LECTURAS
INTERESANTES Nº 837
LIMA
PERU 4 AGOSTO
2018
UN FENOMENO INEXPLICABLE
Editorial
del diario EL COMERCIO 4AGO18
C
|
onstantemente
en nuestro país, eventos climáticos que se repiten con alguna frecuencia -como
El Niño o los huaicos- son recibidos como sucesos anormales. Esto a pesar de
que los avances científicos de los últimos años nos permiten tener gran
certeza sobre el origen y el desarrollo de este tipo de fenómenos. En esa medida,
los reflejos insuficientes y reactivos de las autoridades ante tales
circunstancias carecen de una explicación plausible. Y las heladas de las
zonas almandinas constituyen otro claro
ejemplo de ello.
Cada año
en las regiones de la sierra centro y sur del país se produce un descenso
dramático de las temperaturas que pone en peligro la supervivencia de sus
habitantes y arrastra consigo una cadena de calamidades como la muerte del
ganado. Los daños que causan las heladas no son algo novedoso, pues estas -a
diferencia de los terremotos- no emergen súbitamente. No corresponde, pues, llamarlas
‘emergencias’.
La
emergencia, más bien, parece residir en la manera en la que entendemos (y
abordamos) estos sucesos.
Empezando
por la estadística. Las cifras oficiales sobre el impacto de las heladas no son
del todo claras. El Ministerio de Salud, por ejemplo, ha registrado que en lo
que va del 2018 (incluyendo los meses de verano) murieron alrededor de 820 personas
por neumonía (un mal que se agrava por el frío, pero responde también a
factores como la pobreza y la desnutrición, y que representa solo uno de los
siete tipos de infecciones respiratorias agudas que se presentan en el país).
La Defensoría del Pueblo reconoce 182 fallecidos por las heladas, mientras que
el Centro de Operaciones de Emergencia Nacional (COEN) recoge apenas diez
víctimas mortales por bajas temperaturas desde el inicio del invierno.
El COEN,
además, señala que los afectados por las heladas en el mismo lapso de tiempo
ascienden a más de 565 mil y que han resultado afectadas 2.300 viviendas, 21
escuelas, cinco establecimientos de salud y más de 218 kilómetros de
carreteras.
Una
revisión del problema tan solo en los últimos años -que comprende también la
dificultad de hallar información precisa- demuestra su recurrencia. En agosto
del 2017, por ejemplo, el entonces ministro de Cultura, Salvador del Solar,
informó que habían fallecido 13 personas por heladas solo en la región Puno. Y
un año antes, en el 2016, un informe del Indeci daba cuenta de que las bajas
temperaturas habían afectado a 257.251 personas y causado la muerte de 48
menores de 5 años entre abril y junio.
¿Cómo
responde el Estado del país ante este panorama? En
lo que va del 2018, por ejemplo, se ha declarado el Estado de emergencia por
heladas y nevadas en más de 120 distritos del país. Este tipo de declaratoria
no es inusual. Si vemos, por
ejemplo, el actuar del Estado en los últimos diez
años, encontramos diversas declaratorias de esa naturaleza en distintas
provincias de la sierra sur y centro. Desde el 2013, además, el Estado ha
empezado a implementar cada año un “plan multisectorial ante heladas y
friajes”. Concentrándonos en el del 2018, encontramos que sus medidas, en su
mayor parte aunque no únicamente, responden a un criterio provisional para
mitigar los embates de las bajas temperaturas, como la entrega de kits con
víveres o algunos enseres (desde frazadas hasta semillas y abono para los cultivos,
medicamentos para animales o módulos prefabricados para los servicios
educativos).
Estas
medidas puntuales, aunque positivas, parecen seguir la lógica de ‘respuesta’
característica de las coyunturas de emergencia. De hecho, la Defensoría del Pueblo
ha calificado el plan de este año como uno de “enfoque asistencialista y de
corto plazo” porque “comprende, en gran medida, los mismos distritos y las
mismas acciones desde el 2014”.
Cierto
es que algunas medidas dispuestas en este plan apuntan a trascender el período
de las heladas y a ser sostenibles en el largo plazo, pero esto no garantiza su
eficiencia. Por ejemplo, como denunció este Diario el mes pasado, en la
localidad tacneña de Tarata -una de las más golpeadas en todo el país por el
frío- se han instalado postes de luz, a pesar de que no hay servicio
eléctrico, y se ha construido una posta que, por falta de personal, no opera.
De lo
que se trata, en fin, es de entender que las bajas temperaturas forman parte
del ciclo climático del país desde hace años. Las heladas no son un fenómeno
inexplicable; lo inexplicable, más bien, es que el Estado las continúa tratando
como una emergencia .
BAJO CERO |
No hay comentarios:
Publicar un comentario