sábado, 18 de octubre de 2025

PARA LA HISTORIA POLITICA DE LA REGION PUNO

 PUNO NO OLVIDA

Detrás de las piedras y la pichi está la memoria herida de un pueblo que capta el menosprecio limeño

P

ALONSO ZAMBRANO

uno no olvida. El apedreamiento a Phillip Butters en Juliaca hace una semana refleja la ira popu­lar de un pueblo que siente que la justicia le ha cerra­do las puertas. Analistas y dirigentes de la región advierten que los “terruqueadores” reincidentes y los aliados del gobierno de Dina Boluarte dejaron una herida profunda que po­dría pasar factura durante la campaña electoral y en las urnas.

“Cada vez que reclamamos por derechos, el Estado nos responde con asesinatos (...). Esta vez ya no vamos a quedamos llorando”, dice Raúl Samillán, presidente de la Asociación de Mártires y Víctimas de la masacre del 9 de enero de 2023 en Juliaca.

Samillán es hermano de Marco Samillán, estudian­te de medicina de 31 años que murió de dos disparos en el pecho mientras auxi­liaba a los heridos durante las protestas. Él es uno de los dirigentes que convocó al plantón contra Butters frente a la radio La Decana, al que se sumaron vecinos y comerciantes de Juliaca.

“No solo recordamos a Butters. También a Keiko Fujimori, López Aliaga, César Acuña y a todos los congresistas que nunca se pronunciaron por las víc­timas. Todos ellos nos han terruqueado (...). Nuestro rechazo no es por ideología, sea de derecha o izquierda. Sabemos que Vladimir Cerrón también es parte de ese pacto. Aprobaron leyes en contra de las víctimas: la ley de amnistía, la ley APCI. Nos dieron la espalda y aho­ra quieren nuestros votos”, reclama Samillán.

“Decir que solo fue un pequeño grupo de manifes­tantes es falso. Lo que ocu­rrió en radio La Decana fue la expresión de lo que siente todo Puno”, señala Amador Núñez, presidente del Frente de Organizaciones Populares de Puno.

“En el caso de Butters, él dijo abiertamente en su programa que disparen a la cabeza de los manifestantes puneños. Eso generó aún más indignación”, añade Diana Flores, activista aimara y columnista de Noticias SER.

Según explica, desde hace meses distintos gremios vienen realizando asambleas para organizar protestas contra los candi­datos que “terruquean” a la población.

“Estamos hartos del des­precio y de la humillación. Cuando vamos a Lima a pro­testar nos llaman vándalos o terroristas. No vamos a permitir que esos políti­cos vengan a Puno como si nada”, afirma Brígida Curo, secretaria general de la Federación Departamental de Campesinos de Puno.

Según el INEI, Puno es la tercera región más pobre del país (39,9%), solo por detrás de Loreto (43%) y Cajamarca (45%). Además, la PNP reporta que las extorsiones aumentaron 64,2% respecto al año pasado.

Patricio Muñuico Ramos, presidente de la Federación Regional de Transportistas de Puno, sostiene que la in­seguridad ha alimentado la indignación popular contra algunos candidatos, espe­cialmente los que sostuvie­ron al gobierno de Boluarte:

 “Aquí hay un rechazo mayoritario hacia Keiko Fujimori, Phillip Butters y Rafael López Aliaga, porque nunca actuaron a favor de nuestra población. (...) En zonas como La Rinconada y Sandia han aumentado los asaltos a pasajeros y mineros, pero la policía no actúa. Hacemos reuniones y no nos escuchan. La población se siente exclui­da. Y esos candidatos solo aparecen en campaña”, dice.

Jorge Apaza Ticona, an­tropólogo de la Universidad Nacional del Altiplano, dice que muchos políticos que visitan Puno desconocen el impacto emocional que de­jaron las protestas de 2023,

 “La matanza de Juliaca fue un dolor que no se va a su perar pronto. Tiene un peso simbólico muy fuerte. En la cosmovisión andina, la muerte es sagrada. Lo ocurri­do no puede ser pasado por alto por ningún candidato”, afirma.

El antropólogo añade que la polarización ha crecido

 “La gente recuerda quiénes los insultaron o menospre­ciaron durante las protestas. Algunos candidatos llegan de manera oculta, pero no pueden venir a vestirse de andinos’ solo para la foto. En términos antropológicos, esa vestimenta es sagrada. Por eso ahora la población desconfía de visitas como las de Keiko Fujimori”, dice Apaza.

“Siembra y cosecharás: los que hablaron mal del pueblo no esperen votos ahora”, dice Amador Núñez, del Frente de Organizaciones Populares de Puno.

Paulo Vilca, politólogo e investigador del Institu­to de Estudios Peruanos (IEP), explica que si bien el antifujimorismo siem­pre ha calado en Puno, esta vez el rechazo se extiende a los candidatos “limeños”,

 “En buena parte del país se cree que Puno es una región conflictiva, ingobernable, donde viven ‘malos perua­nos’, casi más cerca de Bolivia que del Perú. Esa es una„ visión racista y desconectada de la realidad. Puno ha marchado a Lima para exigir ser escuchado. Pero los gobier­nos elegidos con apoyo del sur no cumplieron sus pro­mesas, lo que ha alimenta­do la desconfianza hacia la capital”, señala.

Femando Tincopa, politó­logo del Centro Wiñaq, afir­ma que el “castillismo” sigue fuerte en la región

 “Puno es una de las zonas más castillistas del país. La disputa será quién representa mejor ese respaldo. Sus demandas son más identitarias y colec­tivas: buscan un candidato que exprese la identidad an­dina, y no lo ven en Lima”, explica.

La psicóloga Joanna Teran, dirigente del colectivo Kiska, sostiene que gran parte de la población es escéptica del proceso electoral.

 “Hay muchísima desconfianza. muchos no quieren participar porque creen que las instituciones están tomadas por el fujimorismo, la derecha, la oligarquía”, señala. >-<




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