DIGNIDAD PERUANA, SÍ
Escribe:
Guillermo Vásquez Cuentas
Publicado en HOJA INFORMATIVA , octubre de 2010
Hacen
pocos días que el Ministro de Defensa de Chile, Jaime Ravinet, insinuó la
posibilidad de que el monitor "Huáscar" hoy buque-museo, antes buque
blindado peruano y después chileno, pueda ser "devuelto" al Perú.
En el
país del sur la declaración de Ravinet ha sido objeto de duras y casi unánimes
críticas, sobre todo por quienes sostienen que el "Huáscar" es un
"trofeo de guerra histórico imposible de cederse" y que en el mejor
de los casos "no están dadas las condiciones de confianza mutua" para
que esa posibilidad encuentre asidero. El ex-presidente Aylwin es de los pocos
que creen que la tal devolución sería "una buena idea y un buen acto"
que pondría fin a antiguas rencillas.
En
nuestro país, medios de prensa y los políticos de siempre han desatado en torno
a la idea, un debate poco edificante. Hay sobre el tema opiniones para todos
los gustos.
Hay
quienes estiman que soltar una idea como esa, aparece como un acto paternalista
que solo busca llamar la atención sobre la superioridad militar chilena de
antes y de ahora, al punto de que entre sus lujos está el de ser
misericordiosos y generosos con los vencidos, devolviéndonos algo de gran valor
para nosotros desde que fue el escenario material de la epopeya de uno de
nuestros más grandes héroes: Miguel Grau Seminario. A propósito, fue él quien
anticipándose al inevitable final de gloria dijo "si llegase el caso, el
Huáscar cumplirá con su deber aun cuando tenga la seguridad de su
sacrificio". Y así lo cumplió.
Los hay
también quienes postulan con mucha razón, que el retorno de los trofeos de
guerra —como es el "Huáscar", hoy una reliquia chilena— a sus lugares
de origen, no debe ser debido a la magnanimidad del que los obtuvo en acción de
armas, sino por la misma vía por la que fueron apropiados. Los trofeos de
guerra no se regalan, no se obsequian, se ganan, pierden o recuperan en la
lucha, en el combate. Muchos casos de la historia refuerzan esta tesis.
El
vicepresidente del actual gobierno Almirante Giampietri, ha desempolvado la
antigua propuesta de hundir el "Huáscar" en las aguas marinas que
fueron escenario del combate de Angamos, lo cual tendría que ser acordado entre
ambos países. Sería un homenaje a Grau, al mismo marino chileno Prat y a
quienes murieron en ese buque —reflexiona el "héroe de El Frontón"— y
sería un acto solemne que sellaría la paz duradera entre ambos países. De paso
se cumpliría así la decisión de la oficialidad peruana que quedo al mando del
mismo después del sacrificio de Grau; decisión que no pudo cumplirse debido al
abordaje de la marinería chilena.El ahora silente escenario de alto heroísmo
Esa
propuesta tiene como antecedente (aunque unilateral) el hundimiento de lo que
quedaba de la escuadra peruana el 6 de enero 1881, cuando "la corbeta
Unión así como otros barcos peruanos entre los que estaban el monitor Atahualpa
y los transportes Rímac, Limeña, Ocoña, Marañón y Chalaco, así como algunas
lanchas, fueron incendiados y hundidos para que no cayeran en poder de los
chilenos".
La
captura del "Huáscar" fue el principio del fin de la guerra con
Chile. Refiere Jorge Basadre en su monumental "Historia de la República
del Perú" que un Boletín del Ministerio de Guerra de Chile anunció
alborozado: "El terror de los mares, el fantasma de nuestras costas, la
eterna pesadilla, ha caído vencida"
NO A
LA DEVOLUCIÓN
Desde
nuestra óptica, sería indigno aceptar que un arma letal que nos combatió con
efectos de lamentar, volviera a nosotros.
Hay que
tener en cuenta que el Huáscar estuvo más años al servicio de Chile que de
Perú. En manos peruanas estuvo solo ciento treinta y siete días (del 21 de mayo
de 1879 al 8 de octubre de 1879). En cambio sirvió y sigue sirviendo a Chile
durante más de cien años.
El
Huáscar", después de ser incorporado a la escuadra chilena, fue utilizado
contra el Perú para la destrucción de bienes y muerte de peruanos durante las
muchas correrías que realizó en manos chilenas por nuestros puertos y dominio
marítimo.
Así,
entre los hechos más saltantes tenemos que, tal como se describe imparcialmente
en "La Ilustración Española y Americana, Tomo XX p. 379, frente a Arica
el 17 de marzo de 1872 "...apercibidos los buques acorazados chilenos
"Cochrane" y "Huáscar"
(subrayado nuestro) y el de madera "Amazonas" rompieron fuego contra
el buque peruano "Manco Cápac" el que, semi-incendiado, logró ponerse
a salvo". El Manco Cápac se encontraba protegiendo el desembarco de
provisiones para Arica, al mando del Comandante Villavicencio.
El Huáscar estuvo entre las naves chilenas
que bloquearon el puerto de El Callao en octubre de 1880 como acto de hostigamiento
antes de la invasión del ejército chileno. El 23 de abril de ese año enfiló sus
baterías en el primer bombardeo de ese puerto, causando destrozos y muerte con
sus disparos.
En los
predios chalacos se gestaron algunas tentativas — lamentablemente fallidas— de
volar los buques enemigos mediante torpedos, lo que provocó las iras vengativas
de los chilenos, que procedieron el 10 de mayo a un segundo bombardeo del Callao, esta vez a cargo de siete barcos
chilenos, entre los que estaba el "Huáscar".
El 6 de
diciembre de ese mismo año en un combate entre lanchas torpederas peruanas y
chilenas en la rada del Callao, las naves bloqueadoras, entre las que también estaba el Huáscar, participaron en apoyo a
las del país invasor.
Con lo
expuesto, creemos que basta y sobra para oponerse a una eventual
"devolución" del Monitor "Huáscar", por elementales
criterios de dignidad nacional.<>
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