LECTURAS
INTERESANTES Nº 762
LIMA PERU
16 JUNIO 2017
TRAICIONAR NO ES UNA
OPCION
César
Hildebrandt
Tomado
de “HILDEBRANDT EN SUS TRECE” N° 352. 16JUN17, p. 12
PPK salió elegido por el voto lúcido de aquella gente que no quiso permitir que
el fujimorismo regresara al gobierno.
Si PPK, como parece, se dedica a ser la
comparsa de la aplanadora congresal de Fuerza Popular, estará traicionando lo
más céntrico del mandato popular que recibió. Y si el señor Zavala, sumándose a
la traición y añadiendo claudicaciones propias, acata las imposiciones del
fujimorismo hasta en materia de quiénes deben ser sus asesores, peor para el
régimen porque así habrá perdido toda legitimidad.
El señor presidente de la república no fue
elegido para que fuese un rehén de la mafia a la que se enfrentó. Fue elegido
para combatirla, señalar distancias, diferenciarse y optar por una ruta que no
se pareciese a la señalada desde la Diroes.
Si PPK opta por la promiscuidad y retoza en la
barraganía con la banda de la que nacieron Montesinos, los Colina y Joy Way (incluyendo
al hoy rumano Blacker Miller), habrá demostrado que no tiene temple de
presidente ni sangre de líder. Habrá demostrado que, desde el punto de vista
moral, la vacancia presidencial ya se ha producido.
Y si eso llega a consumarse, ¿qué nos queda?
Pues el señalamiento de los hechos, la calle, la resistencia, la indignación.
No se traiciona solamente a la democracia
desconociendo a un Congreso, como ha hecho Maduro en Venezuela. Se la traiciona
aliándose con el adversario que fue irreconciliable en la campaña y cambiando
de naturaleza en nombre de la mera supervivencia.
Nadie quiere vivir en el sobresalto. Pero
elegimos a una fórmula presidencial para salvarnos de aquella que nos empujaba
a una recaída en la infección autoritaria. ¿O ya no te acuerdas, pelón, de tu
promesa?
conservadora para que
PPK acepte una convivencia subordinada con el fujimorismo. La derecha es lumpen
fujimorista. PPK es, para ellos, la versión de etiqueta del fujimorismo de
navaja y mondadientes. Y el razonamiento de esas cuevas de Altamira es muy
sencillo: si son la misma cosa pepekausismo y fujimorismo, ¿por qué no habrían
de llevarse bien? Es decir, el Apra y el pradismo. Es decir, el Apra y el
odriismo. Es decir, el Apra y el fujimorismo actual. Y no es de extrañar el
papel que el Apra caquista cumple hoy como madama de voz alzada del
fujimorismo.
Pero resulta que Peruanos por el Kambio se
propuso como un partido donde el centro-derecha sería el dominante. PPK era el
partido de una tecnocracia desarrollista que llevaría a cabo algunas de las
reformas que el país necesita en el campo de la educación, la economía y la
integración nacional.
Poco a poco, sin embargo, hemos visto cómo el
gobierno de la tecnocracia arbitral se ha ido manchando con sospechas
legítimas, lobismo persistente, audios feos, obstinaciones con olor a dinero. Y
las pasadas avideces de PPK parecen jugar un papel importante en la
desfiguración de su gobierno.
Es en estas circunstancias de deterioro
gubernamental que el fujimorismo decide mostrar su fuerza para imponerse. Y es
un gobierno pálido y carente de serenidad el que cede.
Tenemos entonces un escenario donde todo parece
contaminado: el parlamento, dominado por los discípulos de aquel candidato
fallido a la Dieta japonesa, y el Ejecutivo, copado por gente que -ahora lo
vemos- no tenía idea del compromiso que adquirían ni de las responsabilidades
políticas y sociales que eso suponía.
Y si a eso añadimos la Contraloría foraja, el
Poder Judicial "garantista" de malhechores, la Fiscalía que firma en
Brasil el pacto de impunidad para los ladrones de Odebrecht, el Tribunal
Constitucional que remata sentencias que ahorran millones a grandes empresas y
el general colapso de un Estado que abandona su función tuitiva, tendremos el
cuadro de un país en severa crisis.
Sólo los tiburones de las inversiones
internacionales nos quieren hacer creer que estamos en la buena marcha. Y allá
va PPK, a España y Francia, a vendernos como buena plaza para los negocios.
Claro que lo somos, pero en el peor sentido de la frase. Seguimos siendo lo más
parecido a un burdel, aunque, como dijo Macera, de aquella venérea y educativa
institución nos separa el orden del que carecemos.
¿Qué hacemos ahora? ¿Nos resignamos otra vez?
¿Nos tragamos el sapo? ¿Seremos, por enésima vez, los monosabios de la fiesta
brava? Si fuéramos una democracia verdadera, iríamos de inmediato a unas
elecciones anticipadas. Como no lo somos, sólo nos queda luchar con todas
nuestras fuerzas para que este fraude bipartito sepa que está siendo vigilado. ▒
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En "EL OTORONGO" N° 589 16JUN17:
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