jueves, 13 de agosto de 2020

PUNEÑOS NOTABLES: IGNACIO FRISANCHO PINEDA



Por: Guillermo Vásquez Cuentas

PALABRAS NECESARIAS
Los temas históricos, no son privativos de aquel campo del conocimiento humano que los historiógrafos pudieran reclamar como de su exclusivo dominio. El Ingeniero Ignacio Frisancho Pineda, especializado más bien en la temática propia de la Física y la Química Nucleares, demuestra con este libro que es correcta la afirmación con que iniciamos estas necesarias palabras.
Y hace esa demostración sin proponérselo. Llevado de la mano por su amor a Puno, nos brinda una visión general de las tempranas peripecias de la ciudad más importante del altiplano peruano; visión que es al mismo tiempo enjundiosa y relacionadora de datos puntuales, de pormenores, de imágenes y símbolos, que don Ignacio buscó pacientemente y encontró en un trabajo de muchos años, buceando entre escritos decoloridos, hojeando expedientes añosos, examinando viejas publicaciones que se libraron del fuego o de los ratones, de los auténticos y de los otros.
A lo largo de las páginas de «De Aldea a Ciudad. Trayectoria Histórica de Puno», muchos mitos y leyendas forjadas en nuestra difusa y a veces contradictoria tradición histórica, son traídos abajo por la contundencia de datos que aparecen en documentos de autenticidad indiscutible hasta ahora ignorados. Por eso leer este libro resulta apasionante, porque es encontrarse con sorpresas a cada paso.
Temas claves -y polémicos- para entender el pasado puneño son abordados aquí. La "fundación española" de la Villa de Puno, sus primeros pobladores, la importancia que adquirió la actividad minera, las variaciones urbanísticas de la ciudad en el tiempo, las marchas y contramarchas en la construcción de la hoy catedral de Puno, la descripción de los hechos que durante la gesta tupacamarista vivió el poblador citadino, el famoso «caso del Escudo de Puno y la Duquesa De los Ríos», el papel gravitante que cumplieron ciertos personajes poco conocidos en el nacimiento y adolescencia de la ciudad de Puno, son temas que desfilan uno tras otro por estas páginas como sacados del olvido y desprendidos del velo de confusiones con que estuvieron cubiertos.
Tal vez podamos observar un acentuado localismo en el enfoque, pero nos lo explicamos justamente por la delimitación del tema hecha por el autor. Nos puede también llamar la atención el uso en muchas partes del contenido, de juicios de valor que pierden aceleradamente su vigencia en los tiempos actuales, pero esto no es sino producto del respetable sistema de ideas que informan ese enfoque. Quizá habríamos deseado ver otra estructuración temática. Por supuesto, comentarios como estos no pueden afectar en absoluto la importancia de este esforzado producto intelectual ni la gran utilidad que el texto habrá de reportar al conocimiento de la historia de Puno.
Precisamente, uno de los mayores méritos de esta obra es el de proporcionar datos esclarecedores para esa historia, puesto que muchos de ellos llegan por primera vez al conocimiento público. Los estudiosos de estos temas se verán sin duda apoyados por la cantidad e importancia de los datos que aporta el ingeniero Frisancho a la labor de investigación histórica y a la historiografía regional y nacional. Así, parecería que las quejas del poeta José Luis Ayala en su artículo "Puno: Siglos sin historia escrita" (Rev. Perú Profundo N° 3) son escuchadas al fin y se empieza a escribir el pasado de Puno por los propios puneños.
Ignacio Frisancho Pineda pertenece a una familia formada bajo el signo del trabajo intelectual, de la predilección por el manejo de papeles y tinta de imprenta, de la proclividad hacia el sugestivo mundo del negro sobre blanco. Por ello, no podía dejar de ser fiel al ejemplo de su ilustre padre y leal a los logros de sus distinguidos hermanos, Samuel y David, que han destacado como él, en el oficio de escribir, de editar, de publicar, en fin, de comunicarse siempre con su pueblo y de trabajar por su mejor destino. Hay que decirlo, es necesario decirlo así con claridad, porque debemos vencer los egoísmos y celos entre los trabajadores puneños de la cultura; debemos combatir de una vez los escamoteos y retaceos a las virtudes de los demás; es preciso reconocer los logros de aquellos que participan en los esfuerzos por rescatar y dar relieve a lo mejor de las creaciones culturales de la gente que pobló y habita hoy la gran meseta kollavina.
En este sentido y pidiendo permiso a los puristas de la práctica editorial -y al mismo autor-, aprovecho esta singular oportunidad para llamar la atención de mis paisanos puneños sobre el descollante papel que para la Cultura Puneña ha cumplido desde hace muchos años y desde su periódico, el Dr. Samuel Frisancho Pineda, uno de los hermanos del autor.

Cierto es que es una figura discutida, pero también lo es que ningún observador objetivo del acontecer puneño en el presente siglo, ni ningún analista serio, pueden dejar de reconocer las nítidas y sobresalientes contribuciones de Samuel Frisancho Pineda, a lo que Alberto Valcárcel Acuña identificó alguna vez certeramente como "la puneñidad". Pero sus aportes son tanto más nítidos en la dimensión cultural de la realidad de Puno. Es tiempo de hacer justicia a su persona, dejando testimonio del agradecimiento del pueblo de Puno a su obra.
Muchas de las ricas informaciones que este libro contiene, han debido salir sin duda, del valiosísimo archivo, biblioteca, hemeroteca que Samuel Frisancho posee. Es necesario y conveniente para la cultura de Puno y del Perú, para su historia, impedir que con ese repositorio documental ocurra lo que ocurrió con la Biblioteca Municipal de Puno, con la Biblioteca del Colegio San Carlos, con la Biblioteca de la Universidad Nacional del Altiplano, todas virtualmente saqueadas por los enemigos de la cultura puneña.
Que al recorrer estas páginas, tomemos conciencia de la valía del acervo documental de Puno. Despleguemos toda nuestra capacidad creativa para plantear formas de acción que visen la seguridad y permanencia de ese invalorable patrimonio cultural de todos los puneños.
Las próximas generaciones nos lo agradecerán.

Lima, octubre de 1996

Guillermo Vásquez Cuentas
Comité de Investigación y Desarrollo 
de la Asociación Cultural Brisas del Titicaca. 1996

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