lunes, 21 de noviembre de 2022

ENERGIA HIDROELECTRICA EN PUNO: SAN GABAN II

     AGUA Y ENERGÍA

      Escribe: Guillermo Vásquez Cuentas

     Gota a gota, hilo a hilo, el agua que baja desde las nieves eternas del imponente “Allenkapac”, coloso de la cordillera de Carabaya, da nacimiento a múltiples riachuelos  que pasan a formar el río Macusani que se lanza culebreando hacia los bajíos de la selva de Puno.

     A pocos kilómetros de ese gigante, en la misma cordillera, los deshielos del nevado Quellma tributan sus aguas al río Corani, que en su trayecto cada vez más abrupto, rompiendo millones de veces contra cantos rodados de todo tamaño depositados desde siempre en su lecho y contra rocas y peñones de toda  forma y dimensión que lo flanquean, junta sus aguas con las del Macusani formando el río San Gabán. Esa unión se da en una encrucijada donde la densa floresta ofrece el verdor predominante de su colorido, roto de tramo en tramo por largas, delgadas y blanquísimas caídas de agua que se precipitan desde las cumbres de los cerros que forman el Cañón del mismo nombre.

     Al llegar al Tabinapampa, una parte del alborotado torrente del San Gabán -que en época de lluvias cobra magnitud respetable-, es desviado por grandes ataguías para ser depositado en una gran laguna artificial, hasta completar ciento cuarenta mil de metros cúbicos. De ese embalse, el agua -ya bajo control humano-, es llevada a través de un conducto cubierto hasta la boca de un soberbio túnel que ha invadido las entrañas de un altísimo cerro de granito. Desde aquí, el líquido -ahora manso-, recorre entre silente y rumoroso algo más de los siete mil metros de ese inmenso tubo rectilíneo, ocupando por poco sus tres metros y medio de diámetro y desplazándose en la oscuridad de una mínima gradiente. Deja en el camino otros dos túneles o “ventanas” (las de Uruhuasi y Casahuasi) que van a su encuentro desde cielo abierto y que permitirán acceder a él y mantener el óptimo cumplimiento de su función encausadora.

     Al final del largo acueducto, a la altura de Tunquiri, el agua se precipita violentamente por otro conducto de seiscientos cincuenta metros de largo inclinado a sesenta grados. La caída, es facilitada por dispositivos hidráulicos que resuelven los efectos físicos que ella comporta.

     Al término del salto, un corto recorrido horizontal divide el veloz caudal en dos ramas a través de sendos tubos de acero. El agua se vuelve a dividir en cinco potentes chorros en cada caso, los que al impactar en las cucharas de las ruedas “pelton”, hacen girar las dos turbinas a quinientas veinte revoluciones por minuto. La fricción que se opera en los generadores, dispuestos encima de las turbinas, hace que aparezca y se manifieste esa maravilla natural que es la energía eléctrica.

    El agua, cumplida su noble función cinética productora de energía, es devuelta al río San Gabán, después de recorrer casi un kilómetro a través de un túnel de descarga.

    Turbinas, generadores, y muchas otras máquinas y equipos se encuentran en una gran caverna horadada en el corazón de la montaña. Desde allí, la fuerza invisible más rápida que el rayo, se desplaza envolviendo gruesos cables que recorren medio kilómetro de galería, hasta el “patio de llaves”. En este lugar la electricidad es potenciada, transformada, manejada y tratada a través de tantos artefactos que finalmente lanzan la magia energética a través de los cables de una Línea de Transmisión que conduce 138 kilovoltios hasta la subestación de Azángaro, después de remontar la cordillera y recorrer 160 kilómetros.

     Desde Azángaro la energía eléctrica se inserta en el veloz torrente del Sistema Interconectado del Sur del Perú y llevada por los distribuidores hasta los hogares, los comercios, las fábricas, las calles y plazas de la Gran Meseta, para ser empleada en cada vez más numerosas aplicaciones.

     El agua, productora de energía, contribuye así a las posibilidades actuales y futuras del mejoramiento constante de las condiciones existenciales del poblador altiplánico. El agua es una vez más, fuente que alimenta la vida, esta vez mediante la energía que su movimiento hace posible. j

 

 

 LA CENTRAL HIDROELECTRICA SAN GABAN II

 En 1994 el Ing. Mario Samame Boggio era el Ministro de Energía y Minas, el Vice Ministro de Energía Ing. Luis Ampuero Salas, puneño nacido en Huancané, apoyaron en forma decidida la aprobación para que se efectúen los estudios del proyecto de factibilidad de la Central Hidroeléctrica San Gabán.

El periodista Alejandro Guerrero hizo un documental sobre la famosa e histórica “Marcha de la Mechachuas” en Puno, cuyo mensaje ea resaltaar la importancia de la pronta construcción de la Central Hidroeléctrica San Gabán para Puno y el Perú. Este documental, a pocos días de emitido, fue solicitado por Palacio de Gobierno.

Durante el desarrollo de un forum sobre la necesidad de construir la Central Hidroeléctrica San Gabán, el entonces Presidente del Club Departamental Puno en la ciudad de Lima, Coronel Ejercito Peruano (r) Miguel Angel Valdivia Talavera, encarnando el sentir del pueblo de Puno, llegó a decir –metafóricamente, por supuesto- "¡¡ a quién hay que matar para que se haga realidad San Gabán? ...Yo me ofrezco de voluntario!!".

El organismo regional de desarrollo de Puno, creó una oficina especial para la promoción y ejecución del Proyecto San Gabán II, que estuvo a cargo del Ing. Gustavo Flores Flores, desde donde se impulsó exitosamente esa aspiración colectiva de los puneños. El primer estudio de factibilidad de la Central Hidroeléctrica de San Gabán tuvo 58 observaciones, pero salvadas ellas y las que se formularon en sucesivos estudios, se encaminó el propósito desarrollista, salvando muchas dificultades y obstàculos.

La construcción de la Central Hidroeléctrica San Gabán II tuvo tres licitaciones públicas internacionales truncas.  En la cuarta fue la vencida, después de obtenido el financiamiento y satisfechas las necesidades y condicionamientos que un megaproyecto exige. Así se abrieron las puertas para su realización. La construcción terminó en 1999 y la inversión alcanzó los 155 millones de dólares USA.

La actual demanda de energía eléctrica de Puno es de 40 MW, aproximadamente, y el potencial estudiado del río San Gabán es de 455 MW considerando cuatro centrales previsibles en distintos lugares del curso del río carabayino.

Para iniciar el aprovechamiento del potencial hidroenergètico del rio San Gabán, se optó por La Central Hidroeléctrica San Gabán II, la misma que tiene como Potencia instalada 110 MW aunque su Potencia Efectiva llegue a los 115,7 MW.

En su origen el agua es captada del rio San Gabán y conducida por un túnel de 7 Km de longitud hasta el punto de salto al que llega con un caudal de algo más de 19 m3 por segundo. El salto es de 650 m. de altura aproximadamente. Es con la fuerza de la caída que se mueven dos turbinas Pelton de eje vertical, cada una de las cuales produce 55 MW, energía que se ofrece al consumo doméstico e industrial a través de la red eléctrica del Sistema Eléctrico Interconectado Nacional (SEIN).




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