sábado, 22 de septiembre de 2018

EN LA COCINA DE UNA LEY DE HIDROCARBUROS


(ESTILO CACHACIENTO O ANIMUS JOCANDI)

A EXPLOTAR NUESTRAS RIQUEZAS*
En “HILDEBRANDT EN SUS TRECE” N° 413, 21SET18
Y
a están las jaurías del marxismo y sus compin­ches protestando por el proyecto de ley de hi­drocarburos que la lideresa de Fuerza Popular está impulsando.
Se trata, como se sabe, de un proyecto que el señor Pedro Pablo Kuczynski dejó en el Con­greso y que constituirá, de aprobarse, un hecho histórico: por primera vez en décadas el Perú se pone a la altura de las necesidades de inversión en hidrocarburos promoviéndola con es­tímulos razonables, regalías bien pensadas y plazos de concesión convincentes.
Los peruanos no tenemos el ca­pital como para explotar el petró­leo y el gas con que la naturaleza nos ha regalado. Necesitamos el concurso de capitales externos que estén dispuestos a correr ries­gos, a encontrar las riquezas y a explotarlas pagando en impues­tos lo que corresponde a un régi­men especial que lo que trata es sacar de la parálisis al sector hidro­carburos. Y lo mismo vale para los exhaustos yacimientos petrolífe­ros del norte.

Sobre ese proyecto habló la li­deresa Keiko Fujimori con el pre­sidente Vizcarra. La presidenta de Fuerza Popular le dijo al primer mandatario que su partido, adalid de los intereses de la nación, esta­ba muy interesado en el proyecto dejado por Kuczynski, porque así le convenía al país. Y el presidente Vizcarra estuvo de acuerdo.
Ahora viene la bichería caviar y el oenegismo verduzco dizque ambientalista a decirnos que debemos tener mucho cuidado, que las tribus de los no contac­tados están en peligro, que la Amazonia está bajo amenaza, que el Amazonas podría morir en el intento y que, en fin, estamos regalando nuestros recursos naturales.
Era de esperarse. El doctor Alan García, que tanto éxito tuvo en el combate contra la pobreza durante su segundo y esplén­dido gobierno, llamó a esta gente "perros del hortelano". Y puso el dedo en la llaga hablando, con ira por demás justificada, de aquella política que consiste en no explotar nuestras riquezas en nombre de un paraíso inexistente y de una cultura minorita­ria que no puede decidir en nombre de los 31 millones de pe­ruanos.
Con el viejo chantaje de las identidades bajo peligro y los presuntos desmanes ambientales de la industria extractiva, el caviarismo nos quiere inyectar el curare del inmovilismo.
No les importa el país. No les interesa el desarrollo. Su dema­gogia es inagotable. Hablan de daños futuros, de regalías que aún no se han fijado, de concesiones que podrían perfectamente negociarse. Pero hablan, sobre todo, de una pureza inexis­tente, de minorías étnicas que rechazan el desarrollo, de viejos caciques preocupados por "la invasión occidental". ¿Ignora el caviarismo que en nuestra región selvática lo peor es el subde­sarrollo y lo que este significa? ¿Ha visto nuestro rojerío la po­breza de los caseríos en nuestro oriente, su necesidad de pos­tas, médicos, colegios, Estado? El gran enemigo de la selva es la pobreza y la nueva ley de hidrocarburos, que deberá aprobarse en los próximos días, está hecha para mejorar el nivel de vida de aquella desdichada región de nuestra patria.
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·        Publicación de REUNIÓN DE ASOCIACIONES POR EL TRABAJO Y LA ARMONÍA SOCIAL, (RATAS)

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