NO AL GOLPE
Cesar
Hildebrandt
Tomado
de HILDEBRANDT EN SUS TRECE Nº 641 23JUN23
U |
n golpe de Estado fabricado en covachas, perpetrado
por miserables, aplaudido por el hampa periodística está en pleno proceso de
consolidación y, sin embargo, el silencio cunde.
Mi país asiste resignadamente al encumbramiento de
lo peor que ha parido la política sin partidos.
Lo están logrando. Y como gritaba Chávela Vargas,
quieren más, quieren todo.
Ahora van por la Junta Nacional de Justicia, a la
que acusarán de no haber sancionado a Zoraida Ávalos, a quien acaban de abatir
sin razón jurídica alguna.
La banda del Chino está interesada en meterle el
diente a la JNJ[1] porque así -están seguros-
lograrán librar a su cabecilla, la señora Fujimori, de la condena que la
amenaza por lavar dinero y fingir donaciones altruistas. Y a la carne de
presidio que puebla el Congreso le interesa canjear impunidad por votos. En eso
están la derecha momia de siempre, la izquierda que habría hecho vomitar a José
Carlos Mariátegui y los furgones del acuñismo, Somos Perú, Podemos y la
escombrera de Acción Popular.
El Perú hiede.
Está en la cárcel, merecidamente, el campesino que
traicionó al destino y a su clase. Está entre rejas por bribón y por golpista
fallido. Pero tras ese episodio el Perú se ha hundido en otra infamia: una
analfabeta funcional, desde Palado, ha convertido al fujimorismo, a la derecha
arcaica y a ciertos sectores de la izquierda lumpen en eventuales cogobernantes.
Y el golpe cómico de Castillo ha devenido golpe real con la concentración de
poder a la que estamos asistiendo. La derecha manda y el congreso gobierna. Una
dictadura parlamentaria ha tomado el poder a espaldas del país.
¿Quién juzgará a quienes están destruyendo lo que
quedaba de institucionalidad democrática? Por ahora, nadie. La Fiscalía de la
Nación es el patio trasero del proyecto antidemocrático concebido por la
derecha que perdió las elecciones e inventó la teoría del fraude para
desconocerlas. Y el poder judicial, más corrompido que nunca, tiembla de sólo
pensar en enfrentarse a tamaña maquinaria.
Estamos atrapados. Y lo estaremos más cuando de la
cloaca congresal salga el instrumento “legal” que permita enjuiciar
“políticamente” a los miembros del poder electoral. El tema está en agenda y el
propósito es hacer del Jurado Nacional de Elecciones, la ONPE y el Reniec otro
baño público donde los Cueto y las Chirinos hagan lo que más saben hacer.
En el segundo lustro de los años noventa, el Perú
exhalaba una variada fetidez. Esos vapores han vuelto. Y proceden de los mismos
crímenes, el mismo desamor por el país, la misma codicia.
¿Podemos hacer algo?
Que cada uno responda por sí mismo. En nuestro caso,
hemos dejado constancia, desde hace largas semanas, del golpe de estado en
marcha. Ahora podemos decir que el quebrantamiento de la Constitución se ha
consumado.
La señora que permitió la matanza de Huamanga y
Juliaca se ha aliado con la derecha más procaz y ha construido el gobierno por
el que la gente no votó. El gobierno de la señora Boluarte ya no sólo es ilegítimo,
sino que empieza a ser, abiertamente, anticonstitucional.
Ahora resulta que el balbuceo del almirante Montoya
es discurso oficial y que el programa conjunto del fujimorismo, Renovación
Popular y Avanza País es el pensamiento guía en el régimen de quien fue
ministra y colaboradora de Castillo. Es que en la farsa democrática que
vivimos, la derrota puede ser victoria y el pueblo es la vieja comparsa de los
caballeros. Nuestra condena histórica es que si ayer, con Sendero Luminoso,
tuvimos la izquierda armada más salvaje que el marxismo-leninismo pudo
imaginar, hoy nos gobierna la derecha más rupestre de este continente. ■
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