LIMA PERU 26
JUNIO 2015
PROMISCUIDAD
César
Hildebrandt
Tomado
de: “HIDEBRANDT EN SUS TRECE” N° 256, 26JUN15, p. 9
La noticia la
dio Fernando Vivas: la CONFIEP y la Asociación para el Fomento de la
Infraestructura Nacional (AFIN) han sugerido oficialmente la creación de un
fondo privado que sea repartido entre los partidos políticos que participen en
las elecciones.
Que el señor
Vivas difunda entusiasmadamente tal iniciativa, no debería sorprendernos. Él es
un respetable comentarista de TV, un disciplinado trabajador del Grupo El Comercio
y un aspirante a la figuración a cualquier costo.
Pero he aquí
que viene el señor Augusto Álvarez Rodrich, mandamás periodístico de Frecuencia
Latina, y festeja en el diario "La República" tamaña iniciativa. Y
añade, además, que "la ONPE hizo suya la idea y presentó al Congreso el
proyecto que crea el Fondo Electoral Empresa y Democracia con donaciones
voluntarias y deducibles de impuestos a distribuirse mediante reglas fijadas de
antemano y no en función de quién me conviene que gane...". Claro, matiza
el asunto diciendo que esos fondos deberían correr paralelos al sistema de
financiamiento público de los partidos políticos. No lo dice, pero como que lo
insinúa: 50 y 50. Cincuenta por ciento de la CONFIEP y AFIN y cincuenta por
ciento del Estado que, al final, como Humala lo ha demostrado, trabaja para
ellas. Cerco cerrado. Clic de candado. Vacuna contra las tentaciones
heréticas. Cinturón de castidad contra violadores del pensamiento único.
Aleluya.
¿Se imaginan?
No les basta con secuestrar presidentes, ganar en mesa cuando han perdido en
la cancha, acosar con su artillería de sicarios editoriales a quienes desafinan
o reniegan del modelo ultraneoliberal impuesto entre tanques y lodos por la
banda de Alberto Fujimori. No, no les basta. Ahora quieren financiar
directamente a los candidatos a la presidencia, meter en el redil a todo aquel
que merodee una elección importante, sellar el lomo de los aspirantes con un
hierro candente que diga "Bonanza" (o algo por el estilo). ¿Y será
posible que la ONPE esté tan podrida o reblandecida para aceptar esta amable
sugerencia y convertirla en un proyecto de ley que ya está en la mesa de partes
del Congreso?
Ya no se
quiere una democracia contaminada por los intereses particulares. Se aspira a
una farsa en la que el poder del dinero financie la partidocracia con el único
objetivo de mantener las cosas como están.
¿Se imaginan
la subasta por lo bajo? ¿Los forcejeos en el café del Westin? ¿Los regateos en
el mismo lugar donde la señora Nadine toma té de hierbas con su flamante
asesor? ¿Las promesas a cambio de fondos en alguna oficina de la constructora
más importante del país?
La impudicia
de la propuesta está allí. Lo que nos deja estupefactos es que haya gente respetable
que la trate de vender como algo sano que evitará la opacidad del
financiamiento partidario. En todo caso, esa opacidad se volvería
transparencia si cambiaran las leyes que rigen a la ONPE y al JNE y si el
poder judicial y la fiscalía hicieran bien su trabajo.
Bueno, me
digo: ¿acaso los premios de periodismo del Instituto de Prensa y Sociedad
(IPYS) no están auspiciados por la firma brasileña Odebrecht, metida hoy en
una colosal marisma de sobornos? Sí, pues. Las fronteras en el Perú se adelgazan.
La promiscuidad es una tendencia. ■
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