AL ESTE DEL PARAÌSO
César Hildebrandt
En
HILDEBRANDT EN SUS TRECE Nº 683, 26ABR24
E |
scucho involuntariamente a un hombre hablar por
teléfono en el parque donde Óscar me pasea y confirmo que la vida es absurda.
El tipo repite fórmulas, miserias de la cotidianidad, promesas que sabe que no
podrá cumplir. Como Vallejo me persigue, recito mentalmente: “...que es lóbrego mamífero y se peina”.
Un perro de la calle me embosca en una luz roja. No
quiero verlo porque sé que voy a sufrir como los perros de la calle, pero no
puedo evitarlo: lo miro, calibro su soledad, su sufrimiento, la penuria de sus
días, la inexistencia de dios. La luz del semáforo cambia y parto. Debí recogerlo,
arroparlo, darle un nombre. Soy un canalla por no hacerlo. Como Vallejo me
persigue, recuerdo: “como el doblez del
codo / de mi propia camisa abotonada”.
Pobreza (El Comercio) |
Vallejo y esta ciudad atroz se llevan bien. La gente
sufre en público, los perros solicitan tu piedad, las mendigas te arrinconan
con la mirada, el miedo pisotea charcos. Lima es una de las ciudades
bombardeadas durante la guerra civil española y Vallejo está en Valencia en un
congreso de escritores. Estamos en 1937 y van a bombardear los cementerios.
De la locura de vivir en Lima quisiera hablar, de
esta ciudad que duele como si te disparara cada vez que la miras quisiera que
fueran mis columnas, pero eso es algo que no me está permitido.
El menú es carcelario y está allí: la fiscal
podrida, los abogados con un parche en el ojo, la derecha y sus chancros, la
izquierda y sus disfraces, el congreso que ejerce el oficio más antiguo del
mundo y que legisla a destajo, los pasitos laterales de la alias presidenta de
la república, la prensa y sus negocios, las siglas de los partidos apestosos,
la televisión del teleprónter. Es la paila. Es la sopa de Herodes. Es lo que
queda del Perú. Es la dieta que te ahuyentará el alma y te rebanará el buen
gusto. Es la cadena perpetua dictada por un juez obeso que sonríe al decirte: “No
podrás hablar de otra cosa que de la política peruana”.
Chinochet |
La política peruana se hacía cuando Haya se sentaba
con Ravines y Beltrán quería ser candidato. Y se hizo más tarde cuando los
militares hicieron reformas para evitar que estas fueran impuestas por las
guerrillas. Y prevaleció después cuando el Apra, Acción Popular, la izquierda y
el PPC representaron visiones del futuro. Esa política empezó a morir cuando
las bestias de Sendero creyeron incendiar la pradera y crearon al bombero
fascista que, al final, vino a salvamos disfrazado de japonés empeñoso. Entre
Sendero y Fujimori, la política, como expresión de alternativas y actividad
decorosa, fue aniquilada. El Perú binario del terruqueo, la derecha imbécil y
el neoliberalismo tan intocable como Eliot Ness es obra del chino Fujimori y de
Abimael Guzmán, el camboyano. Al este del paraíso es el domicilio del Perú. <>
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