la mente de las personas) está retrasada con relación a la de los cambios objetivos: una importante fracción de la sociedad peruana sigue viendo el Perú de hoy con los anteojos de la vieja mentalidad oligárquica.
Hay un personaje que, a comienzos del siglo XXI, ejemplificaba como nadie la quintaesencia del racismo oligárquico, el arequipeño Andrés Bedoya Ugarteche. Tenía una columna en el diario Correo, “La ortiga”, y desde allí exudaba un racismo delirante. En cualquier otro país hubiese terminado en prisión por incitación al odio (llegó a proponer rociar con napalm a la población indígena de Bagua) y a la discriminación. Pero en Perú difundía su mensaje bajo la protección del director de Correo de entonces, Saldo Mariátegui.

Cholitas


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