POBREZA Y PROTECCIÓN
Carolina Trivelli
E |
l
incremento en la incidencia de la pobreza presentado ayer es brutal. El 2020 ha
sido duro -pandemia, pérdida de empleos, descapitalización, etc.-, sobre
todo en lo urbano y en particular en Lima (donde la pobreza pasó de 14% a
27,5%). La pobreza rural subió también y sigue siendo muy alta y mucho mayor
que la pobreza urbana (46% vs. 26%).
En lo
rural el incremento de pobreza fue menor que en lo urbano, porque su actividad
central, el agro, se mantuvo activa.
Esto
tiene que ver con las dinámicas y estacionalidad propias del agro: cuando
comenzó la pandemia, los campos estaban sembrados y la demanda por alimentos
cayó solo moderadamente. El agro actuó como un colchón de protección. Sin
embargo, por esta misma estacionalidad seguro veremos aún algunos impactos
negativos en el 2021. Muchos agricultores no tuvieron recursos suficientes para
sembrar y por ello no han podido mantener toda su tierra en producción; o
pasaron a cultivos de menor inversión, pero también de menor rentabilidad.
El
impacto en el ámbito rural fue menos duro, también, porque cuenta con una mejor
red de protección social. No solo los programas sociales tienen mayor cobertura
(y experiencia), sino que existen organizaciones sociales, locales y
comunitarias que activamente lograron proteger a sus miembros en los momentos
más difíciles.
En lo
urbano las familias han tenido acceso a menos protección. Sea porque sus
mecanismos de protección tradicionales no fueron relevantes para enfrentar a
esta crisis (apoyo de familiares, trabajar más, entre otros) o porque la
protección social urbana es largamente insuficiente (limitada cobertura de
programas sociales, poca relevancia de la protección social asociada a los
contratos laborales formales dado que los hogares más pobres trabajan
informalmente, etc.). Además, las organizaciones sociales y comunitarias son
débiles y se activaron tardíamente (salvo los comedores populares y ollas
comunes).
Las
ayudas del Estado fueron relevantes, pero insuficientes. No llegaron a todos y
cuando llegaron no alcanzaron para mitigar la magnitud de la crisis. Llegaron
mejor a lo rural, donde había más infraestructura de protección social y donde
el monto transferido tuvo más impacto; y llegaron menos a lo urbano, donde el
Estado tenía menos relación directa con los ciudadanos y no los tenía bien
registrados ni caracterizados.
La
recuperación económica ayudará a reducir estos niveles de pobreza, pero muchos
peruanos, y en particular muchas peruanas, no podrán acceder a los beneficios
de la recuperación. Es por ello que incluso con una recuperación económica
vigorosa tendremos que hacer más para revertir estas cifras de pobreza: aún
necesitamos programas de emergencia con atención focalizada para quienes la
están pasando peor (para permitirles enfrentar la situación actual y para que puedan
recuperar sus medios de vida cuanto antes); es imprescindible implementar
estrategias diferenciadas para lo urbano y lo rural; y urge articular una red básica
de protección social para todos los ciudadanos que impida efectos tan devastadores
en una próxima crisis. Esto debería estar en el centro del debate electoral. ▒▒
CERCA A LA MITAD DE LOS PUNEÑOS SON POBRES !!! |
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