EL PERÚ
COMO UN ATORO
César
Hildebrandt
En
HILDEBRANDT EN SUS TRECE Nº 676, 8MAR24
E |
l Congreso del hampa
produjo su mitosis.
Ahora tendremos un
parlamento de diputados y un recinto “pensante” de senadores.
El problema es que no
hay partidos políticos -queda el zombismo del Apra, una gotera de agua sucia
de Acción Popular, la banda arada del fujimorismo- y es por eso que ambas
cámaras volverán a llenarse de gentuza.
La inteligencia huye de
la política, la gente de bien hace arcadas cuando le hablan de los Acuña y los
Luna y las gárgolas del alanismo enmascarado.
La política en el Perú
se ha convertido en esta fetidez. Y ahora tendremos dos cámaras de
sinvergüenzas vendiendo sus votos y canjeando su impunidad con alguna fiscal
salida del arroyo.
Encima, los forajidos de
la actualidad podrán reciclarse si obtienen los votos necesarios porque la
reelección inmediata también se ha consagrado.
Mechain en PERU21 |
Mientras tanto, el señor
Alberto Otárola tiene que dejar el escenario después de un audio porno en el
que braguetea su papel de jefe imaginario de Recursos Humanos de alguna entidad
(pública o privada, no importa). Y después de la vergüenza y de su renuncia
obligada, sale con descaro a lanzar mensajes extorsivos y a decirle a la
derecha que está disponible para cualquier eventualidad. Como por ejemplo,
ocultar cadáveres. Su currículum vitae así lo dice.
La indecencia nunca fue
tan exhibicionista en este país carcomido. Nunca asistimos con tan cobarde
resignación a la destrucción de las instituciones y a la difuminación de la separación
de poderes. Nunca hemos sido, como ciudadanos, tan poca cosa.
¿O sí?
¿Acaso no lo fuimos con
Leguía, que corrompió el país hasta que un milico burro lo golpeó desde
Arequipa?
¿No lo fuimos con Odría,
que quiso matar a Haya de la Torre y lo mantuvo cinco años asilado en una
embajada?
¿No lo fuimos con
Velasco, que quiso ser un Robespierre mangache?
¿No lo fuimos,
recientemente, con el fujimorismo purulento que, desde 1995, creó una
maquinaria cuyo único propósito era permanecer en el poder para saquear el
Estado y servir al líder y a quienes lo rodeaban?
Sí, es cierto, pero esta
vez es peor.
Leguía tenía una visión
de país, un concepto del desarrollo, una manera de entender nuestras relaciones
internacionales. Era la burguesía bilingüe y en acción.
Odría, que fue la
respuesta feroz a la agitación todavía marxistoide del Apra, fue el cachaco de
los agroexportadores pero también el promotor de nuevos derechos laborales y de
una infraestructura educacional que no puede subestimarse.
Velasco hizo la reforma
agraria que el Apra había prometido. abrió compuertas del ascenso social v se
enfrentó a una oligarquía que terminó venciéndolo. Pero nadie puede decir que
Velasco no tenía un propósito y una idea clara de cómo arrebatarle banderas a
la izquierda comunista.
Y al Fujimori de su
primer periodo no se le puede negar lo hecho en relación al manejo económico y
a la lucha contra el senderismo.
Pero la señora Boluarte
no habría sido ni la secretaria de la PCM de ningún gobierno. Sus intereses
terminan donde acaba su apéndice nasal y su programa consiste en durar todo
lo que pueda.
No hay perspectiva
alguna de país en este gobierno escuálido secuestrado por el fujimorismo y su
morralla. Un Congreso ilegítimo chalequea a un Ejecutivo repudiado. Cuarenta y
nueve muertes costó asustar a la gente. Esa es la descripción policiaca de la
política peruana.
Ahora la señora Boluarte
se desprende de su excitado primer ministro y nombra a otro guardaespaldas en
su reemplazo.
Por Chillico |
El mensaje del “cambio
de gabinete” es muy claro: seguiremos haciendo lo que nos da la gana -es decir,
muy poco- mientras el Congreso lo permita.
¿Y los pobres, los de
las ollas comunes, los barridos del mapa en las operaciones de desalojo? ¿Y la
dase media que se esfuerza por seguir en esa franja y ve amenazada su condición
por la recesión? ¿Y los emprendedores que viven con las justas y no tienen
tiempo ni siquiera para indignarse?
¿Esos no cuentan?
No, no cuentan. El Perú
es un atoro amarronado que Sedapal no puede remediar. Es Boluarte defendiendo a
su hermano, es la derecha que festeja su éxito, es la izquierda que se tragó el
cianuro. Es Fujimori en el Jockey Plaza anunciando lo que suederá. Es el país
que sería fácil no amar. ■
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