LECTURAS INTERESANTES Nº 792
LIMA
PERU 1 DICIEMBRE
2014
VACANCIA DE FACTO
César Hildebrandt
Tomado de “HILDEBRANDT EN SUS TRECE” Nº 375 1DIC17,
p.12
Y
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o quiero
respetar la institución de la presidencia de la república, pero tengo un
problema. No sé dónde está el presidente. No sé qué hace el presidente, aparte de
estar en inauguraciones banales y mandar fotos de viajes sin ninguna
trascendencia. No entiendo cómo encarna su papel constitucional el señor
presidente constitucional de la república.
Lo que sí
veo es su ausencia. Palacio parece una casa espectral y presumo que por las noches
las puertas chirrían y hay broncos sonidos en los sótanos. Manchas blancas,
sabañones blanquísimos.
¿Dónde
está el presidente? ¿En qué miedo galopa inversamente? ¿Qué secretos de
Odebrecht lo atan al silencio? ¿Qué rabo de paja lo amordaza? ¿Por qué, con
todo respeto, da la impresión de estar próximo al baño?
No es que
extrañe la hiperactividad de García ni las ceremonias seudoantropológicas de
Toledo ni la palidez de los Humala. No es que sienta nostalgia por la
demagogia siempre retransmitida del presidente condenado a 25 años de prisión.
Nada de eso.
Pero en
medio del clima que vivimos, de las incertidumbres que nos persiguen, del lodo
vasto que compromete a la clase política entera, de la democracia puesta en
peligro por obra del fujimorismo, de la desconfianza generalizada que puede
comprometer la marcha de la economía, ¿no sería prudente tener a un presidente
ejerciendo su papel, su liderazgo, su mandato orientador, su arbitraje social?
Pedro
Pablo Kuczynski, por más esfuerzos que haga por parecerlo, no es ningún tonto.
¿Este repliegue suyo puede ser obra de algún consejero que lo ha convencido de
que, en su caso, y dadas sus metidas de pata, la lejanía de los medios es lo
mejor que podría sucederle? Si ese fuera el caso, menudo asesor sería ese.
Creo, sin
embargo, que la virtual desaparición presidencial de la escena política se debe
a dos razones. La primera es que PPK ha aceptado su papel secundario, el que le
ha impuesto el fujimorismo matón desde el Congreso. La segunda es que PPK no
tiene nada más que decimos. Su historia terminó el día en que, gracias al voto
del antifujimorismo, llegó a la presidencia. Es como si el veterano Kuczynski,
exhausto, se dijera que ya cumplió su tarea. Y que todo lo demás deberá fluir
inercialmente: el piloto automático de la economía, el reacomodo de las
instituciones a la luz de la nueva correlación de las fuerzas políticas, la
relación subordinada con la mayoría congresal que desconoce insolentemente su
autoridad.
Y a todo
esto se añade, otra vez, el miedo. Un miedo que paraliza, que se lleva la calma
y la voz. Un miedo que viene del Brasil cada vez que la banda de Odebrecht abre
la boca o amenaza con abrirla aún más.
Tenemos
entonces un presidente jaqueado por una oposición golpista cuyo ADN nació el 5
de abril de 1992. Y tenemos un presidente en estado de respiración asistida por
las revelaciones ya formuladas y las que pueden venir allende los bosques
amazónicos del este.
Es decir,
tenemos una caricatura de presidente, un presidente en trance de minusvalía,
un semipresidente, un cuasifantasma. Tenemos una historia de zombis.
Y si no tenemos presidente y sí, en cambio, una primera ministra
apristona y en el fondo profujimorista, más un Congreso mañoso en manos de los
herederos del fujimontesinismo y aliados del aprismo, entendido este como legado
de Carlos Langberg, si todo esto es así, digo, es que estamos a la deriva. No,
qué error. No a la deriva. Ya sabemos dónde vamos. Es que el golpe
parlamentario ya se ha producido. Es que gobiernan los que perdieron las
elecciones, los que quieren volver a ganarlas el 2021. Es que el Perú es una
zarzuela mal escrita y peor cantada. Es que no tenemos remedio. ▒
PPK en Puno. Favorito del gobernador Luque y del alcalde Flores |
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