viernes, 26 de junio de 2015

PATRIMONIO CULTURAL DEL PERU

MUSICA DEL SIKURI MAÑAZO
Jesús Santisteban Ávila (1)
El Conjunto Sikuris del Barrio Mañazo en Puno ostenta Reconocimiento como Patrimonio Cultural de la Nación. Título actualizado en términos de exaltación al quehacer colectivo de aquella comunidad de personas, en permanente adhesión a sus costumbres, anhelos, devociones. Oportunidad sensible dirigida a la juventud universitaria del entorno, para incrementar acciones que permitan difundir el universo secreto de los años transcurridos.
Recibiendo distinción de Ministro de Cultura Lima 2012
De mano con la música creada para sensibilizar la convivencia social del pueblo lacustre del Titicaca, los sikuris del Mañazo aprendieron –hace muchísimo- a expandir por los aires altiplánicos del Perú un rango de tonalidad con niveles de Oración plegaria, devoción a la fiesta de febrero y convocatoria al pueblo a compartir la alegría y el mensaje de sus creaciones.
El trabajador mañazo adherido a la tarea de comercio itinerante y visitador de ferias y pueblos, jamás olvidó la presencia de su instrumento de viento depositado en el bolsillo interior izquierdo, para ensayar sus creaciones o reafirmar la novedad de las recientemente aprendidas.
Llegada la estación de ensayos para la fiesta de febrero, los músicos se reunían para intercambiar experiencias melódicas y de ellas brotaba un cancionero de sensibilidad artístico musical pensando en cada lugar y oportunidad de participación: desde el alba en el cerrito de Huajsapata, hasta el saludo a la víspera y sus alferados.  Ocupando el frontis de la iglesia dedicada a la Mamita Candelaria como escenario, abrigados con ponchos y chalinas los mañazos interpretaban su música durante cuatro horas compartidas, entre la admiración de su pueblo y la devoción por la fiesta.
Después vendría sucesión de marchas acompañando la procesión por calles de la ciudad, visitas y regocijo hasta el día final de los Kacharparis. En todo aquel recorrido una mancha compacta de público seguía los pasos del Conjunto. Donde fuera, ahí estaban la juventud, los trabajadores y amigos del Mañazo. Porqué ese seguimiento?
Por el impacto singular de aquella música, expresión de tonadas difundidas para alegrar la vida y atenuar las incomodidades: nuestro pueblo, sus barrios, su gente buscaban oportunidad de acercamiento para aprender aquella sinfonía que, pasada la fiesta, se convertía en el silbo que acompaña la labor del artesano en su taller; el susurro de los hombres y mujeres del campo, y la repetición a cargo de la bohemia musical puneña incomodando warikes y cantinas de Mi menor. Y cuando no, también para propiciar estudios y teorías de diferentes connotaciones.
Noche Histórica
La música antigua del Conjunto Sikuris del Barrio Mañazo es la que hoy inspira a este servidor los términos de un recuerdo imborrable. Aquel nivel melódico alcanzado por el conjunto aludido constituye, sin duda, uno de los principales elementos de identificación con nuestras colectividades. Y esa música es la que necesita ser estudiada y promovida. La juventud del entorno barrial tiene el encargo de investigarla. Entrevistar a personas de mayor edad y publicar todo aquel sistema de convivencia convertido hoy en escuela de cultura.
 Formar parte de un grupo humano significante como Patrimonio Cultural, herencia cultural para el conocimiento de los pueblos, contiene responsabilidad que no debería ser postergada.
Puno -nuestro lugar de origen- nos enseñó a capturar dos expresiones de su entorno enigmático. Primero asombrarnos al observar la inmensidad de sus paisajes, su composición cromática, su expresión de contrastes; y, paralelamente, convivir con los arpegios, los giros de la música tradicional puneña. Aquella música que no reconoce ni necesita autor, ni título de fachada. Esa música nacida de los grupos sikuris que se acrecienta tratando de imitar la dimensión vertical de los cerros circundantes.
  De aquellos tiempos de nuestra juventud inquieta, guardamos aún dos tonadas, dos melodías, dos sikureadas del conjunto Barrio Mañazo, todavía cuando uno de sus guías era el señor Cutipa. Con ellas a veces iniciamos el despertar del día, muy cerca del Alba, en oración personal dirigida al Inti jalsu.

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