lunes, 8 de septiembre de 2025

TEORIA POLITICA: PODER POLITICO, HECHOS Y FENOMENOS UBICUOS EN TODA SOCIEDAD

 "YO NO ME METO EN POLÍTICA"

LA ILUSIÓN DE LA NEUTRALIDAD POLÍTICA EN EL CAPITALISMO

Angel Gabriel Apaza

Introducción

La afirmación “yo no me meto en política” suele expresarse como si se tratara de una postura neutral y prudente. Sin embargo, en las sociedades contemporáneas, marcadas por la desigualdad y la hegemonía del capital, esta supuesta neutralidad no solo resulta imposible, sino que funciona como un mecanismo de reproducción del poder existente. La política atraviesa todos los aspectos de la vida cotidiana: desde el precio de los alimentos hasta el acceso a la vivienda, la educación o la salud. Por ello, este ensayo busca demostrar que la neutralidad política es una ilusión funcional al capitalismo y que declararse apolítico equivale, en la práctica, a respaldar el statu quo.

La política como dimensión constitutiva de la vida social

La política no es un ámbito separado de la vida, sino la expresión misma de las relaciones de poder que estructuran la sociedad. Como afirma Bobbio (1987), la política concierne al “gobierno de los hombres” y, por lo tanto, a las decisiones que regulan la convivencia y distribuyen los recursos. En este sentido, toda persona está atravesada por la política, quiera o no: el salario, el precio de la energía, las tasas de interés y los servicios públicos son el resultado de decisiones políticas tomadas por actores con poder.

La falacia de la neutralidad

La creencia en una supuesta neutralidad política es, en realidad, un efecto ideológico. Paulo Freire (1970) señalaba que “la neutralidad es imposible: quien se dice neutro se coloca en realidad del lado de los opresores” (p. 58). En el capitalismo, esta ilusión cumple un papel fundamental: desmovilizar a las mayorías y mantenerlas al margen de la disputa por el poder. Al abstenerse de participar, los sujetos ceden el espacio de decisión a las élites económicas y políticas, que rara vez legislan en favor de los sectores populares.

Capitalismo y despolitización

El capitalismo contemporáneo se sostiene no solo mediante mecanismos económicos, sino también a través de estrategias culturales e ideológicas que buscan naturalizar la indiferencia política. Como advierte Gramsci (1971), el poder de las clases dominantes se mantiene gracias a la hegemonía cultural, es decir, a la capacidad de hacer pasar sus intereses como los de toda la sociedad. En este marco, la idea de que “no meterse en política” constituye una opción legítima funciona como una victoria ideológica del capital: el silencio ciudadano garantiza la continuidad de las estructuras de poder.

La política como campo de disputa

La política no es un terreno ajeno a la vida, sino el campo de batalla donde se definen las condiciones de existencia de cada individuo. Rechazar la participación equivale a dejar que otros —generalmente los grupos dominantes— decidan sobre aspectos tan vitales como la vivienda, la salud o el trabajo. Así, la apatía política no protege a los individuos, sino que los condena a la subordinación.

Conclusión

La idea de que es posible “no meterse en política” constituye una falacia ideológica que beneficia al capitalismo y a las élites que lo sostienen. Lejos de ser una opción neutral, declararse apolítico significa renunciar a disputar las condiciones de vida y aceptar pasivamente las decisiones de quienes ya detentan el poder. Como advirtió Freire (1970), la neutralidad es imposible: toda omisión es, en sí misma, una forma de tomar partido. Reconocer esta verdad implica asumir que la participación política no es un acto opcional, sino una necesidad para quienes aspiran a transformar un orden social profundamente desigual. <:>

No hay comentarios:

Publicar un comentario