LECTURAS INTERESANTES Nº 679
LIMA
PERU 13 DICIEMBRE
2015
DENEGERI Y EL
SUICIDIO
César Hildebrandt
Tomado de “HILDEBRANDT EN SUS TREECE” N° 279 11DIC15,
p. 9
Grabé
este martes un programa con Marco Aurelio Denegri. Fue una cordial invitación
que no debía rechazar.
Denegri
es un pesimista nato y sus teorías sobre la involución mundial de la
inteligencia humana están sostenidas en algunos estudios académicos.
El
problema de los pesimistas sin remedio es que no pueden contestar la pregunta
perversa: "Si todo es así, ¿por qué no optar por el suicidio?".
Ni
Cioran, soberano de las sombras, pudo responder coherentemente tamaño desafío.
Hablamos
un rato de este asunto con Denegrí y me di cuenta de que él admira a los
suicidas. Les concede valor, determinación, consistencia. Y cree, como lo dijo
Camus, que el suicidio es el único verdadero problema de la filosofía.
Me
di cuenta, además, que Denegri vive apartado por completo del mundo de la
política, que vendría a ser un ruido indescifrable, una murmuración de
multitudes.
Me
pregunté, entonces, qué pasaría si este pesimista profesional leyera todos los
días los periódicos que se encargan de tenernos al día en cuanto a política se
refiere. O si viera la tele que monitorea a los protagonistas de nuestra
política.
¿Qué
pasaría si oyera hablar a Acuña, leer a Acuña, reflexionar a Acuña? Si Denegri
hiciera eso iría directamente al cajón imaginario que yo le invento, sacaría la
cápsula mortal que le atribuyo y se la tragaría con la tranquilidad que le
aconsejo. Es mejor el cianuro que pensar en Acuña como presidente.
¿Puede
haber algo peor que Acuña? Sí, varias cosas. Una de ellas, quizá la primera, es
la paporreta entusiasta, dictada por una sobredosis de litio, de Alan García.
Voluntarista y loco, demagogo de entraña, locuaz emplumado, García finge creer
que al ritmo de su cháchara la economía mundial se arreglará y que la crisis
regional terminará favoreciéndonos. Como si fuésemos el país que no somos: diversificado,
industrioso, institucionalmente sólido. Vende patrañas, como siempre. Y la
vanidad lo pierde. Es el Haya apócrifo editado por Chang y Carbajal y comentado
por Raúl Vargas. Si Denegrí se contaminase con su prédica, ¿qué haría? ¿Una
soga de británico estilo?
Otra
cosa tan mala como Acuña es Keiko, la primera dama de la organización
pandillera de su padre, la hija biológica y moral de un criminal que espera ser
liberado. Miente como su padre, truena como él cuando quiere ser enfática, es
astuta como aquel ingeniero ladrón de impuestos que se presentó en 1990 como la
esperanza de los desengañados. Todas las candidaturas del 2016 son de derecha,
pero Keiko añade a su continuismo feroz de mala entraña un afán autoritario.
Eso está en el ADN de un partido que se hizo mafia en los dos gobiernos que
ensució. Y eso volverá a suceder. Mientras más promesas haga Keiko, más habrá
que temerle. Como su padre, promete minuciosamente lo que no habrá de cumplir.
Es nuestra Marine Le Pen (con padre arrebatado y todo). Si el Perú fuese una
nación y no un conjunto de malquerencias, Keiko no sería ni siquiera candidata.
¿La habrá escuchado Denegri leyendo lo que le escriben los hipócritas y/o
delincuentes que la siguen? Y si la escuchara, ¿cómo terminaría el pesimista
impertérrito que es Denegri? ¿Como Mishima en la sede del ministerio de Defensa
japonés?
Y
luego está Toledo, que está por los mercados tomándose las sopas mañaneras de
la resaca y lustrando los zapatos de la nostalgia y jurando que no dijo lo que
acaba de decir. Toledo es un alucinado que cree que las cosas se repiten por
decisión propia y que ignora por qué anda tan bajo entre los encuestadores. No
tiene la menor idea de lo que Ecoteva significó en su vida y está convencido de
que su cara volverá a ser reconocida como propia por la peruanidad. Pronuncia los
apellidos anglosajones con una morisqueta contraída en Stanford pero dice
"álguienes" cuando habla de las conspiraciones que lo quieren dañar.
Si Denegri lo disfrutara, ¿qué haría? ¿Una limonada con "Campeón"?
Felizmente,
Denegri vive en su mundo de libros y esa lejanía lo exime del suicidio. <>
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