viernes, 12 de septiembre de 2025

HILDEBRANDT Y NUESTRAS FALENCIAS DEPORTIVAS Y DE LAS OTRAS

 FÚTBOL Y POLITICA

César Hildebrandt

En HILDEBRANDT EN SUS TRECE N° 749, 12NOV25

H

asta el final, hasta las últimas horas de la tragico­media, la prensa deportiva peruana insistió en ha­cerle creer a la gente que había esperanzas, que un milagro siempre era posible, que el desconcierto daría paso a una selección llena de carácter y so­brada de talento. No eran las matemáticas de Aurelio Baldor sino las de Merlín.

Sucedió lo que es­taba claro desde ha­cía meses: quedamos afuera porque lo mere­cíamos. Habíamos he­cho méritos para quedar entre los últimos y fuimos penúltimos.

Habíamos reunido la improvisación, el fracaso, la medianía, y cosechamos el de­sastre. Nuestro des­tino manifiesto era perder todo lo que pudiéramos perder y perdimos hasta lo imperdible.

Pero el periodismo deportivo mantuvo el coro de la farsa, acompañando a una Federación de Fútbol que incuba a idiotas y los encumbra. Esos periodistas y esos dirigentes fingían no recordar que la última vez que fuimos a un Mundial fue porque a Bolivia le quitaron, administrativamente, 3 puntos. Y simulaban no recordar que en ese Mundial del retorno hicimos un ridículo espantoso.

Matematicamenteeeeee....

La mentira es una autopista que lleva a la derrota. Y eso no pasa sólo en el fútbol.

La megalomanía peruviana es tema para la psiquiatría social. Nos creemos lo que no somos, nos jactamos muchas veces de aquello que carecemos y anunciamos grandezas planetarias. Por eso hay quien dice que Lima será potencia mundial y termina trayendo un tren viejo que California nos dona y cobra al mismo tiempo. Por eso la señora que va a Palacio muestra unos fusiles y dice que con ellos la policía estará mejor dotada mientras en Pataz los sicarios de la minería ilegal siguen hiriendo a quienes han ido a combatirlos.

Nos mentimos en el fútbol. Nos men­timos en todo. Nos mentimos porque mentir, para el peruano promedio, es un placer. “Dios es peruano”, es la mentira pagana con la que solemos debutar en algún bar juvenil.

Decimos que el turismo nos puede hacer ricos mientras en Urubamba maltratan a los visitantes, hay tráfico de entradas, falta de ómnibus, trenes irregulares, so­breprecio de tarifas y comida muchas veces intragable. El Perú recibe 3,2 millones de turistas al año. Egipto, 15,7.

Siempre soltamos eso de que tenemos muchos recursos natu­rales y que eso ya nos hace ricos y en camino al primer mundo. Hay charlatanes y consoladores de la tele que nos dicen que, mejorando algunas cosas, creceríamos a 2 dígitos por año. Lo que no dicen es que el 67,2% de los estudiantes del cuarto año de primaria NO entienden lo que leen (Evaluación Nacional de Logros de Aprendizaje, 2024). Con esa tara radical es lógico que no pensemos en exportar el cobre en tubos, láminas, alambres. Es más fácil exportar cerros, tierras de cavidades. ,

La selección peruana de fútbol jugaba mal, pensaba peor, tenía un goleador de 40 años y un mediocampo donde lo único que no se practicaba era el juego de sorprender con un pase al vacío. Era un equipo que había convocado los más viejos defectos del fútbol peruano: la irregularidad, el desánimo, el egoísmo que impide dar el pase decisivo. Pero la gente se dejaba llevar por la prensa y acudía a los estadios, camiseta en el pecho, a festejar los goles que no llegaron. Y siempre había una revancha pendiente, un desquite de pasado mañana, una reivindicación a la vuelta de la esquina.

Esperamos las elec­ciones presidenciales creyendo que las cosas cambiarán cuando to­dos sabemos que las listas dan pena y las candidaturas son hijas de esta crisis institu­cional y moral que nos está minando.

Mientras tanto, el Congreso del hampa y el gobierno de Santiváñez y la señora siguen haciendo de las suyas.

Y salen los empre­sarios de la agroexportación a decimos lo bien que les ha ido. Lo que no dicen es que el privilegio tributario que el Congreso fujimorista les ha res­taurado le costará al Estado más de 20,000 millones de soles en sus diez años de vigencia. Del mismo modo, los funcionarios del MEF y los empresarios que debían hablar se callan ante el hecho denunciado varias veces por el Consejo Fiscal: el próximo gobierno recibirá una bomba de tiempo porque Boluarte y los congresistas que la usan están gastando mucho más que lo que los ingresos permitirían.

No nos ganan. ¡Arriba Perú!

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