LECTURAS
INTERESANTES Nº 804
LIMA
PERU 12 ENERO 2018
VOLVIO USTED A HACERLO,
SEÑOR KUCZINSKI
César Hildebrandt
Tomado de “HILDEBRANDT EN SUS TRECE” N° 379, 12ENE18
p. 12
L
|
o hiciste mal otra vez, presidente.
SOMOS, El Comercio |
Tendrías que haber optado por un indulto político y
enfrentado la situación desde esa perspectiva. Eso hacen los líderes que creen
estar obrando bien (como Santos con la pacificación de Colombia, tú sabes).
Pero volviste a tomar el atajo, la senda oscura, y
escogiste el “indulto humanitario”, aunque para eso tuviste que festinar
trámites, adulterar hechos y violar la ley. Con el riesgo de que el “canceroso
en fase terminal” y el “fibrilante amenazado” saliera a una casa de lujo desde
donde ha empezado a dar consejos a todos los peruanos (¡milagro patentado por
el doctor Aguinaga!).
Pero hiciste más, señor presidente: te metiste en el
asunto Pativilca y blindaste a Fujimori zurrándote en las fechas y plazos y en
los fueros jurisdiccionales.
De modo que lo que pudo ser un gesto de grandeza y
generosidad se convirtió, gracias a tu vocación por las sombras, en una
maniobra de abogados de Azángaro. Y las citas del pobre Borea se fueron por el
inodoro.
No asumo, por si acaso, como argumento, ciertas
histerias discursivas presentes en los alegatos de alguna izquierda. A mí el
fujimorismo planeó matarme, como le consta a los colegas de “La República”, y
me correspondería, en todo caso, estar al frente de la ira más vieja. Combatí a
Fujimori desde que fue candidato y más tarde, cuando se me cerraron todas las
puertas en el Perú, hube de vivir en España por un periodo de cuatro años. Fui
el director de “Liberación” cuando difundimos las primeras pruebas bancadas de
los robos de Vladimiro Montesinos y me echaron de otros dos programas de la TV
por combatir a esa mafia repugnante.
Mientras otros asesoraban a Hurtado Miller o se
ganaban la vida negociando con el Estado infectado por el fujimorismo, hubo
quienes no dimos tregua en la lucha contra la banda.
De modo que a mí no me van a dar clases de
antifujimorismo. Mi desprecio por el fujimorismo no se alimenta de la basura
del pasado. Es desprecio vigente y actual en la medida en que Keiko Fujimori
encama, duplicados, los vicios de su padre. Y por eso Fuerza Popular -estoy
convencido de ello- no es un partido político que acepte las reglas democráticas:
es la organización que simulará modales tolerantes mientras prepara el segundo
y probablemente final asalto sobre las instituciones. Su actitud en el Congreso
y el talante arrabalero de sus voceros y escribas son apenas el aviso de lo que
serán si llegan otra vez al poder.
No era mala idea indultar políticamente a Fujimori
para precipitar la corrosión de la maquinaria fujimorista. Si resultaba
desagradable ver al “patriarca” en la calle, resultaba más que intolerable
ver al fujimorismo parlamentario como una aplanadora conducida por un chofer
de combi.
Quebrar ese diseño de coerción y chantaje que nos
llevaba al despeñadero podía ser un relámpago ajedrecístico que iluminara la
noche.
RECONCILIADOS. Hildebrandt en sus trece |
Pero para eso se requería coraje. Se requería que el
indultador se aliase con los disidentes de Fuerza Popular y con los grupos
políticos que se habían negado a votar por la vacancia presidencial. Se
requería hacer de Fuerza Popular (versión keikista) el gran adversario. Se trataba
de hacer política, no de mearse los pantalones por enésima vez. Se trataba de
nombrar un gabinete brioso y con miras políticas y no este triste remedo de continuismo.
Porque ahora resulta que tras el indulto formalmente
manchado -y reversible en instancias internacionales si la causa de Pativilva
prospera- tenemos que el señor Kuczynski apuesta por la reconciliación con el
fujimorismo en general. La verdadera traición no es haber liberado a Fujimori,
como piensan algunos tiranosaurios que jamás hablan de lo que pasaba en las
dictaduras comunistas y que creyeron que los senderistas eran “hermanos extraviados” en la gran marcha
de Yenán y que siguen sin pronunciarse
sobre los desmanes presupuestívoros de madame Villarán.
No, la verdadera traición es haber liberado a
Fujimori y estar embarcando al país en una coalición de barraganía con Fuerza
Popular. Con lo que el indulto, a la larga, no habría servido para partir sino
para unificar, bajo el reinado de Keiko Fujimori, a la única fuerza capaz de
liquidar la democracia en el Perú. Treinta monedas.
Ha vuelto el Kuczynski que elogiaba a Alberto
Fujimori en un mitin de su primogénita del año 2011. Ha vuelto el abuelo mañoso
que mete mano a las cuentas del Estado y que se hace pagar abogados caros a la
hora de enfrentar uno de los casos de su ya vasto prontuario. Ha vuelto, en
suma, lo peor del Perú.
Y, por supuesto, junto a esta ruma de harapos
personales ha vuelto la debilidad de un gobierno que no sabe qué quiere, que
ignora dónde va, que carece de metas y horizonte. Ha vuelto, en suma, el
belaundismo en una versión próxima al Alzheimer y con risa de idiota.
Habrá que buscar una salida democrática que nos
devuelva a la vigilia, a los desafíos del siglo XXI, a la tarea de
reconstruimos. Somos un país medianamente importante en América Latina. No
somos este montón de estiércol que ahora parecemos. ■
EL OTORONGO , PERU 21 |
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