Omar Aramayo
Cuando
era niño me contaron la historia de un joven abogado que a los pocos meses de
egresar de la universidad fue donde su padre y le dijo, padre, he resuelto ese
juicio que tú durante veinte años no pudiste hacerlo, a lo que el viejo abogado
respondió: animal, con qué dinero crees que he solventado tus estudios.
Sin
duda, los politicastros y burócratas puneños, conocedores de esta torpe
moraleja, durante décadas se han aprovechado del problema de la contaminación
del lago y lo han usado como bandera de lucha, pero ninguno, absolutamente, ha
puesto el énfasis necesario para solucionar la situación.
Es
una gran bandera, estremece a los puneños inocentes, se agita en época de
elecciones; el rédito que genera es inmenso, bastaría hacer una historia de los
presupuestos anuales que ha recibido el PELT en los últimos treinta años.
Escandaloso.
El
Proyecto Especial Lago Titicaca ha recibido millones de soles durante décadas
para dilapidarlos en situaciones accesorias. Cada gobierno ha colocado allí a
su gente de confianza, y sus fondos han servido de caja chica para las contingencias
domésticas de los congresistas oficialistas o sus aliados, para gastarlos en lo
que fuere su menester.
El
PELT fue el vientre donde se gestó la Autoridad Binacional del Lago Titicaca,
desde donde operó un señor llamado Amílcar Gaita, que hizo una serie de
concesiones a Bolivia y que hoy vive en La Paz y disfruta de todas las lisonjas
que puede recibir un ser venal. La Contraloría General de la República ni la
fiscalía de prevención del delito jamás investigaron los manejos del PELT, como
no han investigado sus gastos, obviamente están protegidos desde Lima.
Apesta |
La
contaminación que sufre el Lago Titicaca es de alto riego. El ecosistema, sus
aguas y sus especies, su paisaje, están amenazados de raíz. Muchos lagos en el
mundo eutroficaron en el pasado siglo, no sería raro que en el presente suceda
lo mismo con este hermoso espejo de agua. Todos los sentirían, los pintores y
fotógrafos, los turistas, los amantes del paisaje, pero sobre todo las
comunidades ribereñas y los pueblos que lo circundan. Porque la función termo
reguladora del lago asegura que el altiplano no se convierta en una tundra
helada y ventosa.
Ciudades
como Juliaca, Puno, Yunguyo , Copacabana, y en gran cantidad las toneladas
métricas que vienen del Alto de La Paz, contaminan con el caudal de sus aguas
negras al sagrado Lago de los Incas, la Paqharina sagrada, nada menos.
A
las tres de la tarde cuando el fuerte sol del Altiplano ha cumplido con gran
parte de su faena, en las riberas del lago, en la ciudad de Puno, estalla una
bomba de gas metano, colosal, un baño de mierda inconcebible. Y cuando llega
esta temporada, me refiero a la temporada de elecciones, aparecen los chanchos
políticos a nutrirse de la porquería, eso los hará congresistas, a alguno le
brindará una votación tal que incline la balanza para hacerlo presidente. Y
después de cinco años se repetirá la misma tragicomedia.
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