miércoles, 19 de junio de 2024

"EXPRESIÒN MÀS PRÌSTINA DE NUESTRA IDENTIDAD CULTURAL"

 DÍA DEL CAMPESINO

Jaime Urrutia



Director de La Revista Agraria*

A fines del Gobierno de Leguía, en 1930, la influencia de las ideas indigenistas posibilitó la creación del Dia del Indio, para, supuestamente, «rendir tributo a los pobladores de los andes». Pero en un país fragmentado socialmente, el término indio se había convertido casi en un insulto, re marcando la marginación y el desprecio a ese ilusorio «poblador de los Andes», a ese indio que se quería honrar. Cuatro décadas después, culminando un proceso de lucha por la tierra y por derechos ciudadanos, el Gobierno de Velasco eliminó la denominación de Día del Indio e instaló el Día del Campesino. Era el corolario, en junio de 1969, de una profunda reforma agraria que no solo reestructuró la propiedad de la tierra poseída por latifundios, sino que reconoció la carga despectiva del término indio, cambiando la denominación de comunidad indígena por la de comunidad campesina.

Ha pasado medio siglo desde entonces y la celebración del Día del Campesino ha ido disminuyendo en significación, a pesar de la importancia de los millones de personas campesinas que podemos considerar casi como sinónimo de pequeña agricultura o agricultura familiar. De hecho, según el censo nacional de hace un lustro, alrededor de seis millones de personas conforman la población rural de nuestro país, lo que representa el 20 % de la población total, cuya inmensa mayoría, también según datos oficiales, dispone de entre una y cinco hectáreas. Muchas veces, se afirma que estas familias generan una producción que solo alcanza para su autoconsumo y subsistencia, pero no debemos olvidar que el 56 % de los alimentos que conforman las mesas de todos los peruanos proviene de la agricultura familiar.

Adaptándose al reconocimiento, en 2011, de la agricultura familiar por las Naciones Unidas, y a la proclamación de 2014 como Año Internacional de la Agricultura Familiar, en 2015 se aprobó la Ley sobre Agricultura Familiar y se diseñó la «Estrategia nacional de agricultura familiar 2015-2021», aprobada durante el Gobierno de Ollanta Humala, en la que se afirmaba que la agricultura familiar representaba el 97 % del total de las unidades agropecuarias, porcentaje que reunía al 83 % de los trabajadores agrícolas.

Esta propuesta no forma parte de la opción principal asumida por quienes inter vienen en la política agraria, alternativa que reafirma la continuidad de lo sucedido en el último medio siglo, es decir, ampliar los espacios de siembra con grandes irrigaciones costeras e incrementar la exportación frutícola, todo ello como complemento del otro eje de orientación económica: la extracción minera. Evidentemente, la opción por represas y frutales manifiesta, en su reverso, el desinterés por el apoyo y la mejora de la producción de las familias campesinas. Incluso, la norma que obliga a incluir productos de las familias campesinas en los programas sociales del Estado se enfrenta a mil argumentos burocráticos o argucias técnicas para no cumplirla. Pero cuando hablamos de campesinos en el Perú no estamos aludiendo exclusivamente a temas productivos. El mundo campesino es el principal reservorio de las culturas en nuestro país, y de las tradiciones que identifican y cohesionan a cada una de nuestras regiones. Confiando en un futuro mejor, celebremos entonces no solo a quienes nos dan de comer, sino también a quienes son la expresión más prístina de nuestra identidad cultural. <>

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* Tomado de LA REVISTA AGRARIA AÑO 26 Nº 206, p.3; publicada por Centro Peruano de Estudios Sociales (CEPES)



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