PUNO NO OLVIDA
Detrás de las piedras y la pichi está la memoria
herida de un pueblo que capta el menosprecio limeño
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ALONSO ZAMBRANO
uno no olvida. El apedreamiento a Phillip Butters en
Juliaca hace una semana refleja la ira popular de un pueblo que siente que la
justicia le ha cerrado las puertas. Analistas y dirigentes de la región
advierten que los “terruqueadores” reincidentes y los aliados del gobierno de
Dina Boluarte dejaron una herida profunda que podría pasar factura durante la
campaña electoral y en las urnas.
“Cada vez que reclamamos por derechos, el Estado nos
responde con asesinatos (...). Esta vez ya no vamos a quedamos llorando”, dice Raúl Samillán, presidente de la
Asociación de Mártires y Víctimas de la masacre del 9 de enero de 2023 en
Juliaca.
Samillán es hermano de Marco Samillán, estudiante
de medicina de 31 años que murió de dos disparos en el pecho mientras auxiliaba
a los heridos durante las protestas. Él es uno de los dirigentes que convocó al
plantón contra Butters frente a la radio La Decana, al que se sumaron
vecinos y comerciantes de Juliaca.
“No solo recordamos a Butters. También a Keiko
Fujimori, López Aliaga, César Acuña y a todos los congresistas que nunca se
pronunciaron por las víctimas. Todos ellos nos han terruqueado (...). Nuestro
rechazo no es por ideología, sea de derecha o izquierda. Sabemos que Vladimir
Cerrón también es parte de ese pacto. Aprobaron leyes en contra de las
víctimas: la ley de amnistía, la ley APCI. Nos dieron la espalda y ahora
quieren nuestros votos”, reclama
Samillán.
“Decir que solo fue un pequeño grupo de manifestantes
es falso. Lo que ocurrió en radio La
Decana fue la expresión de lo que siente todo Puno”, señala Amador
Núñez, presidente del Frente de Organizaciones Populares de Puno.
“En el caso de Butters, él dijo abiertamente en su
programa que disparen a la cabeza de los manifestantes puneños. Eso generó aún
más indignación”, añade Diana Flores, activista aimara y
columnista de Noticias SER.
“Estamos hartos del desprecio y de la humillación.
Cuando vamos a Lima a protestar nos llaman vándalos o terroristas. No vamos a
permitir que esos políticos vengan a Puno como si nada”, afirma Brígida
Curo, secretaria general de la Federación Departamental de Campesinos de
Puno.
Según el INEI, Puno es la tercera región más pobre
del país (39,9%), solo por detrás de Loreto (43%) y Cajamarca (45%). Además, la
PNP reporta que las extorsiones aumentaron 64,2% respecto al año pasado.
Patricio Muñuico Ramos,
presidente de la Federación Regional de Transportistas de Puno, sostiene que la
inseguridad ha alimentado la indignación popular contra algunos candidatos,
especialmente los que sostuvieron al gobierno de Boluarte:
“Aquí hay un
rechazo mayoritario hacia Keiko Fujimori, Phillip Butters y Rafael López
Aliaga, porque nunca actuaron a favor de nuestra población. (...) En zonas como
La Rinconada y Sandia han aumentado los asaltos a pasajeros y mineros, pero la
policía no actúa. Hacemos reuniones y no nos escuchan. La población se siente
excluida. Y esos candidatos solo aparecen en campaña”, dice.
Jorge Apaza Ticona, antropólogo de
la Universidad Nacional del Altiplano, dice que muchos políticos que visitan
Puno desconocen el impacto emocional que dejaron las protestas de 2023,
“La matanza
de Juliaca fue un dolor que no se va a su perar pronto. Tiene un peso simbólico
muy fuerte. En la cosmovisión andina, la muerte es sagrada. Lo ocurrido no
puede ser pasado por alto por ningún candidato”, afirma.
El antropólogo añade que la polarización ha crecido
“La gente
recuerda quiénes los insultaron o menospreciaron durante las protestas.
Algunos candidatos llegan de manera oculta, pero no pueden venir a vestirse de
andinos’ solo para la foto. En términos antropológicos, esa vestimenta es
sagrada. Por eso ahora la población desconfía de visitas como las de Keiko
Fujimori”, dice Apaza.
“Siembra y cosecharás: los que hablaron mal del
pueblo no esperen votos ahora”, dice
Amador Núñez, del Frente de Organizaciones Populares de Puno.
Paulo Vilca, politólogo e
investigador del Instituto de Estudios Peruanos (IEP), explica que si bien el
antifujimorismo siempre ha calado en Puno, esta vez el rechazo se extiende a
los candidatos “limeños”,
“En buena
parte del país se cree que Puno es una región conflictiva, ingobernable, donde
viven ‘malos peruanos’, casi más cerca de Bolivia que del Perú. Esa es una„
visión racista y desconectada de la realidad. Puno ha marchado a Lima para
exigir ser escuchado. Pero los gobiernos elegidos con apoyo del sur no
cumplieron sus promesas, lo que ha alimentado la desconfianza hacia la
capital”, señala.
Femando Tincopa, politólogo del
Centro Wiñaq, afirma que el “castillismo” sigue fuerte en la región
“Puno es una
de las zonas más castillistas del país. La disputa será quién representa mejor
ese respaldo. Sus demandas son más identitarias y colectivas: buscan un
candidato que exprese la identidad andina, y no lo ven en Lima”, explica.
La psicóloga Joanna
Teran, dirigente del colectivo Kiska, sostiene que gran parte de la
población es escéptica del proceso electoral.
“Hay muchísima
desconfianza. muchos no quieren participar porque creen que las instituciones
están tomadas por el fujimorismo, la derecha, la oligarquía”, señala. >-<

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