domingo, 28 de marzo de 2021

TROFEOS DE GUERRA EN LA HISTORIA PERUANA

 HUÁSCAR NO,

DIGNIDAD PERUANA, SÍ

Escribe: Guillermo Vásquez Cuentas

Publicado en HOJA INFORMATIVA , octubre de 2010

Hacen pocos días que el Ministro de Defensa de Chile, Jaime Ravinet, insinuó la posibilidad de que el monitor "Huáscar" hoy buque-museo, antes buque blindado peruano y después chileno, pueda ser "devuelto" al Perú.

En el país del sur la declaración de Ravinet ha sido objeto de duras y casi unánimes críticas, sobre todo por quienes sostienen que el "Huáscar" es un "trofeo de guerra histórico imposible de cederse" y que en el mejor de los casos "no están dadas las condiciones de confianza mutua" para que esa posibilidad encuentre asidero. El ex-presidente Aylwin es de los pocos que creen que la tal devolución sería "una buena idea y un buen acto" que pondría fin a antiguas rencillas.

En nuestro país, medios de prensa y los políticos de siempre han desatado en torno a la idea, un debate poco edificante. Hay sobre el tema opiniones para todos los gustos.

Hay quienes estiman que soltar una idea como esa, aparece como un acto paternalista que solo busca llamar la atención sobre la superioridad militar chilena de antes y de ahora, al punto de que entre sus lujos está el de ser misericordiosos y generosos con los vencidos, devolviéndonos algo de gran valor para noso­tros desde que fue el escenario material de la epopeya de uno de nuestros más grandes héroes: Miguel Grau Seminario. A propó­sito, fue él quien anticipándose al inevitable final de gloria dijo "si llegase el caso, el Huáscar cumplirá con su deber aun cuando tenga la seguridad de su sacrificio". Y así lo cumplió.

Los hay también quienes postulan con mucha razón, que el retorno de los trofeos de guerra —como es el "Huáscar", hoy una reliquia chilena— a sus lugares de origen, no debe ser debido a la magnanimidad del que los obtuvo en acción de armas, sino por la misma vía por la que fueron apropiados. Los trofeos de guerra no se regalan, no se obsequian, se ganan, pierden o recu­peran en la lucha, en el combate. Muchos casos de la historia refuerzan esta tesis.

El ahora silente escenario de alto heroísmo
El vicepresidente del actual gobierno Almirante Giampietri, ha desempolvado la antigua propuesta de hundir el "Huáscar" en las aguas marinas que fueron escenario del combate de Angamos, lo cual tendría que ser acordado entre ambos países. Sería un homenaje a Grau, al mismo marino chileno Prat y a quienes murieron en ese buque —reflexiona el "héroe de El Frontón"— y sería un acto solemne que sellaría la paz duradera entre ambos países. De paso se cumpliría así la decisión de la oficialidad peruana que quedo al mando del mismo después del sacrificio de Grau; decisión que no pudo cumplirse debido al abordaje de la marinería chilena.

Esa propuesta tiene como antecedente (aunque unilateral) el hundimiento de lo que quedaba de la escuadra peruana el 6 de enero 1881, cuando "la corbeta Unión así como otros barcos peruanos entre los que estaban el monitor Atahualpa y los transportes Rímac, Limeña, Ocoña, Marañón y Chalaco, así como algunas lanchas, fueron incendiados y hundidos para que no cayeran en poder de los chilenos".

La captura del "Huáscar" fue el principio del fin de la guerra con Chile. Refiere Jorge Basadre en su monumental "Historia de la República del Perú" que un Boletín del Ministerio de Guerra de Chile anunció alborozado: "El terror de los mares, el fantasma de nuestras costas, la eterna pesadilla, ha caído vencida"

NO A LA DEVOLUCIÓN

Desde nuestra óptica, sería indigno aceptar que un arma letal que nos combatió con efectos de lamentar, volviera a nosotros.

Hay que tener en cuenta que el Huáscar estuvo más años al servicio de Chile que de Perú. En manos peruanas estuvo solo ciento treinta y siete días (del 21 de mayo de 1879 al 8 de octubre de 1879). En cambio sirvió y sigue sirviendo a Chile durante más de cien años.

El Huáscar", después de ser incorporado a la escuadra chilena, fue utilizado contra el Perú para la destrucción de bienes y muerte de peruanos durante las muchas correrías que realizó en manos chilenas por nuestros puertos y dominio marítimo.

Así, entre los hechos más saltantes tenemos que, tal como se describe imparcialmente en "La Ilustración Española y Ameri­cana, Tomo XX p. 379, frente a Arica el 17 de marzo de 1872 "...apercibidos los buques acorazados chilenos "Cochrane" y "Huáscar" (subrayado nuestro) y el de madera "Amazonas" rompieron fuego contra el buque peruano "Manco Cápac" el que, semi-incendiado, logró ponerse a salvo". El Manco Cápac se encontraba protegiendo el desembarco de provisiones para Arica, al mando del Comandante Villavicencio.

El Huáscar estuvo entre las naves chilenas que bloquearon el puerto de El Callao en octubre de 1880 como acto de hostigamiento antes de la invasión del ejército chileno. El 23 de abril de ese año enfiló sus baterías en el primer bombardeo de ese puerto, causando destrozos y muerte con sus disparos.

En los predios chalacos se gestaron algunas tentativas — lamentablemente fallidas— de volar los buques enemigos mediante torpedos, lo que provocó las iras vengativas de los chilenos, que procedieron el 10 de mayo a un segundo bombardeo del Callao, esta vez a cargo de siete barcos chilenos, entre los que estaba el "Huáscar".

El 6 de diciembre de ese mismo año en un combate entre lanchas torpederas peruanas y chilenas en la rada del Callao, las naves bloqueadoras, entre las que también estaba el Huáscar, participaron en apoyo a las del país invasor.

Con lo expuesto, creemos que basta y sobra para oponerse a una eventual "devolución" del Monitor "Huáscar", por elemen­tales criterios de dignidad nacional.<>




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