domingo, 18 de agosto de 2019

GRAN CANTANTE AYAVIREÑA

EDITH RAMOS GUERRA:
“CANTO CON LA VERDAD, CON PASIÓN, CON EL ALMA”
"Hago música que existe, que tiene vida, que no merece estar muerta ni en el olvido, porque es el esfuerzo de nuestros ancestros". Es el sentimiento de Edith Ramos, una cantante genuina, que puso todo su conocimiento académico, su técnica vocal y su vasta experiencia al servicio de nuestra música andina tradicional. José María Arguedas estaría orgulloso y feliz de escuchar sus canciones. Edith presentó su disco “Cantos del camino”.

Por: Rumi Cevallos Flórez LA REPÚBLICA 16AGO19

¿Eres soprano de coloratura?
Soy soprano ligera, pero no pertenezco a la corriente de sopranos líricas andinas o de coloratura. Soy cantante de música tradicional.
¿Dónde naciste?
En el norte de Puno, Ayaviri, nudo de muchas naciones. Tenemos suerte de sentir, diferenciar y saborear su música.
¿Dónde te formaste?
Estudié canto en el Instituto Leandro Alviña Miranda (Cusco) y el Conservatorio Nacional de Música.
Y alguna vez te cuestionaron... si tienes formación académica ¿por qué cantas música de campesinos?
Sí, me lo han dicho, incluso en Puno. Yo les respondo con respeto: ¿Y está mal? ¿Y dónde quedan mis ancestros y mi comunidad? ¿cantan mal? ¿Su técnica está mal? Pero si es música que trascendió cientos y cientos de años. Por ejemplo, Sonia Ccahuana, del Cusco, nos ofrece la técnica de las Ch’aiñas. Gracias a su fortaleza, a su lucha podemos escucharla y escucharlos cantar así.
¿Qué hacer entonces?
Estudiar su técnica y sistematizarla. ¿No es válido algo que trascendió? Es música que sirve para bendecir la tierra, para curarnos, para cantar a la vida. ¿Por qué tendría que estetizarla si he llorado y sentido cantar así?, ¿por qué no cantar de la misma manera, sin una técnica o un título que diga que soy soprano ligera o lírica? Simplemente canto con la verdad, con pasión, con el alma.
Es música tradicional...
Es música viva. Es la que el pueblo recibe como tradición. La escuché de mi familia, de mi pueblo, como otras del ande peruano. La música que hacía José María Arguedas constituía una herida abierta, y él se atrevió a cantar como campesino. Esa voz que no se escuchaba y que fue tomada y estilizada por los mestizos. José María vivió en los dos mundos y se atrevió. Se reían de como lo cantaba, pero lo hacía con tanta honestidad. Es eso, la música es para cantarla con mucha sinceridad. Respeto todo modo de abordar un tema musical, pero es importante escuchar su legado.
¿Rescatas música tradicional?
No soy rescatista. Hago música que existe, que tiene vida, que no merece estar muerta ni en el olvido, porque es el esfuerzo de nuestros ancestros. Es la lucha de los migrantes que llegaron a Lima en los 40 y a quienes les cerraron la boca, llegaron con la vergüenza de ser quechuahablantes o aymaras. Esa música no tiene por qué morir.



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