ROSPIGLIOSI LARVARIO
Shanna Taco
En HILDEBRADNT EN SUS TRECE Nº 750, 19SEP25
Si Femando Rospigliosi fuese alcanzado por un toque de lucidez,
volvería a leer las columnas que escribió en "Caretas" y sentiría
vergüenza. En su caso, recordar es morir.
“¿Qué
tienen en común el líder serbio Radovan Karadzic, el general haitiano Raoul
Cedras, el dictador cubano Fidel Castro y el congresista peruano Carlos Torres
y Torres Lara? Todos se han quejado amargamente de la intolerable intervención extranjera, referida siempre a dos
asuntos: derechos humanos y democracia”,
escribió Femando Rospigliosi hace 20 años en una de sus columnas para la
revista “Caretas”.
Entre 1992 y el 2001, Femando Miguel Rospigliosi
Capurro escribió más de mil textos de opinión para la revista que dirigió
Enrique Zileri. En todos ellos defendió fervientemente los fueros internacionales,
clamó justicia para las víctimas de los abusos militares y no se ahorró adjetivos
para varios de sus actuales colegas de partido.
ROUND 1: DERECHOS HUMANOS
El 27 de julio último Rospigliosi lanzó un iracundo
tuit desde su cuenta de "X” contra la Comisión de Derechos Humanos. El organismo
internacional se había pronunciado en contra de la ley de amnistía para
militares y policías involucrados en las masacres ocurridas entre 1980 y 2000.
“Muy bien Ministerio de Justicia al rechazar la
insolente injerencia de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos,
defensora de terroristas y delincuentes. Pretenden decirle al Congreso y al
Gobierno qué leyes se pueden aprobar y cuáles no, pisoteando la soberanía del
país como si fuéramos una colonia de la mafia caviar internacional. Es hora de
dejar de pertenecer a esa nefasta CIDH”, escribió.
Es probable que el Rospigliosi de febrero de 1994 hubiera vomitado bilis frente a ese texto. En esa época, el legislador publicó una columna que decía:
“El recurso de apelar al nacionalismo para
justificar atentados contra los DD.HH. y la democracia, no es nuevo. Es un
instrumento que proporciona réditos inmediatos y fáciles. No importa si quienes
lo utilizan incurren en flagrantes contradicciones […] basta pues de hipocresías.
No se trata de que el oficialismo tenga aversión a la intromisión extranjera.
Acepta la que necesita con la que está de acuerdo. Y rechaza la que interfiere
con su política autoritaria”.
Al año siguiente, en junio de 1995, el parlamentario
le dedicó tres columnas a “la infame ley de amnistía” promulgada el 14 de ese
mes y declarada inconstitucional en 2001. Aquella ley -escribía el ahora
fujimorista-, buscaba “liberar a los asesinos” de La Cantuta y Barrios Altos,
En sus textos descargó un golpe directo contra el régimen:
“…el gobierno (de Alberto Fujimori) y la cúpula militar
hicieron lo indecible para ocultar a los responsables”.
Y aquí una pulla a su nueva amiguísima Martha
Chávez:
“(En La
Cantuta) los desaparecidos fueron
asesinados. La ridícula teoría del autosecuestro, sustentada por los
encubridores afincados en el Congreso Constituyente, se desmoronó sin remedio
[...] contribuyen a afianzar una campaña que tiene un propósito claramente
definido: encubrir las violaciones de los DD.HH. cometidas por las fuerzas de
seguridad”. El texto lo escribió el 11 de marzo de 1993.
La masacre de La Cantuta seguía fresca cuando Rospigliosi
lanzó otro dardo. No podía tolerar a “encubridores” del crimen.
“Quedan pocas dudas que los nueve estudiantes y el
profesor fueron secuestrados y asesinados, y que los autores del crimen son
militares. [...] ¿Cómo es posible que una persona que contribuyó a encubrir el
secuestro y asesinato de diez personas presida la Comisión de Fiscalización
del Congreso? [....] Sabemos que el Perú es el país de la impunidad. Pero esto
ya es demasiado”, escribió en diciembre del 93.
Rospigliosi ha tratado de justificar su
fujimorización argumentando que
“35 años después esos militares y policías han sido
perseguidos implacablemente por la mafia caviar”.
Rospigliosi militó en los años 70 en el partido Vanguardia
Revolucionaria. En la década siguiente fue uno de los fundadores de la Asociación
Pro Derechos Humanos (Aprodeh).
“Aprodeh se fundó para ayudar a la Comisión de Derechos
Humanos de la Cámara de Diputados. Si alguien sabía de las graves violaciones
de derechos humanos en esa época era Rospigliosi. No sólo seguía el tema sino
que lo investigaba y analizaba”, recuerda Liliana Panizo, otra de las
fundadoras de la ONG.
Carlos Rivera, director del IDL y exabogado de
Rospigliosi, recuerda que el parlamentario conducía un programa radial
dedicado a analizar casos de derechos humanos.
Si bien ya entrado el nuevo milenio había dado
algunas señales de su capacidad para jugar a doble cachete, fue en el 2020
cuando sucumbió a los encantos venales de Keiko Fujimori.
Desde entonces ha defendido públicamente no sólo a
la heredera sino al patriarca, Alberto Fujimori. El congresista promovió la
restitución de su firma en la Constitución de 1993 y argumentó para que el exdictador
recibiera pensión vitalicia. En diciembre del 2020 fue presentado como miembro
del equipo técnico de Fuerza Popular.
Rospigliosi se ponía al servicio de alguien a quien
consideraba el epítome del “autoritarismo y la mediocridad”, un presidente que
-en sus palabras- ni siquiera entendía que su nombre era un insulto en el
diccionario político latinoamericano.
Las más rabiosas columnas que Rospigliosi le dedicó
a su flamante líder histórico las escribió en 1995, con motivo de la guerra
del Cenepa.
“Fujimori le mintió al Perú cuando afirmó que los
invasores habían sido desalojados”,
escribió, acusándolo de la “más grande mentira de las muchas que ha vertido a lo largo de estos
cinco años”. Cuando el presidente apareció bañándose con el torso desnudo
en una poza mientras los soldados seguían combatiendo, escribió que se trataba
de “una de las imágenes más chocantes y
grotescas de la espantosa guerra”.
También lo llamó corrupto en más de una oportunidad:
“Con un
presidente que es el primero en violar las reglas
-escribió-, que consiente a asesores
inescrupulosos y destruye la capacidad fiscalizadora del Congreso [...], la
corrupción se extiende y corroe las instituciones”.
Y en octubre del 95 dijo del chino de la yuca y el
tractor:
“Impone su propia ley en el país, al igual que las
combis la imponen en las calles, sin respetar reglas ni instituciones”.
El 2 de mayo de 1996, cuando estalló el escándalo
por la compra de armas soviéticas, Rospigliosi lo comparó con el corrupto
Carlos Menem. “Ambos son presidentes de
estilo autoritario y, como casi siempre ocurre en estos casos, la corrupción
florece en sus gobiernos”, escribió.
En diciembre de 1996 selló su veredicto con una
frase que hoy lo dejaría sin bancada:
“La perpetuación de Fujimori no es el mal menor
frente a un eventual caos. Sería, en realidad, el mal mayor”.
ROUND 3: EL CONGRESO
Rospigliosi, el de los 90, hizo el perfil de
aquellos políticos candidatos a ser captados por el fujimorismo. Lo graficó
con precisión en sus columnas, lo dibujó el modus operandi del poder y
ridiculizó a quienes terminaban siendo parte de ese engranaje.
En su columna publicada el 27 de mayo de 1993 decía
que los llamados a las filas del fujimorismo son “subordinados mediocres y sin
carácter”. Cuando Martha Chávez encabezó la lista parlamentaria, Rospigliosi
se burló de la exparlamentaria.
“Que la lista la encabece Martha Chávez reafirma que
la característica que Alberto Fujimori más aprecia es la obsecuencia. Pues la
única virtud que ha exhibido esa congresista en estos años es su defensa al
cien por ciento de todo lo que hacía y decía su jefe. Incluyendo, por cierto,
su eficaz labor de encubrimiento de la corrupción y la violación de los
derechos humanos durante el presente régimen”, escribió.
En aquella columna Rospigliosi concluía que el
Congreso de Chávez era “uno de los
peores del siglo”.
Y el 19 de diciembre de 1996 Rospigliosi publicó una
columna sobre la Comisión de Fiscalización del Congreso. Sugería cambiarle de
nombre y llamarla “Comisión de Encubrimiento de la Corrupción Gubernamental”.
Poco después escribió otro texto en el que describía al Perú como
“desmemoriado país” incapaz de recordar a los siniestros personajes que lo
gobiernan. A Femando Rospigliosi nadie lo va a olvidar. <:>


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