Omar Aramayo en Facebook
La Sra. Yanina de la
Riva Sardón, durante 25 años ha tenido la sagacidad y la paciencia de
coleccionar, año tras año, los afiches que publicitan y testimonian la
Festividad de la Virgen, que convoca a cientos de miles de peruanos, entre el 2
y 14 de febrero. Una tarea que requiere amor, y sobre todo cuidado para
conservar estos afiches que de no ser debidamente tratados tienden a perderse.
Es una historia de la Fiesta de la Candelaria, inusitada. No solamente una colección, es una historia, es narrativa; cuenta la tradición de esta Festividad en los últimos 25 años. Debemos aclarar que la tradición del afiche se inició desde mucho antes, es memorable aquel danzante moreno, fotografiado por la carísima puneñista Alfonsina Barrionuevo en los años 80, por ejemplo. En esta fotografía observamos al personaje con un traje bordado en hilos de plata y recamado en pedrería. Los comunicadores sociales, los historiadores, los folclorólogos a partir de ahora tendrán que tener en cuenta esta faceta, la afichística, que Yanina de la Riva, ha tenido la gracia y el cuidado de coleccionar.
Esta colección pone sobre el tapete la necesidad del anhelado museo del folclore, donde se pueda tener una exposición permanente, que ilustre al estudiante y al visitante foráneo, la visión gráfica del culto a la Virgen, a través de imágenes como la misma Virgen; de los danzantes nativos, de los diablos y morenos, y sobre todo de los sikuris en toda su variedad, los leit motivs más visibles en el conjunto que comentamos.
Instituciones privadas como las cervecerías, las empresas gasificadoras, los bancos, los propios conjuntos; y por cierto la Municipalidad de Puno y el Gobierno Regional, a los largo de los años, han sido son los auspiciadores de esta tradición. Yo aspiro a que el Gobierno Regional Puno, se convenza de una vez por todas a apoyar iniciativas como ésta; y emprender la realización del museo del folclore.
Un afiche, por definición, es un grito; en este caso se acercan más, por el mensaje textual, a un datzibao. A veces, demasiado presentes los logos de las empresas “auspiciadoras”. La colección nos debe ayudar a repensar más al género mismo, tanto como los motivos y el mensaje que deseamos dar al mundo. El afiche es la síntesis de la comunicación, un grito.
Es una historia de la Fiesta de la Candelaria, inusitada. No solamente una colección, es una historia, es narrativa; cuenta la tradición de esta Festividad en los últimos 25 años. Debemos aclarar que la tradición del afiche se inició desde mucho antes, es memorable aquel danzante moreno, fotografiado por la carísima puneñista Alfonsina Barrionuevo en los años 80, por ejemplo. En esta fotografía observamos al personaje con un traje bordado en hilos de plata y recamado en pedrería. Los comunicadores sociales, los historiadores, los folclorólogos a partir de ahora tendrán que tener en cuenta esta faceta, la afichística, que Yanina de la Riva, ha tenido la gracia y el cuidado de coleccionar.
Esta colección pone sobre el tapete la necesidad del anhelado museo del folclore, donde se pueda tener una exposición permanente, que ilustre al estudiante y al visitante foráneo, la visión gráfica del culto a la Virgen, a través de imágenes como la misma Virgen; de los danzantes nativos, de los diablos y morenos, y sobre todo de los sikuris en toda su variedad, los leit motivs más visibles en el conjunto que comentamos.
Instituciones privadas como las cervecerías, las empresas gasificadoras, los bancos, los propios conjuntos; y por cierto la Municipalidad de Puno y el Gobierno Regional, a los largo de los años, han sido son los auspiciadores de esta tradición. Yo aspiro a que el Gobierno Regional Puno, se convenza de una vez por todas a apoyar iniciativas como ésta; y emprender la realización del museo del folclore.
Un afiche, por definición, es un grito; en este caso se acercan más, por el mensaje textual, a un datzibao. A veces, demasiado presentes los logos de las empresas “auspiciadoras”. La colección nos debe ayudar a repensar más al género mismo, tanto como los motivos y el mensaje que deseamos dar al mundo. El afiche es la síntesis de la comunicación, un grito.
En 25 años es notable la variedad de estilos, contenidos, personalidades plásticas, que han intervenido. Pues, los artistas puneños participantes en esta tradición afichística, son numerosos; aunque algunos de ellos sean reincidentes, como Aurelio Medina “Mosho”, José Luis Barriga “JOLUCAB” y Lucas Pinazo, tanto como artistas de connotación nacional: Alcides Catacora Y Juan de la Cruz Machicao. Tenemos afiches absolutamente saturados, barrocos, churriguerescos; como otros realizados en acuarela, que se dejando llevar por un material que requiere agilidad plástica y espiritual. También están los afiches donde participa una mano naiv o ingenua, infantil. Tanto como la presencia de los jóvenes y talentosos fotógrafos de Puno, que tienen una extraordinaria oportunidad para difundir la cantidad infinita de imágenes que brinda la fiesta; lo que configura un conjunto de doscientos treinta afiches, variado, rico, de múltiples tonalidades, que requieren ser contemplados por un espectador que no ha tenido la oportunidad de ver el conjunto anteriormente.
irremisiblemente. Menciono este tema, porque tengo un querido amigo pintor, que durante 15 años, hizo esta misma tarea, pero que no le puso el cuidado necesario y cuando quiso revisar la colección, los afiches se habían pegado entre sí, dado los elementos químicos de la impresión. Podemos afirmar con toda seguridad que es una historia gráfica, que debería ser sometida a uno y varios estudios de semiótica, por cuanto evidencia el interés de los diferentes temas que los artistas plásticos puneños han escogido para representar, en estos afiches que se imprimen anualmente, en dos o tres versiones, de acuerdo a las instituciones públicas o comerciales llamadas a contribuir con el desarrollo y la importancia de la Festividad.
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